Una simple pregunta que cambió para siempre la vida a Steve Jobs
El cofundador de Apple será recordado no solo por ser un excelente empresario sino también por sus discursos y frases que se han vuelto icónicas para mucha gente. Steve Jobs dedicaba casi todo su tiempo al trabajo, y en sus reflexiones siempre destacaba la importancia de saber usar el tiempo y no desperdiciarlo. "Mis cosas favoritas en la vida no cuestan dinero. Está claro que el recurso más preciado que tenemos es el tiempo", recuerda la revista 'Parade' al mencionar una de sus citas más famosas.
Sin embargo, existía una regla en la vida de Jobs que el empresario trataba de aplicar siempre para entender si lo que estaba haciendo era correcto. "En los últimos 33 años, cada mañana me miro en el espejo y me pregunto: ¿Si hoy fuera el último día de mi vida, haría lo que tengo planeado hacer?", decía. "Y si la respuesta es 'no' durante muchos días seguidos, entonces entiendo que hay que cambiar algo".
No dejen que el ruido de otras opiniones ahogue su propia voz interior
Esta pregunta le servía a Jobs no solo en el trabajo sino también en su vida privada. Un día el empresario ofrecía un discurso en una universidad norteamericana cuando notó en la sala a una joven, revela el portal Reamde. La chica le gustó por lo que se decidió a invitarla a almorzar el mismo día. Sin embargo, ya tenía planeada una reunión de negocios, algo que Jobs no solía perderse nunca. Y fue entonces cuando se preguntó: "¿Que haría si hoy fuera el último día de mi vida?" Y después se dirigió a la joven que se llamaba Laurene Powell, la futura esposa de Steve Jobs.
Recordar que la vida no es eterna fue una de las reglas más relevantes que seguía el magnate. "Su tiempo es limitado, no lo desperdicien viviendo las vidas de otras personas. No dejen que el ruido de otras opiniones ahogue su propia voz interior. Y lo más importante, tengan el coraje de seguir su corazón e intuición. Todo lo demás es secundario", afirmaba.