Sociedad
EE.UU.: El desempleo y la enfermedad mental 'acorralan' a los veteranos de guerra
Recientes estudios revelan que el dinero necesario para el tratamiento de los exmilitares de EE.UU. supera el costo de las guerras en las que participaron, mientras que el desempleo y enfermedades mentales les impiden volver a llevar una vida normal.
El Departamento de Asuntos de los Veteranos de EE.UU. ha anunciado que de los 21,4 millones de veteranos de guerra, 722.000 se encuentran desempleados. Además, 400.000 exmilitares padecen enfermedades mentales relacionadas con las acciones bélicas en las que participaron. Los expertos advierten que la gente realmente no esta al tanto de la falta de fondos que sufren los programas de ayuda psicológica para los antiguos soldados.
"Durante muchos años los servicios de salud mental para veteranos no recibieron fondos suficientes para sus programas, que son muy difíciles de completar. Es un problema muy serio que todo el mundo prefiere ignorar. Creo que, tal vez, por falta de conocimiento o por falta de interés, no se ha tratado a los enfermos de salud mental como se debería tratar", indica Sam Feldman, miembro de la organización nacional 'Veteranos por la Paz'.
"Lo primero que chocante para mí fue la idea de que se le estaba diciendo al público norteamericano que tenía que apoyar a las tropas. Y, en un momento en que la guerra estaba costando mil millones de dólares a la semana, nosotros estábamos llevando a cabo misiones de combate sin radios, agua y sin chalecos antibalas", asegura Camilo Mejía, exsoldado que sirvió en Irak en 2003. El veterano cuenta que solo cuando regresó a casa se dio cuenta de que la realidad distaba mucho de lo que se le mostraba a la sociedad estadounidense. "La hipocresía es el primer choque, pero también la idea de que nos habían recibido como libertadores. Pero esa no era la realidad", confiesa.
A parte de la traición de su gobierno, el joven soldado sintió que, de alguna manera, había violado sus propios principios. "La sensación de ver a una persona viva y, de repente, verlo en un charco de su propia sangre te cambia la vida para siempre. Eso causa una herida moral interna que hace muy difícil que la persona se acepte a sí misma", explica Camilo Mejía, que hasta ahora sigue acosado por los fantasmas de la guerra.
El estrés postraumático, llamado ya por muchos 'la auténtica lacra silenciosa de la guerra', puede llevar a desajustes sociales, adicciones y, en el peor de los casos, puede desembocar en asesinatos o suicidios. El Departamento de Asuntos para el Veterano estima que en la primera década de este siglo se quitaron la vida unos 22 excombatientes cada día.
"Cuando una persona entra en una reacción secundaria al estrés postraumático, puede llegar a perder el conocimiento. Pero también puede pasar lo contrario: que pase por una etapa de violencia y de defensa", explica a RT Alberto Domínguez, especialista en medicina interna. Según él, las consecuencias de estas condiciones médicas no solo le cuestan al país numerosas vidas, sino que también crean un agujero enorme en las arcas públicas. "Hay estudios que demuestran que el dinero que se ha tenido que gastar en el tratamiento de las personas que han vuelto de las guerras de Vietnam, Irak, Afganistán ha superado el costo de las guerras".
"Durante muchos años los servicios de salud mental para veteranos no recibieron fondos suficientes para sus programas, que son muy difíciles de completar. Es un problema muy serio que todo el mundo prefiere ignorar. Creo que, tal vez, por falta de conocimiento o por falta de interés, no se ha tratado a los enfermos de salud mental como se debería tratar", indica Sam Feldman, miembro de la organización nacional 'Veteranos por la Paz'.
Hay estudios que demuestran que el dinero que se ha tenido que gastar en el tratamiento de las personas que han llegado desde las guerras de Vietnam, Irak, Afganistán a EE.UU. ha superado el costo de las guerras.
"Lo primero que chocante para mí fue la idea de que se le estaba diciendo al público norteamericano que tenía que apoyar a las tropas. Y, en un momento en que la guerra estaba costando mil millones de dólares a la semana, nosotros estábamos llevando a cabo misiones de combate sin radios, agua y sin chalecos antibalas", asegura Camilo Mejía, exsoldado que sirvió en Irak en 2003. El veterano cuenta que solo cuando regresó a casa se dio cuenta de que la realidad distaba mucho de lo que se le mostraba a la sociedad estadounidense. "La hipocresía es el primer choque, pero también la idea de que nos habían recibido como libertadores. Pero esa no era la realidad", confiesa.
A parte de la traición de su gobierno, el joven soldado sintió que, de alguna manera, había violado sus propios principios. "La sensación de ver a una persona viva y, de repente, verlo en un charco de su propia sangre te cambia la vida para siempre. Eso causa una herida moral interna que hace muy difícil que la persona se acepte a sí misma", explica Camilo Mejía, que hasta ahora sigue acosado por los fantasmas de la guerra.
El estrés postraumático, llamado ya por muchos 'la auténtica lacra silenciosa de la guerra', puede llevar a desajustes sociales, adicciones y, en el peor de los casos, puede desembocar en asesinatos o suicidios. El Departamento de Asuntos para el Veterano estima que en la primera década de este siglo se quitaron la vida unos 22 excombatientes cada día.
"Cuando una persona entra en una reacción secundaria al estrés postraumático, puede llegar a perder el conocimiento. Pero también puede pasar lo contrario: que pase por una etapa de violencia y de defensa", explica a RT Alberto Domínguez, especialista en medicina interna. Según él, las consecuencias de estas condiciones médicas no solo le cuestan al país numerosas vidas, sino que también crean un agujero enorme en las arcas públicas. "Hay estudios que demuestran que el dinero que se ha tenido que gastar en el tratamiento de las personas que han vuelto de las guerras de Vietnam, Irak, Afganistán ha superado el costo de las guerras".
comentarios