Una vez que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) desestimó la petición del gobierno de México de establecer medidas cautelares por la violación a su embajada Ecuador, se abren algunos escenarios, pero también se cierran otros. La demanda seguirá su curso, pero puede durar años en contar con fallo definitivo.
El 5 de abril pasado, cuando los cuerpos policiales de Ecuador irrumpieron en la embajada mexicana en Quito para detener al exvicepresidente Jorge Glas –quien gozaba de asilo diplomático– se avecinaba un importante evento electoral que pondría a prueba el liderazgo de Daniel Noboa.
El evento era una consulta popular que el presidente ecuatoriano había planteado debido a los problemas de legitimidad de su gestión por culpa de situaciones de orden público y del aumento de IVA, que mellaban parte de su oferta electoral.
Noboa recurrió al escándalo político internacional humillando al exvicepresidente, con el propósito de volver a alinear a todas las fuerzas nacionales en contra del correísmo.
Noboa recurrió al escándalo político internacional humillando al exvicepresidente, con el propósito de volver a alinear a todas las fuerzas nacionales en contra del correísmo y, por esa vía, repolitizar la campaña de la consulta, aglutinar electores y obtener una victoria que le permitiera tomar oxígeno y encaminarse a las presidenciales de febrero de 2025 en una mejor situación.
En un primer momento, con la detención de Glas en suelo mexicano, se logró dar un giro a la campaña y a la agenda pública ecuatoriana, por lo que dejó de centrarse en los hechos criminales en boga. Del mismo modo, los reclamos por el aumento del IVA quedaron relegados en los medios, que se concentraron en atender el affaire exterior.
Pero el día de la contienda, el cálculo no fue tan bueno y Noboa perdió las dos preguntas con las que intentaba acentuar las reformas económicas liberales, aunque ganó el resto de las cuestiones en materia de seguridad.
Mientras todo eso ocurría, el país agredido también experimentaba una campaña electoral que culminará el próximo domingo. Casualmente, el fallo de la CIJ, que niega la necesidad de unas medidas cautelares, se publicó a una semana de ese comicio, prolongando de manera infinita alguna decisión en firme.
Esta es un hecho que puede traer cola y, al mismo tiempo, dar buenas ideas a los gobernantes del mundo.
México a presidenciales
México es un país mucho más grande que Ecuador, por lo que el conflicto con Noboa tiene menos repercusión en la política doméstica que la que pueda impactar en Quito.
La oposición mexicana, y específicamente la candidata Xóchitl Gálvez, de la derecha representada en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Partido de Acción Nacional (PAN), aliados naturales de Noboa por pertenecer al conservadurismo, fueron medianamente tibios en la respuesta a los hechos el día de la agresión, pero no cometieron el error de justificarla.
Mientras tanto, el partido Morena, del actual presidente Andrés Manuel López Obrador, y su candidata Claudia Sheinbaum, están haciendo una convocatoria hacia los sectores progresistas y nacionalistas. Por lo tanto, un evento como el ocurrido en Quito cohesiona más a los aliados ante la amenaza de gobiernos derechistas de la región, como el ecuatoriano.
El fallo del CIJ viene a aplacar los ánimos y apunta a que se baje a la politización para que el incidente pase desapercibido y no repolarice a favor del nacionalismo mexicano, representado en Morena.
El fallo del CIJ viene a aplacar los ánimos y apunta a que se baje a la politización para que el incidente pase desapercibido y no repolarice a favor del nacionalismo mexicano, representado en Morena.
Es decir, con su fallo, la CIJ viene a cerrar el escenario de un triunfo diplomático del gobierno de Morena y rebaja sus expectativas de obtener una victoria a la derecha internacional.
La CIJ apaga la diatriba, desestimando la necesidad de una protección especial que pedía México y aceptando el inicio de un largo pleito, que podría durar años, argumentando la 'buena fe' del gobierno que en abril invadió la sede diplomática, agredió a funcionarios mexicanos y extrajo ilegalmente a un asilado político.
En menos de dos meses, dos elecciones cruzadas por un acontecimiento y ahora por una decisión del CIJ que, en cierta forma, significa un 'borrón y cuenta nueva' que puede leerse también de otra manera.
¿Qué procura el fallo?
La decisión no solo afecta la campaña mexicana, sino que también puede significar una 'luz verde' para nuevas réplicas. Desde aquí hasta que salga una sentencia en firme, quizá en varios años, cualquier gobierno se sentirá habilitado para ingresar a una embajada, tomar un asilado y el país agredido no podrá pedir medidas cautelares.
En medio de la radicalización de algunos gobiernos de derecha en el continente, que vacilan en aceptar las formas liberales, el fallo puede representar un peligroso precedente.
Este acontecimiento puso en jaque la institucionalidad exterior, no solo de México sino de cualquier país que puede ser atacado en sus embajadas o consulados y, luego de eso, no se le proveerá de una protección especial.
El acontecimiento, que trajo varios días de intensa diatriba diplomática, se ha aplacado, por ahora, en medio de los vítores de Noboa, quien, al enterarse de la decisión, le espetó al expresidente Rafael Correa: "A llorar a la llorería".
Con esa frase, Noboa corroboró que su cálculo político de usar el escándalo diplomático funcionó internacionalmente, aunque en la Consulta sigue pesando su derrota en las preguntas que buscan impulsar un plan económico neoliberal.
El domingo ocurrirán las elecciones presidenciales en México y, en febrero próximo, serán las de Ecuador, pero la violación de la Embajada mexicana y la débil respuesta internacional contra Quito seguirán pesando a la hora de buscar formas de resolver cualquier pleito.