Voces contra la beatificación de Juan Pablo II
Un grupo de destacados teólogos y políticos están en contra del proceso de beatificación del papa Juan Pablo II, que ha sido uno de los más rápidos de la historia de la Iglesia católica. Por su parte, en el Vaticano todo está preparado para la beatificación del Sumo Pontífice en lo que será una de las principales ceremonias del corriente año, al menos, para millones de católicos de todo el mundo.
La ceremonia de beatificación de Karol Józef Wojtyła, conocido como el papa Juan Pablo II, nacido en Wadowice (Polonia) el 18 de mayo de 1920 y fallecido en Roma el 2 de abril de 2005, se iniciará el domingo 1 de mayo en Plaza de San Pedro y sus alrededores y será oficiada por el papa Benedicto XVI.
A la ceremonia de beatificación asistirán por lo menos un millón de peregrinos y turistas que se movilizarán en la plaza de San Pedro, según destacó el prefecto de Roma, Giuseppe Pecoraro, y varios millones de personas la seguirán por vía satélite.
Karol Wojtyla, uno de los pocos jefe de la Iglesia católica de origen no italiano (el primero en 455 años), está considerado por muchos un santo en vida que en 26 años y medio de servicio ejerció un pontificado extraordinario. Otros, en cambio, destacan su mentalidad restauradora teñida de tradicionalismo.
Mientras tanto, un grupo de 50 destacados teólogos de Alemania ha firmado una carta en contra de la beatificación de Juan Pablo II por no haber prestado el debido apoyo, siendo papa, al arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, asesinado hace 31 años.
Los suscriptores deploraron que la beatificación de Romero siga “bloqueada” por el Vaticano y que, en cambio, sí vaya a ser beatificado Juan Pablo II.
Los teólogos argumentan que Romero no logró el apoyo que precisaba en su audiencia papal de 1979. Un año después de esa audiencia, el 24 de mayo de 1980, Romero fue asesinado por un escuadrón de la muerte durante un oficio religioso por su posicionamiento contra la Junta salvadoreña.
Los contrarios a la beatificación consideran que, con ello, Juan Pablo II "traicionó" a la población más pobre de Latinoamérica.
Recuerdan, además, la cercanía entre Karol Wojtyla y el fundador del Opus Dei, José María Escrivá de Balaguer.
Personalidades de 16 países, como el teólogo suizo Hans Küng, el obispo brasileño Luis Flavio Cappio, el obispo francés Jacques Gaillot y el sacerdote psicoanalista alemán Eugen Drewermann, se han sumado a la iniciativa del movimiento católico contestatario Nosotros Somos la Iglesia y de la red ecuménica Iglesia de Abajo.
Junto a los 50 catedráticos de teología, la carta incorpora las firmas de unos 300 simpatizantes, así como colectivos europeos y latinoamericanos.
En la carta solicitan, por el contrario, la beatificación del arzobispo Romero. Los promotores de esta llamada exhortan a los católicos a “conmemorar la beatificación del mártir San Óscar Romero” realizada ya “por los pobres de América Latina y los amigos de Jesús de toda la Tierra”.
El obispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, muy popular en América Latina y conocido como “la voz de los sin voz” por su compromiso con los más desfavorecidos, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 de un disparo en el corazón por un comando de extrema derecha, al inicio de la guerra civil en El Salvador.
Sus acciones fueron a menudo vistas con ojo crítico por el Vaticano, que le reprochaba su proximidad con la Teología de la Liberación. Juan Pablo II visitó su tumba en 1996 y le rindió homenaje.
Hay que decir que el proceso de beatificación de Juan Pablo II ha sido uno de los más rápidos de la historia de la Iglesia Católica, al iniciarse cerca de tres meses después del fallecimiento del papa, sin esperar los cinco años que establece el Código de Derecho Canónico, y ocurre en el plazo más breve posible. Karol Wojtyla será beato un poco más rápido que la Madre Teresa, la monja de los pobres, que fue beatificada en un proceso de seis años y dos meses.
El proceso de la beatificación —el último grado antes de la canonización— que le elevará a los altares al fallecido cabeza de la Iglesia católica comenzó el 28 de junio de 2005. La causa se abrió por expreso deseo de Benedicto XVI y el anuncio fue acogido con gran alegría en el mundo católico, donde aún sigue vivo el grito "santo súbito" (santo ya), que decenas de miles de personas corearon aquel 8 de abril de 2005 durante el funeral.
El cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, declaró en la apertura oficial, que era "unánime y universal el convencimiento de la santidad" de Karol Wojtyla. Ruini ya se mostró convencido de que el proceso sería breve, ya que llegaban numerosos testimonios informando sobre las gracias logradas por la intercesión de Juan Pablo II.
El postulador de la causa, el polaco monseñor Slawomir Oder, informó de que en estos años se catalogaron 251 supuestos milagros por su intercesión. Al final, el sacerdote polaco eligió la curación de la monja francesa Marie Simon Pierre, de 51 años, que padecía desde 2001 la enfermedad de Parkinson, la misma enfermedad que tuvo Juan Pablo II. Varios meses después de la muerte de Wojtyla, la monja, que le rezaba continuamente, se curó del mal.
Decenas de miles de páginas, así como los testimonios de 330 personas —entre ellas cardenales, obispos e incluso algunos periodistas que lo siguieron durante el pontificado— y la documentación sobre la curación de la monja francesa conformaron la evidencia que estudió la Congregación para la Causa de los Santos.
El 17 de noviembre de 2009 lo cardenales y obispos de esa congregación, conocida como 'la fábrica de los santos', aprobaron las "virtudes heroicas del Siervo de Dios" Juan Pablo II, primer paso hacia su beatificación. Un mes más tarde Benedicto XVI lo proclamó "venerable", tras aprobar el decreto por el que reconocía esas "virtudes heroicas". Aunque faltaba la aprobación del milagro por parte del Papa, comenzaba la cuenta atrás. El 14 de enero Benedicto XVI aprobó el milagro en la persona de la monja francesa y fijó la beatificación para el 1 de mayo de 2011.
A pesar de todas las opiniones a favor y en contra del proceso, todo ya está resuelto y conocido de antemano: hoy el féretro con los restos de Juan Pablo II será exhumado de la tumba en las grutas vaticanas. Hasta la mañana del domingo quedará depuesto en un ‘carrello’ cubierto con un manto blanco, frente a la tumba de San Pedro. Las grutas estarán cerradas al público.
Tras la beatificación, el féretro, que no será abierto, será llevado a la tumba que ya se ha preparado en la capilla de San Sebastián, situada en la planta principal de la basílica vaticana. No estará lejos de la urna transparente con los restos embalsamados de Juan XXIII, que son venerados diariamente por muchos fieles. El culto litúrgico del nuevo beato será celebrado el 22 de octubre de cada año, en el aniversario del comienzo del pontificado de Juan Pablo II.