Sociedad
El mercado negro sirio sufre déficit de fármacos
Ginebra 2, la conferencia de pacificación del conflicto sirio, podría celebrarse a mediados de diciembre, tal y como asegura la ONU. Pero, ¿podrá aliviar la situación de las víctimas de una de las guerras más mortíferas de nuestro siglo?
El acceso a medicamentos y a insumos médicos en Siria se hace cada vez más complejo. Según el último informe de la ONU, un 40% de la población necesita ayuda humanitaria para sobrevivir. Los médicos sirios lamentan que una de las causas que dificulta la situación son las sanciones internacionales en contra del país.
Mohamed Darwish estaba junto a unos amigos cuando una bomba cayó cerca de ellos. Tras la explosión, solo recuerda que despertó en un hospital. "Sentí que me dolía mucho la cara. Al ver lo que había pasado, me entró pánico. Cuando oyeron mis gritos, intentaron calmarme y me pusieron una inyección", cuenta. Pero él tuvo suerte, según asume, porque para muchos ni siquiera es posible recibir atención de urgencia.
"Ahora los hospitales están llenos. En ocasiones no podemos ingresar a más pacientes, porque no hay sitio. A veces incluso nos vemos obligados a priorizar algunos casos graves", explica Ramez al Ahamad, un médico de urgencias.
Haidar Mohamed tiene una herida de bala en la mano. Se considera que su caso es uno de los que pueden esperar". "Me han dicho que por ahora no me van a operar. Todavía no me han sacado la bala y no puedo mover la mano", dice.
Pero Haidar y Mohamed, pese a no conocerse y seguir caminos distintos en su evolución médica, comparten una preocupación. "No creo que pueda conseguir los medicamentos que necesite cuando me den de alta. Sé que ahora eso se ha hecho difícil", explica Mohamed.
Muchos hogares no tienen el dinero para comprarlos: por falta de trabajo o por sus elevados precios. Pero, sobre todo, porque muchas de esas medicinas ya no existen en el país. Las prohibiciones generadas por las sanciones internacionales también incluyen los insumos médicos. "Ha surgido un mercado negro de fármacos. El contrabando ha disparado los precios. Y aún así quedan algunos imposibles de comprar", comenta Al Ahamad.
Mohamed Darwish estaba junto a unos amigos cuando una bomba cayó cerca de ellos. Tras la explosión, solo recuerda que despertó en un hospital. "Sentí que me dolía mucho la cara. Al ver lo que había pasado, me entró pánico. Cuando oyeron mis gritos, intentaron calmarme y me pusieron una inyección", cuenta. Pero él tuvo suerte, según asume, porque para muchos ni siquiera es posible recibir atención de urgencia.
"Ahora los hospitales están llenos. En ocasiones no podemos ingresar a más pacientes, porque no hay sitio. A veces incluso nos vemos obligados a priorizar algunos casos graves", explica Ramez al Ahamad, un médico de urgencias.
Haidar Mohamed tiene una herida de bala en la mano. Se considera que su caso es uno de los que pueden esperar". "Me han dicho que por ahora no me van a operar. Todavía no me han sacado la bala y no puedo mover la mano", dice.
Pero Haidar y Mohamed, pese a no conocerse y seguir caminos distintos en su evolución médica, comparten una preocupación. "No creo que pueda conseguir los medicamentos que necesite cuando me den de alta. Sé que ahora eso se ha hecho difícil", explica Mohamed.
Muchos hogares no tienen el dinero para comprarlos: por falta de trabajo o por sus elevados precios. Pero, sobre todo, porque muchas de esas medicinas ya no existen en el país. Las prohibiciones generadas por las sanciones internacionales también incluyen los insumos médicos. "Ha surgido un mercado negro de fármacos. El contrabando ha disparado los precios. Y aún así quedan algunos imposibles de comprar", comenta Al Ahamad.
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