Sociedad
Filtran la financiación secreta del Consejo de Ciencia y Salud de EE.UU.
El Consejo Estadounidense de Ciencia y Salud, formalmente un grupo investigador independiente, teóricamente se dedica a descreditar la 'ciencia basura'. Pero recientes filtraciones insinúan que la verdad científica podría no ser su único objetivo.
"Somos una asociación de científicos preocupados por el hecho de que las políticas públicas en cuestiones de salud y medioambiente no se fundamentan en una base científica sólida." Así es como se define a sí mismo el Consejo de Ciencia y Salud (ACSH por sus siglas en inglés), que también afirma que su misión es luchar contra las organizaciones que exageran los riesgos de "varios logros tecnológicos que en realidad contribuyen a la variedad de oferta y son beneficiosos para la salud".
Entre otras innovaciones, el grupo defiende la fracturación hidráulica (conocida también como 'fracking'), negando que esta técnica, que consiste en extraer gas o petróleo mediante la inyección de agua a presión en el subsuelo, sea perjudicial para el medioambiente. También protesta contra el intento de la ciudad de Nueva York de prohibir la venta de vasos grandes de bebidas gaseosas azucaradas. Descarta, además, la existencia de daños potenciales causados por el bisfenol A (BPA), un compuesto orgánico que se usa en la producción de plásticos, y la atrazina, un pesticida de uso común que, según varios estudios, puede alterar el equilibrio hormonal de los animales. En todos estos casos la organización insiste en que sus conclusiones se basan en estudios científicos.
Sin embargo, documentos filtrados por la revista estadounidense 'Mother Jones' hacen dudar de la objetividad del ACSH, ya que revelan que la financiación del grupo de investigación depende de corporaciones que tienen un interés financiero en debates científicos.
Según los documentos, el 58% de las donaciones que garantizaron el funcionamiento del grupo en la segunda mitad de 2012 provenían de las grandes empresas energéticas, agrícolas, alimentarias, farmacéuticas y químicas, así como de las grandes productoras de cosméticos, refrescos y tabaco. Entre otras, en la lista de donantes figuraban Coca-Cola, que aportó 50.000 dólares y McDonald's, cuya donación fue de 30.000 dólares. El Grupo Altria (una gran trasnacional estadounidense que comercializa alimentos, bebida y tabaco) donó 25.000 dólares y Chevron, 18.500. Procter & Gamble dio una suma más modesta: 6.000 dólares.
Y eso no es todo: el ACSH solicita directamente donaciones de la industria para fines específicos. Así, entre julio y diciembre de 2012 pidió apoyo financiero a Monsanto, Pepsi, British American Tobacco y Dow AgroSciences LLC, una sucursal de Dow Chemical Company especializada en pesticidas, semillas y soluciones biotecnológicas.
Gilbert Ross, el director ejecutivo del Consejo, por su parte, insiste en que los fondos procedentes de donantes son "insignificantes" para las investigaciones científicas del grupo. "En nuestras estudios publicamos solo hechos con fundamento científico, incluso si el resultado no agrada a nuestros donantes", comenta.
Entre otras innovaciones, el grupo defiende la fracturación hidráulica (conocida también como 'fracking'), negando que esta técnica, que consiste en extraer gas o petróleo mediante la inyección de agua a presión en el subsuelo, sea perjudicial para el medioambiente. También protesta contra el intento de la ciudad de Nueva York de prohibir la venta de vasos grandes de bebidas gaseosas azucaradas. Descarta, además, la existencia de daños potenciales causados por el bisfenol A (BPA), un compuesto orgánico que se usa en la producción de plásticos, y la atrazina, un pesticida de uso común que, según varios estudios, puede alterar el equilibrio hormonal de los animales. En todos estos casos la organización insiste en que sus conclusiones se basan en estudios científicos.
Sin embargo, documentos filtrados por la revista estadounidense 'Mother Jones' hacen dudar de la objetividad del ACSH, ya que revelan que la financiación del grupo de investigación depende de corporaciones que tienen un interés financiero en debates científicos.
Según los documentos, el 58% de las donaciones que garantizaron el funcionamiento del grupo en la segunda mitad de 2012 provenían de las grandes empresas energéticas, agrícolas, alimentarias, farmacéuticas y químicas, así como de las grandes productoras de cosméticos, refrescos y tabaco. Entre otras, en la lista de donantes figuraban Coca-Cola, que aportó 50.000 dólares y McDonald's, cuya donación fue de 30.000 dólares. El Grupo Altria (una gran trasnacional estadounidense que comercializa alimentos, bebida y tabaco) donó 25.000 dólares y Chevron, 18.500. Procter & Gamble dio una suma más modesta: 6.000 dólares.
Y eso no es todo: el ACSH solicita directamente donaciones de la industria para fines específicos. Así, entre julio y diciembre de 2012 pidió apoyo financiero a Monsanto, Pepsi, British American Tobacco y Dow AgroSciences LLC, una sucursal de Dow Chemical Company especializada en pesticidas, semillas y soluciones biotecnológicas.
Gilbert Ross, el director ejecutivo del Consejo, por su parte, insiste en que los fondos procedentes de donantes son "insignificantes" para las investigaciones científicas del grupo. "En nuestras estudios publicamos solo hechos con fundamento científico, incluso si el resultado no agrada a nuestros donantes", comenta.
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