Es falso que la verdad sea relativa
Está muy extendida la idea de que no existe una realidad o verdad, sino que "cada uno tiene su propia verdad", que todo es relativo. Esto supondría que hay tantas verdades como personas, es decir, que cada uno viviría en su propio mundo. Aunque se considere de mentes abiertas y tolerantes, esta creencia confunde a la persona que la cree, genera falta de curiosidad, conformismo. También dificulta la posibilidad de solucionar los conflictos y el sufrimiento.
Se percibe la realidad con ciertas distorsiones personales
Cada individuo percibe la realidad según sus condicionantes, que se forjan a través de su experiencia, su educación, su cultura, su idiosincrasia particular. Estos condicionantes dan lugar a una percepción subjetiva, a una interpretación distorsionada de la realidad. Esto es lo habitual.
Hay muchas interpretaciones de la realidad, pero en muchas cuestiones, la realidad o la verdad solo es una e igual para todos. Por supuesto que hay cuestiones subjetivas, no podemos afirmar que es más sabrosa una naranja que una manzana, pero que ambas frutas contienen fructosa es una verdad absoluta.
Otro ejemplo. Supongamos que una persona acusa a otra de estar rencorosa, y ésta dice que no es verdad. No es posible que ambas cosas sean reales al mismo tiempo, o está rencorosa o no. Otro asunto es cómo descubrir quién está en lo cierto.
La verdad solo es una, pero no nos peleemos por ella
El relativismo gnoseológico considera que no hay verdad objetiva. El relativismo moral sostiene que no hay bueno o malo en términos absolutos. Estos planteamientos, que son falsos, conllevan una gran confusión psicológica. Lo sepamos o no, hay cosas que nos perjudican y otras que nos benefician, a todos por igual. Odiar nos perjudica, sentir afecto por los demás nos beneficia, por ejemplo.
A lo largo de la historia se ha utilizado la supuesta "defensa de la verdad" para someter a otros. No permitamos que nos impongan nada, no se dejen convencer, pero ábranse a descubrir la realidad.
Corregir las distorsiones de la realidad para ser feliz
Ser consciente de que en la distorsión de la realidad está el origen del sufrimiento, empuja inevitablemente a aprender a corregir esas distorsiones.
Muchas de esas distorsiones son similares entre individuos de una misma cultura, o entre miembros de una misma familia; otras son individuales. Algunas de esas distorsiones son comunes a una gran parte de la humanidad, por ejemplo vivir creyendo que buscando el interés individual se puede ser feliz.
Las distorsiones de la realidad, que pueden ser más o menos perjudiciales, tienen su origen en ideas, creencias, conclusiones..., que se basan normalmente en suposiciones, interpretaciones erróneas, experiencias mal comprendidas, asunción de las ideas de otros... Hay innumerables cuestiones en el día a día que se van enfrentando sin reflexionar, imitando a los demás o dejándose arrastrar por sus temores.
Sin embargo, para resolver el sufrimiento es necesario descubrir la realidad que permanece oculta tras el velo de las ideas erróneas que conforman su vida, que producen una forma determinada de pensar, de interpretar lo que acontece, de sentir y de actuar. Hay que entender la realidad, tal como es, ese es el aprendizaje.
Algunas ideas absolutas
Una idea absoluta, sin tener que adherirse a ningún credo, es que la vida tiene un sentido, sentido que es común a todos. Ese sentido común es aprender. En la vida, uno aprende incluso aunque no quiera.
Otra realidad absoluta es que la bondad existe. Uno puede percibir en sí mismo esa inclinación hacia la bondad. En algunos casos como remordimientos de conciencia cuando hace algo que perjudica a alguien. También cuando se tienen buenos sentimientos. O en esa sensación de que hay algo bueno más allá de uno mismo, aunque no se sepa cómo explicarlo. O cuando se disfruta colaborando con otros. Cuando se aporta algo a los demás. Cuando se siente agradecimiento.
Para resolver lo que nos hace sufrir, y poder disfrutar de la vida, es imprescindible sentir confianza en la vida y adherirse a la bondad. Como cada uno lo conciba: bondad, verdad, dios, la vida..., siempre como algo bueno que nos sustenta, que nos ayuda, no que nos chantajea, exige o castiga. Como todo, esto no debe ser una creencia ciega, sino una comprobación personal.
Psicólogo Clínico y Psicoterapeuta, escritores. María Ibáñez y Jesús Jiménez.
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