¿Es eficaz la estrategia del Gobierno mexicano contra el narcotráfico?
En una columna publicada en el portal 'The Daily Beast', el periodista analiza los resultados de la guerra contra los carteles de la droga, que declaró en 2006 el entonces presidente mexicano Felipe Calderón y con la que siguió su sucesor, el actual mandatario Enrique Peña Nieto.
Según el autor del artículo, la prioridad principal de la estrategia del Gobierno ha sido y sigue siendo la de capturar (o matar) a la mayor cantidad posible de señores de la droga, y en este sentido, "el historial es, de hecho, impresionante".
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Sin embargo, prosigue, desde el principio la estrategia del Gobierno "consistía sobre todo en la improvisación irresponsable".
"El Gobierno de Calderón ignoró el alcance del problema, la violencia que se desataría y el esfuerzo hercúleo que se necesitaría para controlarlo", señala Krauze.
"Desde el inicio del conflicto actual, el Gobierno mexicano estableció un objetivo principal para su guerra contra las drogas: reducir la delincuencia relacionada con las drogas en México y devolver el imperio de la ley a aquellas áreas dañadas y aterrorizadas por las bandas de narcotraficantes", recuerda el periodista. "Y en ese frente fundamental, ha fracasado", afirma.
En opinión del escritor, al principio, el plan de "decapitar" a las organizaciones criminales parecía sagaz, ya que llevaría a un proceso que Eduardo Guerrero, destacado experto mexicano en la guerra contra las drogas, llama "faccionalización", o fragmentación de los carteles en células más pequeñas y manejables.
No obstante, como consecuencia de este proceso, han aparecido muchos carteles más pequeños, pero "cada vez más ingeniosos e impredecibles", y la extorsión, impunidad y violencia "se hicieron comunes".
Además, se han mantenido "las ejecuciones y la violencia en áreas no metropolitanas", lo cual revela un factor importante, que ni Calderón, ni Peña Nieto, ni tampoco sus partidarios en Washington han tenido en cuenta: que las policías locales de México no estaban ni todavía están preparadas para la inmensa carga de la lucha.
"Las policías locales con frecuencia son obedientes al crimen organizado. En muchas zonas del país, la diferencia entre los carteles y la Policía es apenas perceptible", lamenta el autor. Por culpa de ello, "la extorsión, las desapariciones, y las matanzas insondables han continuado prosperando con absoluta impunidad", concluye.
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