El resultado de las primarias republicanas en Carolina del Sur y Míchigan abre de manera definitiva el escenario de la revancha presidencial en EE.UU.
El primer estado en mención era hasta entonces el feudo de la única oponente que le quedaba al expresidente y precandidato Donald Trump en el Partido Republicano: la exembajadora de EE.UU. ante la ONU, Nikki Haley.
Haley, quien fue funcionaria durante el gobierno de Trump, es oriunda de Carolina del Sur, estado donde fue gobernadora (2011-2017) y se esperaba que pudiera, desde su zona de confort, generar una especie de muro de contención ante el avance implacable del magnate. Aún representa la última esperanza que le queda al republicanismo "antitrumpista", sin embargo, el resultado obtenido hace parecer inevitable la postulación del expresidente como candidato del partido rojo.
Por su parte, Míchigan es uno de los territorios en disputa, o estados pendulares, que puede ser decisivo en las presidenciales del 5 de noviembre, y en el cual Trump habría conseguido este martes en torno al 68 % de los votos.
Impacto de victoria
Con un 59,8 % de apoyo contra un 39,5 % de su contrincante, Trump arrasó en Carolina del Sur.
Esta amplia ventaja ha tenido duro impacto tanto en el apoyo financiero de la candidatura de Haley, como en el diseño de campaña del candidato demócrata, el actual presidente Joe Biden.
Americans For Prosperity Action (AFP Action), organización sostenida por el multimillonario Charles Koch, retiró de manera definitiva el apoyo financiero a la precandidata, una vez conocido el resultado del sábado. Luego del descalabro electoral en Carolina del Sur, la debilidad de Haley ya no es solo política sino también en materia de recursos monetarios para desarrollar lo que queda de primarias, puesto que la decisión de AFP Action prácticamente condena la campaña de Haley e invita a otros actores aportantes a seguir el mismo camino.
Además, el resultado tuvo un inmediato efecto en el propio Biden, quien en un pronunciamiento posterior evidenció la estrategia que llevará a cabo para poder ser reelegido en contra de un adversario nada fácil.
Luego del descalabro electoral en Carolina del Sur, la debilidad de Haley ya no es solo política sino también en materia de recursos monetarios.
Biden le habla ahora a los demócratas y a los republicanos para hacer un frente común en contra de Trump, utilizando una estrategia similar de campaña a la empleada durante las presidenciales de 2020, cuando utilizó una maniobra 'catch it all' (atrápalo todo) en el que pone como principal elemento de convocatoria no sus propios atributos sino las amenazas que representa Trump.
Igual que en aquel año, es probable que veamos una campaña demócrata no tan pro-Biden, sino más bien anti-Trump. Con esto, el presidente busca articular todos los actores que se sienten amenazados, independientemente del signo político al que pertenecen: "todos los días recordamos la amenaza que Trump representa para nuestro futuro mientras los estadounidenses lidiamos con el daño que dejó", apeló Biden.
En aquel momento, siendo Trump presidente, ocurrieron un conjunto de situaciones que tuvieron gran impacto en EE.UU. Por un lado, la pandemia, aderezada del discurso negacionista del entonces mandatario, produjeron más de un millón de muertes en el país. De manera recurrente, Trump se opuso a las políticas de distanciamiento social y obstaculizó las políticas globales de los entes competentes para enfrentar la pandemia.
Por otro lado, a partir de la muerte de George Floyd el 25 de mayo de 2020, como resultado de la brutalidad policial, se produjo una rebelión de los sectores afrodescendientes que prácticamente desestabilizó el tejido social estadounidense por medio de protestas, luchas, marchas que sumieron al país en una situación incontrolable y que llevó en alguna ocasión al propio presidente a esconderse en el búnker de la Casa Blanca.
Biden pone como principal elemento de convocatoria no sus propios atributos sino las amenazas que representa Trump.
En medio de ese turbulento panorama, la estrategia de Biden de reunir todo el malestar y dirigirlo contra Trump fue exitosa y le permitió ganar con más de siete millones de votos.
La cuestión ahora, después de tres años de gestión de Biden, es si esta estrategia seguirá funcionando con la misma efectividad.
En las primarias demócratas de Míchigan, la opción de "votos no comprometidos" alcanzó el 16 %, lo que quiere decir que la postura de Biden en el conflicto entre Israel y Palestina está generando un malestar en la izquierda del partido y en las minorías árabes, que podría entorpecer el desarrollo de su estrategia.
Encuesta y tendencia
A comienzos de febrero, en una encuesta realizada por SSRS, divulgada por el canal antitrumpista CNN, registró que el candidato republicano estaría ganando las elecciones por cuatro puntos. Y, aunque la encuesta tiene un margen de error de 3,5 puntos, podría estar develando una tendencia del momento.
Según el estudio, un 49 % de los votantes afirman que si las elecciones se realizaran hoy, apoyarían a Trump, mientras que un 45% votarían por Biden. Lo más preocupante para el Partido Demócrata es que estos registros son similares a otros realizados por la misma encuestadora en otoño, lo que quiere decir que aunque Trump enciende los motores de la campaña, el elector no parece variar su opinión, y esto podría indicar que la estrategia 'atrápalo todo' aún no funciona con la misma eficiencia que en 2020.
Claro, la campaña apenas empieza. La investigación resalta que entre quienes apoyan a Biden, un 68 % dice que su elección tiene que ver más con contrariar a Trump que con apoyar a Biden.
No obstante, en la medida que Trump va saltando los obstáculos legales, políticos y electorales que ha tenido que sortear, especialmente después de la toma del Congreso por parte de sus seguidores en enero de 2021, aún no hay reacción contundente por parte de sus detractores y, por ello, el expresidente ha tomado la delantera. En tanto, el apoyo de votantes afroamericano e hispano a Biden se ha mantenido similar a los estudios realizados en otoño.
Por lo pronto, las cartas parecen estar echadas: seguramente habrá una revancha en la carrera presidencial del año en curso. La interpelación de Biden a republicanos y demócratas para enfrentar a Trump, hace pensar que es inevitable la candidatura del magnate y también implica un reconocimiento demócrata a la potencialidad de su adversario, quien tiene como próximo reto la jornada del 5 de marzo, denominada supermartes, en la cual se elegirá el abanderado republicano en 15 estados del país.
Ese día será el definitivo para saber si la revancha presidencial ocurrirá el próximo 5 de noviembre.