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Rusia y China podrían aliarse para contrarrestar el poder de EE.UU.
Tras el enfriamiento de las relaciones entre Rusia y EE.UU. por el caso de Edward Snowden, Moscú podría reforzar sus lazos con Pekín, para hacer frente a la política de Washington, según opinan los especialistas del periódico 'The Financial Times'.
En la próxima cumbre del G20, la prensa y los analistas internacionales estarán atentos al trato que el presidente ruso, Vladímir Putin, anfitrión del evento, dará al mandatario estadounidense, Barack Obama, que recientemente "desairó" a Moscú al cancelar su encuentro con Putin, escriben Geoff Dyer y Courtney Weaver en un artículo de 'The Financial Times'. Pero al mismo tiempo, no se perderá de vista la relación que Putin mantenga con el presidente chino, Xi Jinping.
Al parecer, Obama está bajando el nivel protocolario con Rusia, lo cual podría tener consecuencias inesperadas para la Casa Blanca. Esa actitud en lo referente al escándalo de Edward Snowden, hace que Moscú y Pekín estén más unidos y no le hace bien a Washingron. "Ahora los líderes de Rusia y China se llaman por teléfono más a menudo entre ellos y menos al de EE.UU.", señala el presidente del Centro para Intereses Nacionales, Dimitri Simes.
El primer viaje oficial al extranjero de Putin tras su tercera reelección fue a Pekín, mientras que el de Xi Jinping fue a Moscú, y eso también deja claras ciertas prioridades.
En el pasado, Rusia y China tuvieron numerosos momentos de tensión y máxima competencia, pero ahora hay algo que les une y es su política de no intervención en los asuntos internos de otros países, adoptada en la revolución en Libia y en la guerra civil en Siria, como contrapeso a la actitud de EE.UU. y sus aliados.
Los esfuerzos conjuntos de estas dos potencias para influir en Washington pueden llevar al final a una diplomacia 'trilateral'. "Hay una sensación de que están en el mismo barco y que tienen que permanecer juntos para contrarrestar a EE.UU.", sostiene Dimitri Simes.
Los factores económicos tampoco faltan, ya que debido la caída de la demanda de energía en Europa, Moscú buscará nuevos mercados de exportación de hidrocarburos y China sería una buena opción. Además, los vínculos económicos entre EE.UU. y China son bastante fuertes y funcionan como freno a una posible confrontación política. En el caso de Rusia, este factor no es tan relevante, según Dyer y Weaver.
En abril de 2013, Obama envió a Putin una carta que contenía una lista de asuntos para trabajar juntos en los próximos meses. Incluía la reducción de armas estratégicas, la guerra en Siria y la defensa antimisiles, entre otros temas.
Sin embargo, la cancelación de la cumbre en Moscú por parte de EE.UU. demuestra la ausencia de progreso en el diálogo bilateral.
Al parecer, Obama está bajando el nivel protocolario con Rusia, lo cual podría tener consecuencias inesperadas para la Casa Blanca. Esa actitud en lo referente al escándalo de Edward Snowden, hace que Moscú y Pekín estén más unidos y no le hace bien a Washingron. "Ahora los líderes de Rusia y China se llaman por teléfono más a menudo entre ellos y menos al de EE.UU.", señala el presidente del Centro para Intereses Nacionales, Dimitri Simes.
El primer viaje oficial al extranjero de Putin tras su tercera reelección fue a Pekín, mientras que el de Xi Jinping fue a Moscú, y eso también deja claras ciertas prioridades.
En el pasado, Rusia y China tuvieron numerosos momentos de tensión y máxima competencia, pero ahora hay algo que les une y es su política de no intervención en los asuntos internos de otros países, adoptada en la revolución en Libia y en la guerra civil en Siria, como contrapeso a la actitud de EE.UU. y sus aliados.
Los esfuerzos conjuntos de estas dos potencias para influir en Washington pueden llevar al final a una diplomacia 'trilateral'. "Hay una sensación de que están en el mismo barco y que tienen que permanecer juntos para contrarrestar a EE.UU.", sostiene Dimitri Simes.
Los factores económicos tampoco faltan, ya que debido la caída de la demanda de energía en Europa, Moscú buscará nuevos mercados de exportación de hidrocarburos y China sería una buena opción. Además, los vínculos económicos entre EE.UU. y China son bastante fuertes y funcionan como freno a una posible confrontación política. En el caso de Rusia, este factor no es tan relevante, según Dyer y Weaver.
En abril de 2013, Obama envió a Putin una carta que contenía una lista de asuntos para trabajar juntos en los próximos meses. Incluía la reducción de armas estratégicas, la guerra en Siria y la defensa antimisiles, entre otros temas.
Sin embargo, la cancelación de la cumbre en Moscú por parte de EE.UU. demuestra la ausencia de progreso en el diálogo bilateral.
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