Dos terceras partes del dinero gastado por el Pentágono durante más de 300 días de la operación se han destinado a ataques aéreos, según los datos publicados en el sitio web del Departamento de Defensa de EE.UU. Sin embargo, hasta el momento estos bombardeos han resultado ineficientes, ya que la coalición internacional no ataca la infraestructura petrolera que está bajo el control del grupo radical, de manera que no se ha interrumpido la fuente de ingresos del Estado Islámico, destaca la revista rusa 'Odnako'.
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Además, la Casa Blanca recientemente ha tomado la decisión de aumentar el número de sus militares en Irak al enviar al país 450 efectivos más. Con ello, el objetivo principal de los 3.500 militares estadounidenses es "entrenar a las fuerzas armadas iraquíes oficiales", afirma Washington. Precisamente estas fuerzas entrenadas por EE.UU. huyen constantemente de los militantes del EI, indica la revista. De hecho, las fuerzas armadas del Gobierno de Irak, apoyadas por EE.UU. y sus aliados, se han mostrado como la parte más débil de este conflicto. La superan (en motivación y eficacia) tanto los militantes del EI como la única herramienta eficaz contra los yihadistas: las milicias chiitas, afirma la revista.
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La milicia chiita (que directamente acusa a Washington de crear condiciones que benefician al EI) no es del agrado de EE.UU. En su momento, los grupos chiitas fueron considerados por Washington como el principal enemigo en Irak y sus dirigentes fueron hostigados y encarcelados durante la ocupación, señala la revista. Los chiitas iraquíes están apoyados por Irán (país de mayoría chiita), por lo que en los medios occidentales se está desarrollando una guerra de información contra este parte de conflicto. Los periodistas occidentales acusan inmotivadamente a los chiitas de saquear y expulsar la población de las ciudades rescatadas del control del Estado Islámico.
"Se espera que la cantidad de recursos económicos que EE.UU. destina a la guerra en Irak siga creciendo", concluye la revista.