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"La gestión del EI por Barack Obama sumergirá a EE.UU. en una guerra perpetua"
El intento de Barack Obama de combatir a los radicales del Estado Islámico en Irak y Siria no llevaría a la mejora de la situación ya que EE.UU. goza de una notoria historia de fracasos en la región, opina el analista Nile Bowie.
EE.UU. camina hacia una agresión unilateral contra Siria
Mientras Barack Obama autorizó el envío de otros 475 militares en Irak y la intensificación de los ataques aéreos contra las posiciones del Estado Islámico en el norte del país, también sancionó ataques unilaterales contra los yihadistas en el territorio sirio.Además, el mandatario estadounidense pidió al Congreso que apruebe un programa de 500 millones de dólares para entrenar y armar a los milicianos de la denominada oposición moderada siria que se opone al presidente Bashar al Assad.
"Bombardear una nación soberana sin el consenso de la ONU y armar abiertamente a los grupos armados paramilitares constituiría una grave violación del derecho internacional", opina el analista político Nile Bowie.
El conflicto en la región podría tardar años
Los funcionarios de EE.UU. ya afirmaron que su esfuerzo militar contra los islamistas en Irak y Siria podría superar el mandato de Barack Obama. Teniendo en cuenta la historia de las intervenciones estadounidenses, es dudoso que sea posible una solución rápida.
"Barack Obama comparó la operación contra el EI con las operaciones antiterroristas de EE.UU. en Yemen y Somalia, tachándolas de 'exitosas', aunque generaron centenas de víctimas civiles, fracasaron en eliminar la presencia de Al Qaeda o de Al Shabaab, y se extendieron al mandato de Obama [comenzaron en el de George W. Bush]", recuerda Bowie.
El suministro de armamento a los paramilitares sirios —que a veces acaba en las manos de los mismos yihadistas— alimentará la violencia y las destrucciones, y los 1.600 soldados estadounidenses ya presentes en Irak no cambiarían las perspectivas.
El mismo EE.UU. fomentó la crisis contra la que lucha ahora
Varios países como Rusia, China e Irán advirtieron a Occidente y sus aliados en el Golfo Pérsico de los riesgos de su política en Siria. El argumento clave fue que el vacío de poder sería ocupado por los extremistas y resultó que tenían razón, opina el analista.Además de suministrar armas y entrenar a los oponentes de Al Assad —muchos de los cuales últimamente se incorporarían a movimientos radicales—, EE.UU. básicamente ignoró los esfuerzos de Arabia Saudita, su fiel aliado, de promover en la región su rama del islam, el salafismo, también denominado wahabismo.
El intento de los saudíes era fomentar la autoridad de Riad en el mundo islámico, aunque una interpretación radical del salafismo, de hecho, prevé practicar un islam 'puro', vigente en el siglo VII. El Estado Islámico, aunque afirma pertenecer al salafismo, se opone fuertemente a la monarquía saudí.
Otro hecho "que está al borde de la sátira", según Bowie, es la alianza de EE.UU. y Arabia Saudita en el apoyo de la oposición moderada siria. Mientras Occidente se indigna por las decapitaciones de los periodistas James Foley y Steven Sotloff, el hecho de que en Arabia Saudita decapitaran a 23 personas en el último mes no parece plantear ninguna pregunta sobre los aliados de EE.UU.
La política de Occidente es notoria por sus fracasos
Debido a que EE.UU. fracasó en eliminar el extremismo en cualquier país de la región en el que intervino, no hay razones para creer que su lucha contra el Estado Islámico sería más exitosa. Los ataques aéreos casi seguramente causarán víctimes civiles, lo que fomentaría los sentimientos antiestadounidenses y favorecería finalmente a los extremistas."Cuando empiecen los ataques contra el territorio sirio, el verdadero intento de EE.UU. estaría claro. Damasco probablemente no reaccionaría contra los bombardeos del Estado Islámico, pero si infraestructuras del Gobierno son atacadas se vería obligado a responder", opina Bowie. Hay ciertos funcionarios en EE.UU. que promueven la idea de atacar a ambas partes del conflicto en Siria para evitar que se forme una ventaja estratégica.
De todos modos, la siguiente administración estadounidense va a heredar una crisis humanitaria casi permanente, concluyó Nile Bowie.
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