La operación militar 'Rama de Olivo', que Turquía comenzó el pasado 20 de enero en Afrín —territorio ubicado en la frontera entre Siria y Turquía bastión de la agrupación kurda denominada Unidades de Protección Popular (YPG, según sus siglas en kurdo)—, sigue dando de qué hablar.
"Si tomara un giro diferente que la lucha contra el potencial terrorista que amenaza la frontera turca y se tratara de una operación de invasión, nos plantearía un problema real", declaró el presidente de Francia, Emmanuel Macron, durante una entrevista que concedió al diario francés Le Figaro.
Como respuesta, el primer ministro turco, Binali Yildirim, indicó que "Turquía nunca ha actuado con una mentalidad invasora" y mencionó que la insinuación de Macron es una "idea retorcida".
Si Francia interpreta esta cuestión como una [operación de invasión], tenemos que evaluar lo que ellos han hecho en Siria
"Si Francia interpreta esta cuestión como una [operación de invasión], tenemos que evaluar lo que ellos han hecho en Siria", agregó Yildririm en una conferencia de prensa en Ankara.
Francia fue el primer país en reaccionar ante la iniciativa turca: un día después de que comenzara, convocó una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para tratar el tema.
Esa ofensiva tuvo lugar después de que el Pentágono anunciara sus planes de armar y entrenar a las "fuerzas de seguridad fronteriza" —predominantemente kurdas—, una alianza que ya se puso en práctica el año pasado durante la liberación de Raqa.
La relación entre las milicias kurdas y Washington ha sido una de las razones del deterioro de las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Turquía.