Durante su corta visita a Moscú, el presidente filipino, Rodrigo Duterte, hizo una serie de propuestas que, si bien pocos "han tomado en serio", ponen de relieve un "interesante" juego geopolítico que el mandatario asiático intenta articular y "al que quiere arrastrar a Rusia", escribe en un nuevo artículo para la revista 'Expert' el analista Gevorg Mirzayán.
Según Mirzayán, Duterte, que es conocido por sus polémicas propuestas y declaraciones, ha ido ahora más lejos al ofrecer en Moscú nada menos que "un cambio de la política exterior de Filipinas". En concreto, anunció que, aunque Donald Trump es su "amigo", quiere "trabajar con China y Rusia" y cambiar su política internacional "respecto a aquella prooccidental".
"Duterte sabe que EE.UU. no es solo Trump"
Mirzayán explica que, si bien el nuevo inquilino de la Casa Blanca ha adoptado una postura mucho más favorable hacia el polémico mandatario filipino que su predecesor, Barack Obama, Duterte "es consciente de que EE.UU. no es solo Trump", y que también existe, por ejemplo, el Congreso, "en el que no quieren al líder filipino".
Según el autor del artículo, lo que propone el líder de Filipinas va más allá de las relaciones de trabajo y es, de hecho, una especie de alianza entre Manila, Pekín y Moscú. Sin embargo, los expertos se muestran reservas acerca de este proyecto, sobre todo, en lo que se refiere a Pekín.
Sometido a los dictados de Pekín
En este sentido, Mirzayán considera poco probable una alianza entre China y Filipinas, dos países que mantienen una disputa territorial muy seria en el mar de la China Meridional.
Pekín no solo reclama el 90% del mar, sino que también amenaza con usar la fuerza si no se cumplen estas demandas, mientras que Duterte "necesita inversiones chinas, no sus misiles", por lo que "se somete regularmente a los mensajes de Pekín", explica el analista.
Al mismo tiempo, el presidente filipino ha dejado claro que podría cambiar su posición, inclinándose hacia una más bélica, si bien carece del poderío militar para enfrentarse al tercer Ejército del mundo, detalla Mirzayán, razón por la que —según él— el mandatario filipino está buscando armas.
En busca de armas modernas
Aunque "lo más lógico" sería pedir la ayuda a Washington, el Congreso estadounidense relaciona el suministro de armas con los derechos humanos. Además, se trataría ante todo armas obsoletas, porque Manila no tiene dinero para comprar la más modernas, por lo que Duterte ha optado por "dar una voltereta" y pedir armas modernas al tercer socio potencial de la alianza: Rusia. Es más, según algunos expertos, trataría de conseguir armas rusas a un "precio fraternal".
Sin embargo, Mirzayán duda que Moscú esté dispuesto a acceder a la petición del presidente de Filipinas, pues es poco probable que obtenga algo a cambio.
Asimismo, hay que tener en cuenta que el presidente filipino "ha acumulado demasiados enemigos internos y externos", sin hablar de la reacción de Pekín ante esta cooperación, señala el analista. En definitiva, a juicio del experto, es mejor para Rusia apartarse y dejar que sean China y EE.UU. quienes resuelvan sus problemas con Filipinas.