Mapa: Represalias antikurdas en el sudeste de Turquía

En los últimos meses, esta región ha sido el foco de un operativo militar de las autoridades turcas contra el PKK. Sin embargo, algunos políticos locales denuncian que las víctimas principales de la operación son civiles.

Muertes por fuego cruzado, personas quemadas vivas en sótanos, tanques en las calles y toques de queda de duración indefinida: los kurdos del sudeste de Turquía viven esta pesadilla desde agosto de 2015, cuando Ankara comenzó a tomar represalias contra las milicias del independentista Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), al que considera una organización terrorista.

Devastación y desesperación en Diyarbakir

Diyarbakir, la segunda mayor ciudad del sudeste de Turquía, se está convirtiendo en una ciudad de muertos y desaparecidos.

La que es la capital informal de la región kurda en Turquía ha visto reiterados bombardeos desde julio de 2015 y dos toques de queda el pasado diciembre.

El 16 de marzo, tras una serie de enfrentamientos entre las milicias kurdas y las fuerzas turcas, Ankara impuso un toque de queda indefinido en varias partes de la ciudad.

Desde el inicio del operativo militar en Diyarbakir, "decenas de miles" de personas tuvieron que abandonar sus casas, según informes del Partido Popular Republicano (CHP).

Una de las áreas más devastadas de la ciudad es el distrito Sur. Este marzo el corresponsal de RT en inglés William Whiteman entrevistó a la madre de una joven de 17 años muerta en un bombardeo mientras visitaba el barrio en enero pasado. Los familiares de la adolescente fallecida no han podido recuperar su cuerpo debido a que el acceso a la zona ha sido dificultado por batallas encarnizadas. 

"Vimos las noticias sobre su muerte en la televisión estatal e Internet. En los reportajes mostraron el carné de identidad de Rozerín al lado de su cuerpo", contó a RT su padre, Mustafá.  

Varios grupos de derechos humanos, incluido Human Rights Watch, informaron de que desde julio han muerto en la ciudad decenas de civiles, entre ellos varios niños.

Muchos de los cadáveres fueron destrozados hasta tal punto que era imposible reconocerlos."Los cuerpos fueron acribillados por miles de balas. Parece que los militares seguían disparando mucho después de haberlos matado. Solo fue posible identificarlos analizando muestras del ADN", agregó Mustafá. 

La masacre de Cizre

Whiteman ha recogido descripciones escalofriantes de los asesinatos de decenas de civiles kurdos en Cizre después de que se diera a conocer que los militares turcos habían masacrado a centenares de civiles refugiados en los sótanos de esta localidad de la provincia de Sirnak.

El corresponsal habló con los testigos que habían sobrevivido a la ofensiva militar y le mostraron el lugar de ejecuciones.

"No se lo deseo a nadie. [El presidente turco] Erdogan ha destruido nuestro mundo. Nos ha quemado", afirmó una de los testigos. "Tres, cuatro, tal vez cinco centenares de personas, incluidos ancianos, mujeres y menores, algunos de tan solo 10 años. Mataron incluso a una mujer en los últimos meses de embarazo", agregó.   

En medio del hedor a descomposición Whiteman logró encontrar un edificio cuyo sótano se había convertido en una fosa común. En él entre 45 y 50 personas habían sido quemadas vivas, según una residente local.

El prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP) sostuvo que más de 150 personas "fueron quemadas vivas" en la ciudad.

En septiembre pasado los militares sitiaron la ciudad e impusieron un toque de queda de ocho días. En diciembre, las autoridades turcas reanudaron la medida hasta el 12 de febrero, aunque según los habitantes de Cizre en realidad duró hasta el 1 de marzo.

Andrew Gardner, un investigador de Amnistía Internacional sobre Turquía, ha acusado a Ankara de pasar por alto los ruegos desesperado de los habitantes de la ciudad.

"La negativa de las autoridades turcas de garantizar el acceso a la asistencia médica es indefendible. Si bien es perfectamente legítimo que tomen medidas para garantizar la seguridad y la detención de sospechosos, esta operación muestra una total indiferencia por la vida humana ", dijo Gardner.

Tanques y redadas en Silopi

El Ejército turco también ha enviado tanques a otra ciudad de la provincia de Sirnak, Silopi. La ciudad estuvo bajo el toque de queda entre el 14 de diciembre y el 4 de enero.

Varias activistas locales colocaron fotos en medios sociales para atraer la atención mediática hacia la situación de los vecinos en la región de mayoría kurda.

"Tanques turcos circulan por las calles de Silopi, Kurdistán. Quienes están siendo atacados son los civiles kurdos y no el Estado Islámico", escribió unos de los activistas. 

Según HDP, los soldados irrumpieron en un edificio del distrito de Yenisehir "y apuntaron sus armas a la gente".

Un residente de Silopi contó a Amnistía Internacional que un familiar suyo fue asesinado en su casa durante la represalia.

Durante todo el diciembre los vecinos no tuvieron acceso ni al agua ni a la electricidad debido al toque de queda.

Nusaybin

El toque de queda fue impuesto varias veces en la ciudad de Nusaybin, en la provincia de Mardin, colindante con Siria.

En noviembre pasado varias personas fallecieron de heridas con metralla, según las autoridades turcas, mientras que grupos locales sitúan en decenas la cantidad de muertos y heridos.

Cuando Ankara decidió reintroducir el toque de queda este 13 de marzo durante un plazo indefinido, los vecinos se apresuraron a huir de la ciudad temiendo por sus vidas.  

Toque de queda en Yuksekova

El 13 de marzo, los militares turcos pusieron un nuevo punto en el mapa de represalias en el sudeste de Turquía, en la ciudad de Yuksekova, provincia de Hakkari.

Situada en la frontera con Irán, Yuksekova es una ciudad de unos 70.000 habitantes donde actualmente está prohibida la entrada y la salida de civiles.

Informes en redes sociales hablaban de que vehículos blindados de transporte de personal se dirigían a la ciudad.