¿La OTAN otra vez?
El 4 de abril de 1949, se firma en Washington el Tratado del Atlántico Norte en el que surge la alianza militar denominada 'Organización del Tratado del Atlántico Norte' (OTAN). El surgimiento de la OTAN representaría la materialización de la división del mundo entre los vencedores de la 2ª Guerra Mundial. La conformación bélica de la misma se dio hasta 1955 después de la guerra de Corea y de la creación del Pacto de Varsovia.
Durante sus primeros 40 años, la estrategia estará determinada fundamentalmente por el balance de fuerzas Este-Oeste y la evolución tecnológica de los sistemas de armas, principalmente nucleares.
En los años 1960 la OTAN desarrolló una estrategia denominada 'Respuesta Masiva', que no era más que la legitimación del discurso norteamericano de supremacía bélica nuclear y de la intención de aterrorizar al mundo con una posible guerra mundial nuclear, hecho que haría desarrollar velozmente la industria armamentista norteamericana generando grandes beneficios económicos a dicha nación.
En 1987 bajo la estrategia de "Respuesta Flexible" la OTAN cambia de la amenaza nuclear de largo alcance al despliegue europeo de misiles tácticos, clara antesala de la desintegración de la URSS. En 1991 tras la disolución del Pacto de Varsovia y de la desintegración de la URSS, la OTAN ya no tendría más razón de existir, es allí, donde viene el replanteamiento bélico-expansionista norteamericano. El mismo año desde Roma George Bush formula los nuevos objetivos: 1. Dotar a la OTAN de capacidad para realizar acciones fuera de la zona asignada en el protocolo inicial "misiones fuera de protocolo"; 2. Vincular la defensa europea a EE.UU. "Fuerzas separables pero no separadas" en la que cualquier fuerza europea estará indisolublemente unida a las fuerzas y mandos militares de Estados Unidos.
Es en este punto donde surgen los enemigos "grises" de la OTAN y se definen los nuevos peligros para la misma: las exrepúblicas soviéticas en nacionalismos expansionistas con todo el potencial de su arsenal heredado de la Guerra Fría y la naciente amenaza en el Oriente Medio y los conflictos del Mediterráneo y los Balcanes.
Sería la guerra que culminó con el desmembramiento de Yugoslavia el campo de experimentación de la materialización de la "Nueva OTAN". Este nuevo concepto estratégico de la OTAN suponía un paso en favor de la barbarie, donde el organismo de la Europa armada se transforma en el "matón" del barrio.
En este contexto, en los últimos años, de la mano de Vladímir Putin, Rusia se ha reposicionado económica, política y militarmente como una potencia mundial, ahora desde un rencuentro con su tradición milenaria.
En el 2002 con la creación del G8 en el que Rusia se convierte en miembro, salvo por la intervención bélica de Estados Unidos en Irak y Afganistán, la OTAN de nuevo, ya no tendría más razón de existir en Europa, es por ello que casi 10 años después en el 2013 tras la exclusión de Rusia del G8 y el cuasi simultaneo surgimiento de los conflictos en Siria y Ucrania, la OTAN revive y vuelve a encontrar razón de ser. Es así como el nuevo enemigo a combatir se convierte como en sus inicios la nueva Rusia.
Actualmente Estados Unidos mantiene armamento nuclear en Alemania, Países Bajos, Bélgica, Italia, República Checa, Polonia y Turquía y ha desplegado bases antimisilisticas en Estonia, Letonia, Lituania y mantiene presencia en el bloque euro-asiático-africano. Ni en los peores momentos de la Guerra Fría, a la URSS se le ocurrió instalar bases en ningún país limítrofe de Estados Unidos.
La pretensión de sustituir el armamento nuclear actualmente existente en Europa por armamento actualizado de mayor precisión supondría una flagrante violación al Tratado de No Proliferación que prohíbe la transferencia de armas nucleares de un Estado a otro.
Los gobiernos que pertenecen a la OTAN se han dejado seducir por EE.UU. hacia al enfrentamiento con Rusia, y al incremento de las tensiones en Oriente Medio, el Mediterráneo y el África subsahariana, una de las razones del exponencial surgimiento de la actual crisis migratoria en Europa, oxígeno que sin duda alimentará el fuego de la OTAN.
Los ejercicios bélicos que en estos días y hasta el 6 de noviembre se llevan a cabo en España y Portugal por parte de la OTAN, son sin duda en respuesta al brillante y eficaz combate a los grupos terroristas en Siria que Rusia ha desarrollado, menguando sensiblemente en un mes las actividades criminales del Estado Islámico, Al Nusra y los "rebeldes" sirios. Bajo su lógica, ahora la amenaza es rusa por atentar contra el terrorismo en Oriente Medio que ellos (EE.UU.) han creado y alimentado durante los últimos años.
Hoy una inmensa ola de migrantes (se habla de más de 50.000) irrumpe por los Balcanes al comienzo del frío invierno. ¿A quién habría que responsabilizar de esta nueva avalancha que apunta a la desestabilización de Europa? ¿A la OTAN otra vez?
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