Opinión
Petro en la ONU: una crítica mordaz a la errática política de EE.UU. contra las drogas
El presidente Gustavo Petro ha sido el principal impulsor político de un nuevo enfoque, una nueva teoría, sobre las drogas.
Intentar cambiar la política de EE.UU. al respecto incurre en evidentes peligros y una gran valentía por cómo pueda ser interpretado este discurso desde Washington.
La política hegemónica que se estableció desde los tiempos del expresidente Richard Nixon, que declaró la guerra contra las drogas por parte del Gobierno de EE.UU., anunciaba como enemigos a sujetos sociales como los campesinos latinoamericanos y las comunidades afrodescendientes de su país, y a su vez se lavaba las manos como uno de los responsables de la situación que, más de cincuenta años después, sigue degenerándose.
Y esto es lo que ha venido a denunciar Petro en el 78.° período de sesiones de la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Su postura, que ya ha sido conocida en diversos foros internacionales, en esta ocasión va afilando la crítica contra los poderes mundiales que sostienen un esquema errático en la lucha contra las drogas: "Por detener a campesinos cultivadores de cannabis y hojas de coca, en vez de enfrentar la soledad en la que viven las juventudes de sus propios países, los países del mayor poder económico y militar de la historia de la humanidad, entonces han pasado a las drogas de la muerte: al fentanilo".
Petro afiló la crítica contra los poderes mundiales que sostienen un esquema errático en la lucha contra las drogas.
Petro viene de organizar una Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas, el pasado 7 de septiembre, en la que participaron treinta países del hemisferio, y que tuvo como invitado de lujo al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, la otra nación que también ha estado en el ojo del huracán y ha sido la otra gran afectada.
Fracaso prohibicionista
El presidente colombiano se ha paseado también por diversos foros internacionales intentando demostrar la errática política que ha llevado EE.UU. contra las drogas y que ha causado resultados nocivos tanto en los países productores como en los consumidores.
"Querían una guerra contra las drogas de la juventud rebelde que se opuso a la Guerra del Vietnam, la mariguana y el LSD de los 'hippies', y terminaron por conducir a su sociedad a la droga del neoliberalismo y la competencia, la droga del 'yuppie' de Manhattan: la cocaína, y encerraron a millones de negros y latinos en frías cárceles privatizadas y murió un millón de latinoamericanos asesinados y se destruyeron democracias en Latinoamérica", dijo el mandatario.
"Nunca cogieron preso al 'yuppie' de Manhattan y hoy se enfrentan al gran resultado de la prohibición de la droga: el fentanilo, que ya no mata a 4.000 sino a 100.000 jóvenes al año en EE.UU", añadió.
A pesar de todas las conferencias e intentos por dar un giro de enfoque al tema, Petro se concentró en esta ocasión no tanto en dar propuestas como él suele hacer, sino en perfilar una crítica mordaz a quien termina decidiendo y pautando la política global sobre los estupefacientes.
El resultado de esta política se ha denunciado en ocasiones anteriores: un millón de muertes y un aumento constante de la oferta y la demanda mundial de la cocaína.
Cuando apenas se había posicionado como presidente, y le tocó su primer discurso en la ONU, Petro explayó un relato que en ese entonces sonaba más temerario porque nadie se había atrevido de forma tan clara en declarar que "la guerra contra las drogas había fracasado", y con eso, lanzar la pelota y poner en el ojo de las críticas al propio Washington, quien siempre se consideraba como el adalid y financista de la lucha contra las drogas.
Una tesis que también ha secundado López Obrador.
La respuesta de Washington
El 8 de septiembre pasado, Todd Robinson, subsecretario de Estado para asuntos de narcotráfico internacional de EE.UU., dijo en el Senado estadounidense: "El nuevo Gobierno de Petro quiere ir en una dirección diferente en temas como la erradicación (de la hoja de la coca)".
Ciertamente, atreverse a criticar la política de las drogas de Washington puede implicar una declaratoria de confrontación y enemistad. Y con un discurso tan contundente como el que acabamos de escuchar en la Asamblea de la ONU, esas probabilidades son aún mayores.
Para América Latina, el fentanilo es la comprobación de la necesidad de un nuevo esquema para enfrentar el problema.
Sin embargo, el problema de la droga se va acentuando y países como Colombia van perdiendo el protagonismo que han tenido las últimas décadas.
El tema del fentanilo no solo fue planteado por Petro durante la Asamblea de la ONU, sino por el propio presidente de EE.UU., Joe Biden.
El fentanilo ya no puede combatirse erradicando cultivos o encarcelando campesinos en Colombia.
Para América Latina, el fentanilo es la comprobación de la necesidad de un nuevo esquema para enfrentar el problema y que dan cuenta que los problemas de la drogadicción no solo se sustentan en el cultivo y el tráfico de algunas drogas como coca y cannabis, sino que tiene que ver, sobre todo, con las formas de uso de los países consumidores.
El fentanilo ya no puede combatirse erradicando cultivos o encarcelando campesinos en Colombia, y es eso lo que entrelíneas puede leerse del discurso de Petro.
Antony Blinken, secretario de Estado, anunció que EE.UU. presentará este año en la ONU, una resolución que llame a la comunidad internacional a combatir el tráfico de fentanilo y otras drogas sintéticas.
Como respuesta a los intentos de seguir desarrollando la misma política antinarcóticos, Petro ha afirmado en otros espacios: "La política llamada guerra contra las drogas ha fracasado, no sirve, si la continuamos vamos a sumar otro millón de muertos en América Latina y vamos a tener más Estados fallidos y quizás la muerte de la democracia en nuestro continente".
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