Economía
Desvinculación de las economías de China y Japón: ¿preludio de una guerra?
Las tensiones geopolíticas entre China y Japón han reducido los niveles de interdependencia económica mutua, subrayan los analistas, que especulan que este descenso podría ser indicativo del preludio de un inminente conflicto.
Las inversiones directas de Japón en China cayeron en un 4,3% en 2013, en un momento en que las inversiones directas extranjeras en el gigante asiático crecieron en general un 5,3%. Pekín, por su parte, ha mostrado el mismo comportamiento hacia Tokio: las inversiones directas de China en el país vecino se redujeron en un 23,5%, mientras que las inversiones extranjeras en Japón en general aumentaron un 16,8%. Otra cifra poco sorprendente: en 2013 los volúmenes del comercio entre las dos potencias económicas asiáticas cayeron un 5,1%, hasta solo 312.500 millones de dólares anuales.
Los medios de ambos países trazan un vínculo directo entre esta tendencia y los "efectos persistentes" de la disputa territorial por las islas Senkaku (Diaoyu para China). "La tensión política fue la mayor causa de la caída de la inversión japonesa en China. Debido a la disputa por las islas, las compañías japonesas, preocupadas por los riesgos aumentados en China, trasladaron algunas de sus plantas al sureste asiático", comentó a 'China Daily' el analista Yao Haitian. Song Zhiyong, investigador de la Academia de Comercio Internacional y Cooperación Económica de China, destacó ante el mismo diario la tendencia análoga: "El Gobierno chino da mucha importancia a la disputa por las islas y las compañías chinas se sienten preocupadas por la presión y los riesgos operacionales a la hora de invertir en Japón". 'China Daily' incluso llegó a advertir que Tokio puede perder su estatus como segundo socio comercial de Pekín (tras EE.UU.).
La debilitación de los vínculos económicos es una señal extremadamente importante, destaca el columnista de 'Forbes' Gordon G. Chang. Pone como argumento la teoría del 'choque de civilizaciones' de Samuel Huntington, en la que se postula que "los altos niveles de interdependencia económica" pueden "inducir a una guerra" en lugar de "inducir a la paz", si los Estados "no confían en que los altos niveles de interdependencia vayan a continuar". De hecho, "los líderes de la región ya están empezando a hablar como si la guerra estuviera a la vuelta de la esquina", puntualiza Chang.
En los espacios del Foro Económico Mundial de Davos, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, comparó las tensiones entre su país y China con la rivalidad entre el Reino Unido y Alemania en los años anteriores a la Primera Guerra Mundial, remarcando que "la situación era similar", según recoge 'The Financial Times'. Abe puntualizó que el Reino Unido y Alemania tenían en aquel entonces —igual que Tokio y Pekín en la actualidad— una fuerte relación comercial que a pesar de todo no impidió que justo hace un siglo, en 1914, las tensiones estratégicas desembocaran en el estallido de un conflicto armado.
El presidente de Filipinas, Benigno S. Aquino III, a su vez, hizo una alusión a las vísperas de la Segunda Guerra Mundial. A inicios de febrero llamó a la comunidad internacional a aplicar más esfuerzos para apoyar a Filipinas contra las reclamaciones asertivas de China en los mares cerca de su país. Comparó la situación actual con el fracaso de Occidente a la hora de amparar a Checoslovaquia ante las pretensiones de Hitler sobre tierra checa en 1938, según recoge 'The New York Times'.
Los medios de ambos países trazan un vínculo directo entre esta tendencia y los "efectos persistentes" de la disputa territorial por las islas Senkaku (Diaoyu para China). "La tensión política fue la mayor causa de la caída de la inversión japonesa en China. Debido a la disputa por las islas, las compañías japonesas, preocupadas por los riesgos aumentados en China, trasladaron algunas de sus plantas al sureste asiático", comentó a 'China Daily' el analista Yao Haitian. Song Zhiyong, investigador de la Academia de Comercio Internacional y Cooperación Económica de China, destacó ante el mismo diario la tendencia análoga: "El Gobierno chino da mucha importancia a la disputa por las islas y las compañías chinas se sienten preocupadas por la presión y los riesgos operacionales a la hora de invertir en Japón". 'China Daily' incluso llegó a advertir que Tokio puede perder su estatus como segundo socio comercial de Pekín (tras EE.UU.).
La debilitación de los vínculos económicos es una señal extremadamente importante, destaca el columnista de 'Forbes' Gordon G. Chang. Pone como argumento la teoría del 'choque de civilizaciones' de Samuel Huntington, en la que se postula que "los altos niveles de interdependencia económica" pueden "inducir a una guerra" en lugar de "inducir a la paz", si los Estados "no confían en que los altos niveles de interdependencia vayan a continuar". De hecho, "los líderes de la región ya están empezando a hablar como si la guerra estuviera a la vuelta de la esquina", puntualiza Chang.
En los espacios del Foro Económico Mundial de Davos, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, comparó las tensiones entre su país y China con la rivalidad entre el Reino Unido y Alemania en los años anteriores a la Primera Guerra Mundial, remarcando que "la situación era similar", según recoge 'The Financial Times'. Abe puntualizó que el Reino Unido y Alemania tenían en aquel entonces —igual que Tokio y Pekín en la actualidad— una fuerte relación comercial que a pesar de todo no impidió que justo hace un siglo, en 1914, las tensiones estratégicas desembocaran en el estallido de un conflicto armado.
El presidente de Filipinas, Benigno S. Aquino III, a su vez, hizo una alusión a las vísperas de la Segunda Guerra Mundial. A inicios de febrero llamó a la comunidad internacional a aplicar más esfuerzos para apoyar a Filipinas contra las reclamaciones asertivas de China en los mares cerca de su país. Comparó la situación actual con el fracaso de Occidente a la hora de amparar a Checoslovaquia ante las pretensiones de Hitler sobre tierra checa en 1938, según recoge 'The New York Times'.
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