Los más viejos del mundo... con o sin reconcimiento de los 'Guinness'
El Libro Guinness acaba de hacer una nueva inscripción: anunciaron que la persona más anciana viva en la actualidad es la brasileña Maria Gomes Valentim, de 114 años. En concreto, Gomes es 48 días más vieja que la estadounidense Besse Cooper, que pasa a ser la mujer más longeva de Norteamérica.
Pero las dos ancianas son todavía más jóvenes que la persona más vieja de todas las registradas en el libro de los récords. La francesa Jeanne Louise Calment murió a la edad de 122 años en 1997.
Siendo la esperanza de vida media en el mundo casi dos veces menor, llegar a la edad de María y Besse ya es un hecho destacable. Además, hay que destacar que ellas tienen varios coetáneos, como el varón más viejo del mundo, el japonés Jiroemon Kimura, nacido en 1897.
Sin embargo, se trata sólo de los casos comprobados oficialmente. En la realidad, a menudo la impresionante edad de algunos longevos no puede ser verificada.
Por ejemplo, el pasado mes de julio la georgiana Anista Jvichava celebró su 130 aniversario, aunque esta edad no es reconocida por el Libro Guinness. Sólo cuatro años más joven se considera la cubana Juana Bautista de la Candelaria Rodríguez, con 126 primaveras. Dos mujeres de Uzbekistán, Gulsará Bekmurádova y Tuty Yusúpova, de 119 y 128 respectivamente, tampoco pudieron presentar documentos que confirmen su edad.
Los internautas más curiosos podrían encontrar cientos de casos de personas centenarias no reconocidas oficialmente.
En lo referente a casos menos actuales, una edad realmente inverosímil alcanzó supuestamente un herbolario y maestro de artes marciales chino, Li Ching Yuen, que vivió dos siglos y medio (según las fuentes chinas, entre 1677 y 1933). Se dice que a lo largo de su vida tuvo 24 esposas y unos 200 descendientes.
Pero hablando de los longevos históricos, la persona más vieja que se menciona en el Antiguo Testamento es Matusalén, el abuelo de Noé. Según las escrituras sagradas, vivió 969 años y falleció en el Diluvio Universal. Aunque algunos especialistas ponen en duda este dato y creen que ha habido un error en la traducción del Testamento. Lo mismo podrían decir los gerontólogos modernos, que calculan que la longevidad máxima que puede alcanzar el organismo humano es de unos 122 años. Aunque en lo referente a la vida, quizá, para mucha gente, el cuánto sea menos importante que el cómo.