Sociedad
Islamización de Noruega: ¿Una amenaza real o solo una exageración?
Los noruegos que vivieron la horrible masacre de 2011 llegaron a la conclusión de que hay que luchar contra cualquier tipo de extremismo, mientras que el país sigue mostrando su actitud integradora con los inmigrantes.
“Actualmente nos sentimos más fuertes para defender lo que creemos porque ha ganado más sentido. Hemos aprendido una lección importante: hay que luchar contra todo tipo de extremismo”, dice Asmund Aukrust, vicepresidente de las juventudes del Partido Laborista y uno de los que pudieron sobrevivir a los atentados de Anders Breivik.
Sin embargo la oposición, que algunos llaman de extrema derecha, cree que un asunto es respaldar la integración y otro muy diferente es minimizar la realidad de lo que ocurre en la nación.
“El hecho es que últimamente hay más grupos extremistas islámicos en Noruega que están amenazando a nuestra sociedad. Están desafiando con un 11-S en el país. Y esto no es algo que nuestro partido se esté inventando, sino que son informes del servicio de inteligencia que dicen que los radicales islámicos son la mayor amenaza de terrorismo”, dice Mazyar Keshvari, parlamentario del Partido Progreso.
En los últimos meses ha habido discursos de fanáticos religiosos que han tenido eco en la sociedad noruega. Se han escuchado voces de imanes que desean imponer allí la Sharia, la ley islámica, o quienes piden la independencia de un barrio de mayoría musulmán que se encuentra en el centro de Oslo. Asimismo, un clérigo ha ido más allá diciendo que los que no ayunen durante el ramadán deberían de ser decapitados.
En algunos casos la justicia noruega ya ha tomado cartas en el asunto. En junio de este año, Mullar Krekar, un religioso musulmán, fue condenado a 5 años de prisión por amenazar la vida de una ex ministra que firmó su deportación al considerar que suponía un peligro para la seguridad nacional.
No obstante, una parte de la población considera que los comentarios de unos pocos imanes son utilizados por la derecha radical para introducir sus políticas xenófobas. Algunos expertos se preguntan por qué si hay más de cien mil musulmanes en Noruega, solo se resalta lo peor que dice una minoría insignificante.
“Gran parte de todo este problema proviene de una exageración de los medios de comunicación. Necesitan titulares y utilizan las frases de una minoría marginal que no representa a nadie y crean inquietud en la sociedad”, dice el investigador social Salim Nazzal.
Sin embargo la oposición, que algunos llaman de extrema derecha, cree que un asunto es respaldar la integración y otro muy diferente es minimizar la realidad de lo que ocurre en la nación.
“El hecho es que últimamente hay más grupos extremistas islámicos en Noruega que están amenazando a nuestra sociedad. Están desafiando con un 11-S en el país. Y esto no es algo que nuestro partido se esté inventando, sino que son informes del servicio de inteligencia que dicen que los radicales islámicos son la mayor amenaza de terrorismo”, dice Mazyar Keshvari, parlamentario del Partido Progreso.
En los últimos meses ha habido discursos de fanáticos religiosos que han tenido eco en la sociedad noruega. Se han escuchado voces de imanes que desean imponer allí la Sharia, la ley islámica, o quienes piden la independencia de un barrio de mayoría musulmán que se encuentra en el centro de Oslo. Asimismo, un clérigo ha ido más allá diciendo que los que no ayunen durante el ramadán deberían de ser decapitados.
En algunos casos la justicia noruega ya ha tomado cartas en el asunto. En junio de este año, Mullar Krekar, un religioso musulmán, fue condenado a 5 años de prisión por amenazar la vida de una ex ministra que firmó su deportación al considerar que suponía un peligro para la seguridad nacional.
No obstante, una parte de la población considera que los comentarios de unos pocos imanes son utilizados por la derecha radical para introducir sus políticas xenófobas. Algunos expertos se preguntan por qué si hay más de cien mil musulmanes en Noruega, solo se resalta lo peor que dice una minoría insignificante.
“Gran parte de todo este problema proviene de una exageración de los medios de comunicación. Necesitan titulares y utilizan las frases de una minoría marginal que no representa a nadie y crean inquietud en la sociedad”, dice el investigador social Salim Nazzal.
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