El presidente Donald Trump ha revertido los planes de cierre de la cárcel especial militar de Guantánamo, anunciados por su predecesor, Barack Obama. Su nuevo decreto, que mencionó en el discurso del Estado de la Unión, abre el camino a la llegada de nuevos prisioneros.
Mientras tanto, los involucrados en la creación del campo de prisioneros y los tribunales militares bajo la administración de George W. Bush advierten que la decisión es contraproducente. Solo será un derroche de dinero público y distracción de los elementos del Ejército, estimaron muchos de ellos en declaraciones al diario The Guardian.
Redención: imposible
"Respecto a las comisiones militares de Guantánamo, las hemos fastidiado tanto, hasta hacer imposible la redención", admitió en un comentario el coronel retirado Morris Davis, exfiscal jefe de estas comisiones, fundadas en el 2002.
Davis destacó también que el país invirtió en torno a 6.500 millones en las instalaciones y no recibió nada a cambio. "Tenemos más de mil militares dedicados a las operaciones de detención que podrían ser útiles en otros lugares", agregó. "Hemos derrochado nuestra credibilidad en todo el mundo en estos juicios".
Entre burlas y condena
Alberto Mora, asesor general del Departamento de Marina entre los años 2001 y 2006, tachó de "ridículo" el plan de enviar a más gente a la cárcel especial. A su juicio, sería un "derroche extravagante de mano de obra militar" y el secretario James Mattis debería desaconsejárselo a Trump, tal y como lo persuadió de no reanudar el uso de la tortura.
Asimismo John Bellinger, un asesor en derecho de la administración Bush, espera ver cierta resistencia institucional a los planes de llenar el campamento con "tipos malos" por parte de los Departamentos de Defensa, Justicia y Estado.
Incluso si no son enviados más prisioneros allí, el anuncio de Trump ya ha causado un daño al renombre del país, valoró Mark Fallon, el exinvestigador jefe del grupo de investigación criminal del Departamento de Defensa. La razón es que a nivel mundial la cárcel de Guantánamo "simboliza injusticia, opresión y tortura".
El derroche, en cifras
El grupo de defensa Human Rights First calculó que el costo anual de mantener a un prisionero en Guantánamo ronda los 10 millones de dólares, en comparación con los 78.000 en promedio que se gastan en una prisión federal de alta seguridad en territorio estadounidense.
El total de personas que estuvieron detenidas en Guantánamo en sus 16 años de existencia asciende a 780. Solo tres presos han sido condenados allí y otro, Ahmed Ghailani, fue transferido a un tribunal federal de EE.UU. y condenado por los atentados contra las embajadas norteamericanas en África Oriental en 1998. Más de 700 presos han sido transferidos a otros países. De los 41 reclusos que quedan, 23 están detenidos por tiempo indefinido sin cargos ni juicio.