Obama en La Habana: Cuentas pendientes que impiden un acercamiento pleno
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, viaja a Cuba de visita oficial entre el 20 y el 22 de marzo. Se trata de un hito histórico, ya que será el primer mandatario norteamericano que vaya a la isla en más de 80 años.
Esta visita será posible gracias a que, en diciembre de 2014, ambos países enterraron el hacha de guerra después de más de 50 años de enfrentamiento político e ideológico. Tras este avance, en julio de 2015 restablecieron sus relaciones diplomáticas de manera oficial. A partir de entonces, comenzó 'el deshielo' en otros apartados, como el turismo, la comunicación aérea y los sectores financiero y comercial. Además, Cuba ya no integra la lista de países que patrocinan el terrorismo.
Sin embargo, aún existen algunos obstáculos que impiden el acercamiento pleno entre La Habana y Washington, como el bloqueo económico de EE.UU. contra Cuba, el territorio de la base naval de Guantánamo o la ley de 'pies secos, pies descalzos'.
En cualquier caso, la normalización completa no será posible mientras que las autoridades norteamericanas no eliminen, una por una, las leyes unilaterales que impiden el desarrollo económico de la isla.
"Cincuenta años de aislamiento de Cuba no han conseguido promover la democracia y nos han hecho retroceder en América Latina".
Barack Obama, presidente de EE.UU.
Leyes anticubanas
Pese a la suavización del régimen de sanciones que ha comenzado el presidente Obama, aún quedan varias leyes importantes que forman parte del embargo unilateral de Estados Unidos contra Cuba, sin cuyo levantamiento será imposible alcanzar logros esenciales en el proceso de normalización.
Por ejemplo, en 1992 EE.UU. adoptó la llamada ley Torricelli que, además de establecer medidas para limitar el transporte marítimo a Cuba, prohibe el comercio con el país caribeño a las empresas subsidiarias de compañías estadounidenses establecidas en terceros países.
Esta iniciativa se reforzó con la ley Helms-Burton, aprobada el 12 de marzo de 1996 por el Congreso de EE.UU., supuestamente para lograr la libertad y la solidaridad democrática cubanas. Se trata de una norma que incluye sanciones adicionales contra empresas extranjeras que mantengan relaciones comerciales con Cuba. Como consecuencia de ello, los buques que transportan mercancías desde o hacia la isla no pueden entrar en los puertos estadounidenses. Al mismo tiempo, los norteamericanos dejaron de asignar dinero a las instituciones financieras internacionales que aportan fondos a Cuba y señalaron su "desacuerdo con la presencia de instalaciones de inteligencia rusas (base de Lourdes)" en el país caribeño.
El problema migratorio
El 2 de noviembre de 1966, EE. UU. aprobó la Ley de Ajuste, que estableció las reglas para que cualquier cubano que pise territorio estadounidense pueda solicitar la residencia permanente tras pasar un año en el país.
Esta política genera una gran indignación entre las autoridades de Cuba, porque estiman que estimula las salidas ilegales de sus ciudadanos y la inmigración clandestina.
Además, esta ley también ha provocado que cientos de personas murieran ahogadas al tratar de cruzar el estrecho de Florida.
Guantánamo
La base naval en la bahía de Guantánamo ha sido un eje de discordia entre La Habana y Washington desde la Revolución cubana de 1959. EE.UU. posee esas instalaciones desde 1903, cuando firmó un contrato bilateral de arrendamiento que estableció que solo puede cerrarse con un acuerdo entre ambas partes.
Los norteamericanos pagan 4.085 dólares anuales por el alquiler del recinto, un dinero que Cuba se niega a aceptar porque insisten en que los militares estadounidenses deben abandonar el lugar, pero la Casa Blanca hace oídos sordos a esta reclamación.
"Es imperativo que el Gobierno de EE.UU. elimine todas políticas del pasado que afectan al pueblo y a la nación cubana".
Raúl Castro, presidente del Consejo de Estado de Cuba
El mes pasado, durante una audiencia en la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de EE.UU., su secretario de Estado, John Kerry, descartó que exista un plan para devolver el territorio de Guantánamo a Cuba y añadió que se opondría personalmente a cualquier propuesta en ese sentido.
Estas palabras coinciden con la opnión del portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, quien por esas fechas recordó que su país no considera esa opción e insistió en que "lo hemos reiterado muchas veces".
Pese al plan de Obama para clausurar la prisión que albergan las instalaciones, EE.UU. desea mantener su base naval en la bahía de Guantánamo, según afirmó en febrero el secretario de Defensa norteamericano, Ashton Carter, porque "está situada en un lugar estratégico, nos pertenece desde hace tiempo y nos resulta importante".
Reparaciones
El Gobierno cubano exige que Estados Unidos le indemnice por el daño económico generado por los más de 50 años de embargo económico contra la isla. Cuba vs. Bloqueo, el sitio del país caribeño que denuncia el bloqueo de EE.UU., presentó un informe de 2014 en la Asamblea General de la ONU en el que consideró que el perjuicio acumulado es superior a un trillón de dolares.
"Se adeuda a Cuba las indemnizaciones equivalentes a daños, que ascienden a cuantiosos millones de dólares".
Fidel Castro, líder de la Revolución Cubana
Al mismo tiempo, diferentes empresas y particulares norteamericanos demandan recompensas por la expropiación de sus propiedades que realizó el Estado caribeño tras la Revolución cubana, que tenían un valor estimado de alrededor de 2.000 millones en dólares de 1960.
Injerencia democrática
El Gobierno cubano quiere que Washington reconozca su forma de "democracia participativa" y abandone sus programas subversivos encubiertos en la isla.
"La promoción de la democracia ha sido uno de los aspectos más polémicos en la política de EE.UU. hacia Cuba y uno de los más contraproducentes", valoró el excoordinador de Inteligencia Nacional estadounidense para América Latina, Fulton Armstrong, entrevistado por Cubadebate.
A su vez, el periodista y analista de temas internacionales, Reynaldo Taladrid, identificó un peligro que puede dar al traste con todo lo que se ha avanzado entre los dos países en el terreno diplomático: "que se condicione lo que debe ser la normalización de relaciones entre dos estados independientes, soberanos y vecinos a que uno le imponga al otro cómo deben ser los asuntos internos de ese Estado".
"Si la balanza se inclina mucho hacia el lado de imponer desde afuera un modelo político a Cuba, eso dificultaría y atrasaría todo, porque el Gobierno cubano se va a defender de esa intromisión en sus asuntos internos y, por lo menos, va a atrasar o congelar el proceso", advirtió Taladrid, citado por Radio Internacional de China.