La plaza Kim il-Sung es uno de los símbolos de Pyongyang, un ejemplo más del culto al líder en el país. Marca el km 0, el lugar de donde nacen las principales carreteras de Corea del Norte.
La plaza Kim il-Sung, custodiada por los retratos de él y de su hijo, Kim Jong-il, es el escenario además de fastuosos desfiles militares y de las demostraciones de fuerza del Ejército norcoreano.
"¿Dónde está el general?", se pregunta una melodía, escalofriante para oídos profanos, que sale de la estación central de tren de la capital durante el día y la noche.
Las fotografías con gesto amable del creador de la Nación, Kim il-Sung y de su hijo, Kim Jong-il, custodian desde su muerte hace 3 años, edificios y casas, y adornan las camisas y trajes de los norcoreanos.
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"No quisiera explicarlo de manera política, pero por ejemplo, los europeos tienen los cuadros de sus padres, ¿no? Es algo parecido", explica Kim Chol Ho, profesor e investigador del Instituto de la Industria Biológica. "En una palabra, todos los generales y el mariscal Kim Jong-un son padres y madres de todos los norcoreanos", agrega.
Una insólita relación, que para el maestro de taekwondo Kim Song Gi, se explica con la historia. "No sé cómo lo entenderá el resto del mundo, pero para explicarlo es necesario entender la historia. El presidente Kim il-Sung salvó a la nación coreana de la ocupación japonesa, nos dio una vida autentica e hizo políticas a favor del pueblo. Y por eso todos respetamos y votamos al general y lo ponemos como presidente", sostiene.
Al estimado mariscal Kim Jong-un, de edad desconocida —ronda los 30— se le venera en la calle, al igual que a su padre y a su abuelo, como artífice de prácticamente todo. Es lo que nos cuentan en las entrevistas, en las que, con varios guías presentes, nadie duda ante las cámaras.
"Realmente el mariscal Kim Jong-un considera al pueblo como lo principal y nos da el máximo amor y lo más importante", dice uno de los entrevistados. "Sólo viendo el interior de este supermercado que nos construyó el gran general Kim Jong-un, un edificio moderno, estupendo, puede verse cómo se preocupa e intenta darnos a los coreanos una buena vida", agregó otro.
Pero la máxima exaltación del culto al líder que envuelve la cultura de Corea del Norte se encuentra fuera de los focos, en el interior del mausoleo de Kumsusan, que guarda las momias. "He sentido que hay que respetar a los grandes generales y seguir más al mariscal Kim Jong-un. Creo que el futuro va a ser más brillante y más próspero", comenta Kim Sung Kwan, visitante del mausoleo.
Calculan que unas mil personas venidas de todas las provincias de Corea visitan diariamente el mausoleo de los llamados grandes líderes. Embalsamados en dos salas distintas descansan los cuerpos de Kim il-Sung y Kim Jong-il. Está prohibido acceder al interior del edificio con cámaras, y se accede a través de unas largas escaleras mecánicas. Allí junto a los líderes, se pueden ver los vagones de los trenes en los que viajaron, los coches que utilizaron o incluso dos mapas gigantes con los detalles de todos los viajes que realizaron por el interior del país y al exterior.
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Su vida y obra es una asignatura imprescindible también para los más pequeños, que desde los dos años y medio aprenden en guarderías bailes y canciones con las hazañas de los grandes generales.
"Las maestras que trabajamos en la guardería dedicamos toda nuestra fuerza en educar a los niños de acuerdo al amor de los grandes generales para que crezcan más sanos y más listos. Le doy mi opinión, en este mundo hay muchos países y líderes, pero no creo que existan como los nuestros, son los mejores de este mundo porque dan mucho amor a los niños, tanto como si fueran los reyes del país", opina Ri Yong Ok, directora de la guardería Kim il-Suk.