Armeros rusos: "Gracias a los S-400 trabajamos siete días a la semana"
"Debido a los S-400 estamos trabajando siete días a la semana", reconocía a finales de 2015 un empleado de la oficina de diseños Globus, ubicada en la antigua ciudad rusa de Riazán. La firma, que desarrolla sistemas de control de los más sistemas de defensa aérea más modernos de Rusia, es una las muchas que integran la cadena de producción de los conocidos misiles que fabrica el consorcio Almaz-Antéi, recoge el portal Gazeta.ru en un artículo dedicado a las consecuencias económicas del operativo antiterrorista ruso en Siria.
Los pedidos de nuevos sistemas antiaéreos han crecido tanto que las fábricas existentes no dan abasto. Prueba de ello es la apertura de una nueva planta en Nizhni Nóvgorod que contó con la presencia del presidente Vladímir Putin el pasado 29 de marzo. La fábrica se dedicará a la construcción de sistemas S-300 y S-400 Triumf y otros equipos bélicos. Otra planta del consorcio fue inaugurada en febrero de este año en la ciudad de Kírov por el vice primer ministro Dmitri Rogozin, responsable de la industria militar.
La creciente demanda de medios antiaéreos a nivel mundial y, como consecuencia de ello, la apertura de nuevas fábricas en Rusia es el resultado de múltiples operaciones miliatres de EE.UU. y sus aliados en las últimas décadas. "En todos los conflictos bélicos en los últimos 25 años, a partir de la operación estadounidense Tormenta del Desierto, la principal amenaza para la soberanía y la integridad territorial de los Estados ha venido del cielo", recordó el analista militar ruso Ruslán Pújov, el director del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías.
"Posteriormente ello quedó confirmado por el bombardeo de Yugoslavia, la invasión de Irak y Libia, justo lo que habría tenido lugar en Siria si no hubiéramos desplegado allí nuestra Fuerza Aérea y más tarde sistemas de defensa antiaérea", explicó Pújov.
La operación rusa en Siria ha mostrado claramente a los potenciales clientes de estos sistemas que la amenaza para un Estado puede venir del cielo y en Siria se ha demostrado el papel de los medios de defensa antiaérea, como los sistemas S-400 rusos desplegados en el país árabe. Pese a que ninguno de los misiles del S-400 fue lanzado, jugaron un inestimable papel disuasor y de advertencia a la Fuerza Aérea turca, recordó el experto.