El papa, que calificó una vez al dinero de "estiércol del diablo" cuando esclaviza al hombre, podría poner en evidencia en esta gira a los políticos y empresarios de EE.UU., el país considerado baluarte principal del capitalismo.
"El papa dice que el dinero es bueno y el capital es bueno si no se convierten en un dios, un ídolo más importante que el hombre, piense lo que piense la gente de Wall Street", comentó Andrea Tornielli, periodista y escritora italiana, citada por Bloomberg.
Desde un púlpito privilegiado, que incluye el Congreso, la Casa Blanca, Naciones Unidas y cerca de un millón de creyentes que participarán en una misa celebrada al aire libre, se espera que el papa Francisco condene la "globalización de indiferencia", en particular en relación la oleada de refugiados desesperados de Oriente Medio.
Está previsto que el pontífice pronuncie un total de 18 discursos y homilías en Washington, Nueva York y Filadelfia dedicadas entre otros temas a la pobreza, la inmigración, el medio ambiente y la economía en favor del hombre y no del lucro.
Por criticar una economía de la exclusión y la desigualdad y llamar a poner límites la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, muchos califican al sumo pontífice de marxista.
En este sentido, el economista Jeffrey Sachs señaló que Francisco "se opone igualmente a los extremos de los mercados no controlados y el colectivismo comunista".
La gira papal se está llevando a cabo en medio de un deshielo en las relaciones entre los dos países auspiciado por la diplomacia liderada por el pontífice.
El Vaticano ha expresado su esperanza en que la visita de Francisco suponga el fin del embargo estadounidense de Cuba.
La noche del sábado el papa llegará a La Habana, donde se reunirá con Raúl y Fidel Castro, y oficiará una misa masiva en la Plaza de Revolución.
En un país donde el 85 por ciento de la población se identifica como católicos, el pontífice se desplazará hasta las ciudades de Holguín y Santiago, donde también celebrará sendas misas.