Mal tiene que estar la democracia en Ucrania para que los medios españoles tengan que recurrir a nazis y neonazis para presentarlos en España como demócratas ucranianos. Toda una tendencia que ha destapado Inna Afinogenova en su cuenta de Twitter y que ha retratado en un vídeo imprescindible para comprender el nivel de desinformación que padece España y Occidente en particular. Una desinformación que han abrazado casi todos los medios españoles, sin distinción, convirtiéndose así en gabinetes propagandísticos. Lo propio de tiempos bélicos.
De ahí que Eldiario.es tuviera la desfachatez de presentar a Teodoro Barabash como una persona que luchó por una "vida normal" en Ucrania hace un siglo y a su hija, Sonia, como una demócrata. Lo segundo sería más que debatible, pero lo primero es incuestionablemente falso, pues la "vida normal" por la que luchó Teodoro Barabash, como colaboracionista nazi, consistía en una Ucrania al servicio de Adolf Hitler y sus hornos crematorios que calcinaron a millones de personas. Tras la presión de las redes por el tuit de Inna Afinogenova, Eldiario.es decidió suprimir el testimonio de tan demócrata ucraniana. Pero el relato, tristemente, permaneció en el diario aparentemente progresista como si nada hubiera pasado.
Por desgracia, no se trata, ni mucho menos, de un caso accidental o aislado, sino que, como comentaba, se trata de toda una moda en los medios de comunicación españoles: Todo es mentira, un programa de la cadena Cuatro Televisión, entrevistó a un miliciano del Donbass con la intención de sostener el relato OTAN y el diario El Mundo pareciera haberse convertido en una gaceta para los neonazis ucranianos. Como cuando informó sobre cómo los ucranianos en Madrid estaban dispuestos a combatir a Rusia en Ucrania. Una información que, en el fragor del entusiasmo por mantener alta la moral de la tropa occidental, obvió que Ivan Vovk, con el que abren el artículo, es un neonazi. Y es que Ivan Vovk es, bueno, juzguen ustedes mismos… No parece que se necesitara, como en el caso anterior de Eldiario.es, de un gran trabajo de documentación para descubrir el pasado de Ivan, solo hay que acudir a sus redes sociales.
El mayor de los embustes: el relato OTAN
Sin embargo, la generalizada obscenidad de los medios españoles de presentar nazis y neonazis ucranianos como demócratas o la reiterada ocultación de lo realidad de Ucrania, un país títere de Occidente atestado de corrupción y tan excesivamente hospitalario con los nazis como España con los franquistas y ultraderechistas, lo cierto es que la más grave desinformación es la que afecta al núcleo fundamental de la cuestión de la crisis, la expansión de la OTAN hacia el este de Europa. Una desinformación cuyo mayor exponente lo encontramos en El País, el diario español más influyente y, también, el gran desinformador de guante blanco.
Así, el pasado 6 de febrero de 2022, el diario español publicó un especial, como si se tratara de una agencia de verificació, en el que emitió un veredicto imparcial repartiendo razones sobre las cuestiones más esenciales de la crisis entre la OTAN y Rusia. Para dotar de mayor apariencia de autoridad, legalidad y legitimidad, el texto fue firmado por los tres enviados especiales del diario en Bruselas, Kiev y Moscú –aunque la enviada en Kiev es realmente la corresponsal en Moscú–. Aparentemente, se trata de un ejercicio periodístico de transparencia dotado de una imparcialidad envidiable y elogiable, sobre todo en los tiempos que corren. Nada más lejos de la realidad.
Porque el trabajo ya empieza a colapsar en el propio título, 'Mentiras y medias verdades del conflicto ucranio: la OTAN nunca se comprometió a no ampliarse al este y Kiev no es un régimen nazi', y es que la primera parte que se supone haber verificado, 'la OTAN nunca se comprometió a no ampliarse al este', constituye no solo una media verdad como las que pretenden ajusticiar, sino el mayor y más importante embuste de la crisis que acontece.
Así, nada más comenzar, los corresponsales de El País afirman: "La OTAN se comprometió con Moscú a no expandirse al este. Falso". Para dictar semejante sentencia, casi judicial, reflejan las afirmaciones rusas –"lo repetido por el Gobierno ruso"–. Sin embargo, el enlace, sorprendentemente, no contiene afirmaciones rusas, ni oficiales ni extraoficiales, sino un artículo de opinión de Pilar Bonet titulado 'Rusia quiere rebobinar el tiempo de la OTAN'. Por lo que se ve, Pilar Bonet, que ha trabajado como corresponsal de El País en Rusia durante 34 años, ahora trabaja como portavoz oficial ruso. Y lo hace en El País, faltaría más.
Esta primera treta tiene su explicación, pues, como veremos más adelante, Vladímir Putin ha denunciado las promesas incumplidas por Occidente, no los compromisos oficiales. Ante tan contraria realidad para su inapelable veredicto, los corresponsales de El País decidieron respaldar sus afirmaciones con un enlace que la mayoría no corrobora. De esta forma, la mayoría de sus lectores creyeron que existe un respaldo que, en realidad, es inexistente.
Después de su ardid, los corresponsales emitieron sentencia contra lo "repetido por el Gobierno ruso": "la OTAN nunca llegó a ningún compromiso conocido con Moscú sobre los límites territoriales de la Alianza y desde el final de la Guerra Fría se reservó el derecho de aceptar a cualquier país que cumpliese las condiciones. Sin embargo, los aliados occidentales siempre reconocieron el caso especial de Ucrania".
El medio, fundado por franquistas, como Manuel Fraga, y dirigido durante décadas por colaboracionistas franquistas, como Juan Luis Cebrián, respaldó sus afirmaciones en documentación oficial como "el Acta final de Helsinki (1975)", "la Carta de París (1990)" y "en 1997, el acta fundacional de la relación entre la OTAN y la Rusia postcomunista".
Además, el diario, cuyo mayor accionista es el fondo de inversión norteamericano Amber Capital, señaló que, tanto la OTAN como Rusia se comprometieron a buscar "la más amplia cooperación entre los Estados miembros de la OSCE con el objetivo de crear en Europa un espacio común de seguridad y estabilidad, sin líneas divisorias o esferas de influencia que limiten la soberanía de algún Estado". Algo que, por cierto, no ha sido cumplido por la OTAN.
Una mentira repetida mil veces…
Efectivamente, no existe ni un papel por escrito que demuestre que la OTAN se comprometió con la Unión Soviética o Rusia a no expandirse al este. Lo que nadie pone en duda. De hecho, cualquiera puede acudir a la hemeroteca y comprobar que lo que Vladímir Putin defiende no es que se firmara documento alguno de compromiso de no expansión de la OTAN, sino que Occidente prometió en múltiples ocasiones no llevarla a término: "En tiempos de la Unión Soviética, al [entonces jefe de la URSS, Mijaíl] Gorbachov [...] le prometieron, verbalmente, pero aun así, que no habría una expansión de la OTAN hacia el este. ¿Y dónde están esas promesas?". Y, dado su pasado, pocos saben de lo que hablan con tanta precisión como Putin.
Así pues, en la gran cuestión para determinar quién es el agresor y quién es el agredido, El País ha desinformado tergiversando las manifestaciones rusas y negando una realidad que ni tan siquiera colaboradores tan dignos de Orwell y su '1984' podrían eliminar.
Y es que el National Security Archive de la Universidad George Washington, organismo nada sospechoso situado en la propia capital de Estados Unidos, demostró en 2017, tras analizar la documentación desclasificada por el gobierno de los Estados Unidos, que múltiples líderes occidentales prometieron entre 1990 y 1991 no expandir la OTAN hacia el este de Europa "ni una pulgada" –George H.W. Bush, James Baker, Helmut Kohl, Hans-Dietrich Genscher, Margaret Thatcher, John Major, Douglas Hurd, François Mitterrand, Manfred Woerner o Robert Gates–. Por lo tanto, salvo que el National Security Archive de la Universidad George Washington sea una farsa, El País desinforma. Engaña a sus lectores. Como lo hacen una y mil veces los medios de comunicación españoles –y occidentales–.
Y ya saben aquello sobre cómo una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad, aun cuando haya sido difundida de forma obscena utilizando a milicianos, nazis y neonazis ucranianos como demócratas, como en el caso de Eldiario.es o El Mundo, o de manera burda, enlazando la opinión de una corresponsal como si fuera una fuente oficial rusa, como en el caso de El País. Si solo hubieran sido mil veces.