La orden ejecutiva emitida por Obamadeclara la situación en Venezuela como una "amenaza extraordinaria e inusual para la seguridad nacional y política exterior estadounidenses".
"Este tipo de declaraciones suelen preceder a agresiones militares", señala Borón en su columna en Telesur, explicando que pueden ser efectuadas "por mano propia" o "puede también ser el prólogo para operaciones militares donde Estados Unidos actúa de consumo con sus lacayos europeos, nucleados en la OTAN, y las teocracias petroleras de la región".
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En este contexto el analista recuerda casi todos los episodios de injerencia de EE.UU. en los países soberanos. "Casos más recientes son los de Siria y, sobre todo Ucrania, donde el ansiado "cambio de régimen" (eufemismo para evitar hablar de "golpe de Estado") que Washington persigue sin pausa para rediseñar el mundo -y sobre todo América Latina y el Caribe- a su imagen y semejanza se logró gracias a la invalorable cooperación de la Unión Europea y la OTAN, y cuyo resultado ha sido el baño de sangre que continúa en Ucrania hasta el día de hoy", subrayó.
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Por eso Borón llama a tomar "muy en serio" el hecho de que EE.UU. "profiera una amenaza". "Especialmente si se recuerda la vigencia de una vieja tradición política norteamericana consistente en realizar autoatentados que sirvan de pretexto para justificar su inmediata respuesta bélica", prosigue.
También el analista recuerda que "Washington prohijó el golpe de Estado del 2002 en Venezuela, tal vez porque quería asegurarse el suministro de petróleo antes de atacar a Irak. Ahora está lanzando una guerra en dos frentes: Siria/Estado Islámico y Rusia, y también quiere tener una retaguardia energética segura".
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"Nadie podría sorprenderse si en las próximas horas o días Obama autoriza una operación secreta de la CIA o de algunos de los servicios de inteligencia o las propias Fuerzas Armadas en contra de algún objetivo sensible de Estados Unidos en Venezuela. Por ejemplo, la embajada en Caracas", concluye Borón.