"Te vamos a cortar la lengua": Conozca las dos amenazas para los jóvenes salvadoreños
Las historias se repiten una y otra vez. La de los chicos amenazados por la violencia de las pandillas es una realidad que El Salvador no puede ocultar. Cada vez son reclutados con menos años y su destino gira entre golpes, delitos y la misma muerte.
Evitarlo es casi imposible, por lo que las familias salvadoreñas solo encuentran una solución: enviarlos de manera ilegal a Estados Unidos. Esa es la historia de Fernando Ávila (su nombre real se mantuvo en reserva por razones de seguridad), quien, a sus 15 años, está en la mira de las peligrosas maras y ya tuvo dos intentos fallidos de alcanzar su destino en América del Norte. Su vida refleja la de miles de chicos.
Su familia hizo todo para que uno de los denominados 'coyotes' lo llevara de manera ilegal. Incluso puso en juego su propia vivienda para conseguir los 7.000 dólares que costaba la travesía, según publicó el portal The Globe and Mail. El peligroso viaje, esquivando las patrullas de control en México, terminó poco después, cuando Fernando fue encontrado, encerrado en un centro de detención y deportado.
Las consecuencias que pueden sufrir los menores que viajan solos son conocidas. Secuestro extorsivo, ser esclavizados por narcotraficantes, muerte por deshidratación en el desierto, ahogamiento en un río o abuso sexual son solo algunos de los peligros. Pero cualquier riesgo es mejor que caer bajo las órdenes de las pandillas, que también reclutan menores en Honduras y cuyas amenazas obligaron a escapar a muchos, como a Fernando, quien, por teléfono, escuchó: "Te vamos a cortar la lengua. Te vamos a cortar las orejas. Te vamos a sacar los ojos. Te vemos caminando hacia la escuela. Estamos llegando".
Huir de la violencia, el principal deseo
Los motivos por los que los padres se desprenden de los menores y los exponen a enormes riesgos fueron discutidos. Aunque desde el Gobierno señalaron que la situación económica y social de su país lleva a sus ciudadanos a buscar mejores oportunidades de vida en el exterior, el director de operaciones de Save the Children en El Salvador, Ludin Chavez, negó esas elucubraciones y aseguró que la "primera razón es la violencia".
Según fuentes de Unicef citadas por el The Globe and Mail, el país tiene el mayor índice de asesinatos de chicos en el mundo. Saber cuántos menores intentan salvarse yendo a Estados Unidos es casi imposible. En el ejercicio iniciado en septiembre de 2013, 57.045 menores fueron atrapados en México o en la frontera estadounidense. La cifra supera en 13.865 a la del período anterior. En tanto, en los primeros cinco meses de este año, según el sitio La Prensa Gráfica, hubo una disminución de un 23,7% de los salvadoreños deportados de Estados Unidos, aunque aumentó un 44,36% el regreso forzado desde México, con 12.359 casos.
Esta oleada de menores que viajan solos y de madres jóvenes con sus hijos obligó a iniciar un debate en Estados Unidos, aunque el republicanismo parlamentario se niega a facilitar la situación de los ilegales. Por eso, casi la totalidad de los salvadoreños que cruzan la frontera son deportados.
Así, Fernando Ávila volvió ya dos veces a su hogar, rodeado por Barrio 18, una de las maras más importantes de El Salvador. Su vida, por ahora, continúa allí, con su familia, tratando de evitar a las pandillas que alguna vez lo tuvieron en la mira, mientras espera por una nueva, y tal vez última, oportunidad de buscar un futuro mejor lejos de su país.