El Estado Islámico se debilita cada vez más, y la piedra angular de sus fracasos no es otra que la plataforma religiosa e ideológica del grupo, destaca el portal ruso Slon.
Los líderes del Estado Islámico anunciaron en 2014 que planeaban construir un auténtico califato como el que se describe en los textos sagrados como la única forma aceptable de organización política. Un Estado así no puede perder una batalla tras otra porque goza del apoyo divino, asegura el periodista Iván Yakovina. Estratégicamente, un califato debe derrotar a sus enemigos y expandir sus territorios. De lo contrario, no es un auténtico califato.
Cuando el Estado Islámico se estaba expandiendo rápidamente por el territorio de Irak y Siria, los agitadores no tenían problemas en atraer a nuevos combatientes a sus filas y subrayaban la naturaleza divina del éxito. Pero el último año la situación ha cambiado drásticamente y la organización ha experimentado deserciones en masa de sus combatientes.
La presencia de la aviación rusa y estadounidense en la región hizo imposible que el EI desarrollara operaciones a gran escala con la participación de un gran número de soldados, ya que estas acciones constituyen un objetivo fácil ante los bombardeos. Además, gracias a la ayuda extranjera los oponentes del grupo en tierra se reforzaron. Como resultado los islamistas perdieron vastos territorios en el centro y el norte de Irak, en Siria cedieron Palmira y el norte del país, mientras que la conquista del monte Sinyar por parte de las milicias kurdas dividió el califato en dos partes.
"El grupo obviamente se enfrenta a un descenso de la motivación", explica Iván Yakovina.
Desde el inicio los líderes del Estado Islámico se metieron en un juego muy arriesgado al declarar la guerra al resto del mundo, incluyendo a potenciales aliados como Al Qaeda. Y esto fue un gran error.
Actualmente el centro económico del EI, Mosul, es una ciudad amenazada por las fuerzas del Gobierno iraquí, mientras que su centro administrativo, Raqa, está acechado por el Ejército sirio, y su centro ideológico, la ciudad siria de Dabiq, por varias fuerzas distintas. Un ataque coordinado contra las tres ciudades dejaría al Estado Islámico sin su capital y sin recursos económicos. Teniendo en cuenta la situación actual, esta operación a tres bandas "podría ser llevada a cabo ya a finales de este año", concluye el periodista.