Con la inscripción ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Manuel Rosales y Edmundo González Urrutia como candidatos a la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, por parte de la oposición institucional, comienza virtualmente la campaña electoral que tendrá su desenlace final el 28 de julio del presente año.
Además, confirmaron sus aspiraciones, ante el ente electoral, una decena más de candidatos.
Manuel Rosales es un aspirante de peso de la oposición tradicional venezolana. Primero, porque su partido Un Nuevo Tiempo (UNT) ha participado en todas las estructuras históricas de la oposición, tanto la antigua Mesa de la Unidad como la actual Plataforma Unitaria (PU) y su mayor laurel es haber ganado con amplia ventaja, en 2021, la gobernación del principal estado electoral del país (Zulia), aunque anteriormente había participado en la política abstencionista y había reconocido a Juan Guaidó como presidente.
González Urrutia, por su parte, es un exdiplomático que, pese a haber desempeñado varios cargos políticos, es desconocido en la opinión pública nacional y su presentación por parte de la PU tiene como fin utilizarlo como "tapa" para mantener activa la tarjeta electoral y poder sustituirlo por otro candidato o negociar la unidad opositora con Rosales, ya que tienen la oportunidad de hacerlo hasta diez días antes de la elección.
Sus respectivas postulaciones garantizan la competitividad del evento electoral. Por lo tanto, echan por tierra la idea de que el actual presidente Nicolás Maduro querría reelegirse sin rivales que tuvieran fuerza política demostrada. De ahora en adelante, tras estas inscripciones ante el CNE, estamos en presencia de una contienda en la que todos los factores, incluyendo los más radicales, que apoyan a González Urrutia, tendrán cabida en la carrera presidencial, lo que significa un paso decisivo para la normalización política del país.
La presentación de González Urrutia por parte de la PU tiene como fin utilizarlo como "tapa" para mantener activa la tarjeta electoral y poder sustituirlo por otro candidato o negociar la unidad opositora con Rosales.
La oposición más radical, nucleada en torno a la candidatura de María Corina Machado, intentó hasta último minuto inscribir una sucesora nombrada a dedo, Corina Yoris, pero su inscripción fue bloqueada por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Todavía Machado no ha aclarado si apoyará alguna de las opciones registradas.
Ambas inscripciones opositoras también merman las expectativas en torno al ultimátum de Machado, quien había prometido una "lucha hasta el final" para que aceptaran su candidatura, la cual había sido inhabilitada por la Contraloría General de la República algunos meses atrás. Machado tendrá que decidir entre apoyar alguno de los candidatos inscritos o convocar nuevamente a la abstención electoral.
UNT inscribió la candidatura de Rosales de manera unilateral, sin el beneplácito de la cúpula de la PU. Y no se tiene certeza aún de cómo terminarán las negociaciones entre los distintos sectores de oposición, dado que su fragmentación es su mayor debilidad y, de no lograr un candidato unitario, podrían sucumbir nuevamente en la competencia electoral.
Machado tendrá que decidir entre apoyar alguno de los candidatos inscritos o convocar nuevamente a la abstención electoral.
Mientras la oposición aún trata de ponerse de acuerdo, el presidente Nicolás Maduro inscribió su candidatura en un acto de masas.
Inscripción de Maduro
Nicolás Maduro inscribió el lunes su candidatura de forma tradicional, en medio de una actividad con simpatizantes y con un plan de su próximo gobierno.
Durante el evento denunció que fueron apresados dos sujetos que tenían la intención de "asesinar contra su vida" y dirigió la responsabilidad hacia el partido de Machado, Vente Venezuela.
Por otra parte, el popular comediante y empresario, Benjamín Rousseau, conocido como el 'Conde del Guácharo', también procedió a inscribirse. Su opción es una especie de "tercera vía" entre el chavismo y la oposición tradicional, y su procedencia de outsider añade otro ingrediente a la campaña electoral.
Hasta el cierre de la edición, el Gobierno de Washington, que ha sido uno de los principales propulsores de la abstención electoral y el desconocimiento institucional, no ha declarado sobre la participación opositora en la disputa.
Si bien aún no está decidido el futuro de la oposición, debido a que es probable que sustituyan candidatos o negocien una candidatura unitaria, la campaña electoral virtualmente ha comenzado y los venezolanos tendrán cuatro meses para tomar la decisión final en medio de un proceso, inocultable, de amplia participación de candidatos.