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El futuro del programa PGS de 'guerra relámpago' contra Rusia

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En el futuro, EE.UU. no podrá destruir en un 'ataque relámpago' las fuerzas estratégicas rusas, creen analistas militares al analizar el programa estadounidense de destrucción de misiles balísticos enemigos con misiles hipersónicos.
El ambicioso programa del Pentágono Prompt Global Strike (Rápido Ataque Global, o PGS, por sus siglas en inglés), suscita una gran preocupación de militares y políticos rusos.

De acuerdo con este concepto, en el caso de un conflicto armado los sistemas balísticos en silos y móviles de algunos estados deberían ser eliminados con misiles hipersónicos con ojivas de carga convencional. Aunque Washington ha negado que Rusia sea uno de los objetivos de estos misiles, la potencial amenaza de un 'ataque relámpago' requiere un análisis.

En sus informes sobre el programa Prompt, el mando militar estadounidense sostiene que los misiles hipersónicos que se desarrollan en el marco del proyecto tendrán como objetivo los misiles 'antisatélite' chinos, instalaciones nucleares de Irán y Corea del Norte, así como sus silos de misiles balísticos e instalaciones móviles de misiles con ojivas nucleares.

La segunda tarea más importante del nuevo proyecto PGS es eliminar los llamados "sistemas que impiden el acceso al teatro de operaciones". Por ejemplo, los misiles balísticos antibuque chinos DF-21 limitarán significativamente las áreas de maniobra de las agrupaciones de portaaviones estadounidenses en caso de guerra. Por lo tanto, dichos misiles también están sujetos a un ataque preventivo. La tercera tarea del PGS es la eliminación de terroristas.

Según lo previsto, las pruebas finales del proyecto Prompt Global Strike estarán terminadas antes de 2025.

"Contra China y Corea del Norte, no contra Rusia"

De acuerdo con la mayoría de los expertos militares estadounidenses, la lucha contra los terroristas con misiles de precisión es el uso más dudoso de los misiles hipersónicos. En los últimos 10 años no ha habido casos en los que la información obtenida resultara tan confiable que el ataque no provocara 'dudas'. Por ejemplo, los preparativos para la operación contra Osama bin Laden tardaron varios años, y hasta el mismo momento de aterrizar en Pakistán los 'navy seals' no tuvieron la certeza de que el 'terrorista número uno' estuviese en ese lugar.

Sin duda, los objetivos prioritarios del PGS son las protegidas instalaciones estratégicas fijas y los sistemas de lucha antisatélite. Sin embargo, China, Corea del Norte e Irán (todos juntos), tienen mucho menos cantidad de todo ello que Rusia.

Objetivo número uno: sistemas rusos Yars y Tópol

Expertos estadounidenses aseguran que el ataque 'neutralizador' contra fuerzas de disuasión nuclear rusas es imposible. El principal problema es la detectar en cualquier momento de instalaciones de misiles estratégicos móviles dentro del enorme país e impactarlas con mayor precisión posible. Tal precisión sólo puede proporcionar sistemas de inteligencia vía satélites o aviones de vigilancia radar, como los satélites espía Lacrosse, aviones de reconocimiento U- 2R, E-8 y drones RQ-4 Global Hawk.

Sin embargo, el tiempo de vuelo de Lacrosse sobre el territorio de Rusia es muy limitado, mientras que el número de satélites disponibles es poco para organizar el seguimiento continuo, sobre todo después de que el Senado y el Congreso de EE.UU. recientemente se negaron a financiar el lanzamiento de nuevos satélites.

Por otra parte, los radares instalados en aviones U-2R, RQ-4 y E-8 tienen altas características pero para rastrear todo el enorme territorio ruso tendrán que intervenir en su espacio aéreo, hecho que no es realista.

Hay que sumar a ello que la Tropa de Misiles Estratégicas rusa actualmente se dota de más avanzados medios de lucha radioelectrónica.
 
Al analizar la situación con misiles hipersónicos que desarrollan Estados Unidos, estaría claro que sus características no corresponden con los requerimientos arriba indicados y están lejos de ser considerados un arma estratégica.

El sistema AHW, en desarrollo a partir de los 2000 tiene un alcance de tan solo cinco mil kilómetros mientras que para terminar el desarrollo del sistema hipersónico HTV-2 de largo alcance harán falta mínimo 15 años, según expertos estadounidenses.

Sin embargo, los objetivos declarados del sistema PGS sin duda alguna inscriben a Rusia en el listado blancos prioritarios de un ataque relámpago con misiles hipersónicos.
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