"El Estado Islámico puede convertirse en el Frankenstein de Turquía"
Las noticias acerca de los presuntos vínculos entre Turquía y el Estado Islámico aparecen cada día con más frecuencia. Y no es un fenómeno sin fundamento: acusan a Ankara del tráfico y venta del petróleo del EI, traslado de los terroristas, apoyo médico y financiero. Como apuntó en una entrevista concedida a RT el autor e historiador Gerald Horne, la situación actual trágicamente evoca a "lo sucedido con EE.UU. en los años 1980 en Afganistán, cuando apoyaban a los llamados 'combatientes por la libertad', los muyahidines, que de hecho luchaban contra las autoridades oficiales del país". Ese tipo de complicidad produjo un efecto bumerán años después y los aliados de antaño se convirtieron en enemigos, atacaron a EE.UU. el 11 de septiembre de 2001. Así que el EI puede convertirse en el Frankenstein de Turquía.
Además, añade Horne, Turquía obviamente no está interesada en el apoyo a los kurdos ni en Siria, ni en Irak, lo que parece esencial para combatir al EI. Sin embargo, como consecuencia tendrá el fortalecimiento de la población kurda en la misma Turquía, que contradice la intención del gobierno de Recep Tayyip Erdogan de aplastar a los kurdos en el sudeste del país.
Así que Ankara se enfrenta con una elección crucial, y ya es el tiempo de tomar la decisión definitiva: seguir coqueteando con el EI, se contrapone no solo a Damasco, sino a la Liga Árabe, que ya condenó a Turquía por la intervención en el territorio de Irak. Y hasta EE.UU. ya muestra señales de su disposición a aliarse con los kurdos. La decisión final puede llevar a Ankara a encontrarse a solas con su Frankenstein.