El regreso de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) al escenario político argentino, por medio de una gran concentración realizada en el estadio Néstor Kirchner, en Quilmes, ha generado fuertes apoyos a la vez que duras críticas. Toda una diatriba que realza su liderazgo político en la nación Argentina.
La reciente derrota del gobierno peronista, de la que ella formó parte como vicepresidenta, tras el balotaje de noviembre y su renuncia a continuar en cargos públicos motivado a las sentencias judiciales en su contra, generó dudas sobre la perpetuación de su liderazgo, en momentos en que el movimiento peronista sufre grandes riesgos.
Cristina había estado ausente del debate público desde la llegada del actual presidente Javier Milei, en diciembre del año pasado. Alejada de los actos de masas, había preferido bajar el perfil, sobre todo a raíz del atentado que sufrió en septiembre de 2022 y que quedó grabado. Desde entonces, apenas había usado su cuenta en X para algunos trinos.
Quizá, la significativa movilización de estudiantes y obreros de la semana pasada, en contra del plan neoliberal del presidente Milei, animó a la exmandataria a volver a reencontrarse con sus seguidores en un evento público hecho palestra para fustigarlo. Eso fue lo que ocurrió este sábado.
Situación social del peronismo
Las políticas liberales que ha implementado la Casa Rosada desde el día uno, han generado un fuerte rechazo en importantes sectores sociales. El nivel de malestar ha venido creciendo en la medida en que las decisiones presidenciales van afectando la cotidianidad del argentino y le van eliminando algunas fuentes de inclusión social.
Sin embargo, a pesar de la conflictividad social emanada de sindicatos, estudiantes, y habitantes de barrios y villas, la oposición política a Milei no ha prefigurado una respuesta cohesionada. El peronismo es un movimiento diverso y hay varios líderes que se están disputando el protagonismo.
Todavía el peronismo posee una imagen débil después del balotaje que creyó que iba a ganar y los resultados del gobierno del expresidente Alberto Fernández. En medio de tanta movilización de calle, la reaparición de Cristina intenta llenar un vacío político en el liderazgo peronista, y desempeñar un papel estelar en el debate público en contra del presidente Milei.
El peronismo es un movimiento diverso y hay varios líderes que se están disputando el protagonismo.
Y a decir de las reacciones que ha generado, tanto en el Gobierno como a lo interno del peronismo, Cristina parece que ha logrado recordar que todavía sigue entusiasmando a la gente, y que tiene un poder de interpelación que puede generar nuevas contradicciones que reordenen la política tal como se encuentra en este momento: con un fuerte rechazo social en medio de una debilidad política del progresismo.
Aunque el Gobierno de Milei es muy reciente y aún no cumple los seis meses, la política argentina da rápidos giros porque cada período presidencial es de cuatro años, lo que es bastante reducido en comparación con América Latina y además cuenta con unas elecciones de medio término en dos años. Esto quiere decir que ya el año que viene habrá comicios que van a definir el curso de la administración de Milei, pero que también van a definir las capacidades del peronismo para reordenarse y reocupar el espacio de la política.
Quizá, también por ello, Cristina ha decidido reaparecer y convocar. Y lo hace por medio de un discurso sosegado.
El discurso de Cristina en Quilmes
Cristina no buscó una confrontación directa con el presidente o aumentar la escala de violencia verbal. Todo lo contrario. Reconoció la legitimidad de Milei y lo colocó como actor racional con el que está debatiendo argumentativamente.
Fernández de Kirchner prefirió mostrarse de una manera muy sensata, sin grandes vítores y deteniendo los chiflidos de la masa en contra del mandatario. Por lo contrario, trató de establecer una crítica muy razonada, fundada en datos, tablas y argumentos, generando un escenario político racional en medio de la actual subida de tensiones.
La visión 'outsider' de Milei intentó, desde su candidatura, desestabilizar la lógica política y romper con sus esquemas. Cristina viene a tratar de estabilizar dicha lógica, por medio de un discurso reposado, que le permita construir un refugio político ante la esquizofrenia que ha representado esta época, en la que la derecha radical volvió a la palestra utilizando la antipolítica que le funcionó mucho en la campaña, pero desde el Gobierno ha sufrido tropiezos legislativos y acrecentada oposición social.
Por lo pronto, Argentina se caotiza, pero aún no hay claridad sobre la forma ni quién va a liderar una salida. Todavía es rápido preverlo, pero ya se pueden avizorar escenarios en el que muy probablemente Cristina va a estar presente de alguna manera.
Eso quedó claro este sábado en Quilmes.