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El estrés y la ira se combaten en Argentina con un bate de béisbol

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Los especialistas aseguran que destrozar algo es una gran terapia cuando se está estresado. Tanto es así, que en la actualidad existen organizaciones que funcionan con el único propósito de brindar la posibilidad de descargar la ira e impotencia con los más diversos objetos.
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Esta moda se ha instalado también en Argentina, donde The Break Club Argentina, ofrece la posibilidad de realizar catarsis: romper todo lo que se encuentre dentro de una habitación con un bate de béisbol.

“Les doy un cuaderno acá y la gente escribe qué es lo que los está aquejando últimamente para poder después entrar y romperlo en ese momento mientras rompes otras cosas, de una manera como poética, digamos ‘rompo con todo y también con mis cosas’”, explica Guido Dodero, creador de esta organización.

Romper, de eso se trata The Break Club, un particular emprendimiento de este creativo publicitario que cada vez suma mayores adeptos. La idea surgió como una forma de canalizar la ira en un ambiente controlado, liberando todo lo que uno debe reprimir en sociedad.

“Algunos van al psicólogo y terminan revolviendo más cosas y salen peores que como entraron. Esto es un lugar diferente, un lugar donde la gente puede hacer catarsis y bueno, les ofrecemos eso, una alternativa diferente para los que no están conformes con el tipo de terapias que hay en el mercado”, agrega Guido.

Muchos lo consideran como una solución a sus problemas


Botellas, computadoras viejas, televisores, electrodomésticos y hasta la posibilidad de personalizar los objetos con una foto para descargar con aquellas personas que representan un conflicto. Esta forma de hacer catarsis tiene antecedentes similares en EE.UU., Japón y España. Muchos seguidores la consideran una panacea, pero para los profesionales de la salud mental, es sólo una descarga momentánea que alivia, pero que no resuelve los problemas de fondo.

El psicoanalista Andrés Rascovsky, aclara que una persona “desplaza el conflicto” sobre otra cosa. “Desplaza el conflicto interno que tiene, por ejemplo, con el jefe, con el cual esta con un resentimiento importante y rompe una máscara supongamos, o rompe algo como descarga agresiva, pero desconoce cuál es el verdadero conflicto. Es un alivio transitorio y momentáneo”, agregó el especialista.

Para Belén González, una joven de Buenos Aires, el alivio aunque sea transitorio, no deja de ser un alivio. Por eso decidió pagar los 25 dólares que cuesta el servicio y entregarse a la adrenalina con un único objetivo, romper todo, porque tiene mucha tensión.

Vestida con un uniforme de seguridad adecuado, un bate de béisbol, un poco de chatarra a su alrededor, Belén comenta que necesita “descargar un montón de situaciones que viví en el último tiempo y creo que me va a ayudar”.

“Era todo lo que necesitaba. Me siento mucho mejor. Rompí cada botella como cada cosa que tenía que romper y me siento muy bien”, asegura luego la joven.

El servicio termina en la sala de relax donde la luz tenue, la música tranquila y un sillón para recostarse contrastan con la experiencia de destrucción y ayudan a volver a la realidad. Una realidad donde los problemas quizá sigan intactos. Pero al menos por un rato, nadie puede quitarnos la satisfacción de haber cumplido la fantasía de hacerlos pedacitos.

Por supuesto que no es la solución definitiva para los problemas de nadie. Pero un poco de descarga de ira en un ambiente controlado, hace que se sienta la diferencia.
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