¿Por qué la Unasur ha perdido su liderazgo en América Latina?
Bolivia asumió, este 17 de abril, la presidencia pro témpore de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que ejercerá hasta el 19 de abril de 2019. Pero lejos de recibir esta responsabilidad en un gran acto, como solían ser estos traspasos, fue al margen de la VIII Cumbre de las Américas, celebrada en Perú, donde el canciller de Argentina, Jorge Faurie, entregó el mando a su par boliviano, Fernando Huanacuni.
Durante su presidencia pro témpore, Bolivia "priorizará la profundización del diálogo, la cooperación, la paz, la democracia, la participación ciudadana y el respeto de los derechos humanos", para contibuir "a la construcción, de manera participativa y consensuada, de la integración plena y armoniosa de nuestra Suramérica", dice un comunicado, emitido por al Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país.
El presidente boliviano, Evo Morales, este miércoles dijo que, durante su gestión, la Unasur avanzará en la creación de "una identidad sudamericana a través de la armonización de políticas que promueven el libre tránsito en todos los países de Sudamérica; señaló que con ello "los más beneficiados van a ser los pueblos sudamericanos".
Pero, ¿recibirá Morales el apoyo del resto de los países que conforman la Unasur para avanzar en su objetivo?
"Estamos frente a una crisis de este organismo"
La Unasur es un bloque que integran Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay y Venezuela, países que suman cerca de 420 millones de habitantes.
Aunque su Tratado Constitutivo establece, en su artículo 6, que "las reuniones ordinarias del Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno tendrán una periodicidad anual", la última cumbre de mandatarios de los 12 países que conforman el organismo se realizó en diciembre de 2014. La siguiente estaba pactada para abril de 2016 y se celebraría en Ecuador, pero fue suspendida 'temporalmente' por el terremoto que azotó a ese país y, finalmente, nunca se realizó.
La Secretaría General está sin titular desde enero de 2017, cuando dejó el cargo quien fuera el cuarto secretario del organismo, Ernesto Samper, quien lo ejercía desde agosto de 2014. El Reglamento General de Unasur, en el artículo 29, dice que ese cargo se ejerce "por un período de dos años, renovable por una sola vez". Sin embargo, Samper estuvo más de ese tiempo y nunca fue renovado para un nuevo mandato.
En su sede, ubicada en la Ciudad Mitad del Mundo, al norte de Quito (Ecuador), siguen celebrándose actividades, pero desde el organismo la mayor participación que se registra actualmente es en el envío de misiones electorales a ciertos procesos de elección en los países del continente.
"Evidentemente estamos frente a una crisis de este organismo", dice el analista David Chávez, docente y director de la carrera de Sociología de la Universidad Central del Ecuador (UCE), quien señala que "es producto de esto que se ha denominado el fin del ciclo de los gobiernos progresistas".
Para el analista, "eso que estaba consolidándose y que tenía una serie de propuestas muy interesantes –Banco del Sur, una moneda común, un mercado común– se cae cuando viene la crisis regional", por el surgimiento de gobiernos más conservadores.
¿Cómo surgió la Unasur y a qué respondió?
De acuerdo a Chávez, la Unasur fue el resultado de la muestra de fuerza de la hegemonía que los gobiernos progresistas "habían logrado constituir regionalmente" en la década pasada.
La idea nació en 2004, cuando en la Reunión de Presidentes de América del Sur, que se realizó en Cuzco (Perú), se creó la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN), a la que posteriormente se le cambió el nombre por Unasur. La iniciativa fue madurando y con la consolidación de los gobiernos progresistas terminó con la aprobación del Tratado Constitutivo del organismo en 2008, que entró en vigencia en 2011.
Chávez señala que esta instancia desplazó un poco a la Organización de Estados Americanos (OEA) en el sur del continente, dejándolo como "un organismo que había quedado estancado, que no tenía capacidad de acción".
Unasur actúo, con contundencia y rapidez, frente "a crisis políticas en determinados momentos", dijo el docente. Estos don algunos de los ejemplos:
- La crisis política en Bolivia en 2008, done la actuación del bloque regional fue clave para frenar un golpe de Estado contra el presidente Morales.
- En 2009, en el golpe contra el entonces mandatario Manuel Zelaya, en Honduras, el organismo fue un férreo defensor de la democracias.
- En 2010, la ruptura de relaciones entre Colombia y Venezuela, luego que Bogotá afirmara la presencia de integrantes de las FARC en territorio venezolano, la mediación del primer secretario general de la Unasur, Néstor Kirchner, ayudó a acordar una salida a la crisis.
- En el intento de golpe de Estado en Ecuador, en septiembre de 2010, la Unasur convocó una reunión de presidentes de emergencia y condenó el ataque. También fueron enviados a Quito los cancilleres de las naciones que conforman el organismo.
- En el golpe de Estado contra el presidente Fernando Lugo de Paraguay, en 2012, Unasur resolvió expulsar al país del bloque hasta tanto no se restaurase el orden democrático.
Unasur frente a la geopolítica capitalista mundial
Este organismo regional surge —según cuenta Chávez— cuando se vivía "una profunda recomposición geopolítica del capitalismo mundial", con la "crisis de hegemonía de los EE.UU." y el surgimiento "del mundo multipolar, derivados del famoso ascenso de los BRICS (ente que une a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)".
De acuerdo al analista, esto favoreció a los países de la región, ya que fue posible "diversificar las relaciones internacionales con un conjunto de países", aún manteniendo el nexo con Europa o EE.UU.
"El tipo de capitalismo que impulsan los BRICS es un capitalismo distinto", dice Chávez, porque su interés principal es hacer inversión en capital productivo y eso supone impulsar industrias, aunque sean primarias, e infraestructura; lo que se alineaba a los intereses de la mayoría de los gobiernos que conformaban la Unasur en su comienzo.
Pero ahora, la estrategia de EE.UU. ha sido recuperar esa hegemonía, enfrentándose en diferentes niveles y ámbitos con los BRICS y "otros polos de esta recomposición geopolítica del capital". En este sentido, nuevamente recalca: "El surgimiento de gobiernos más de derecha y más conservadores ha favorecido enormemente la posibilidad de que haya esta recomposición", que deja "en el congelador a las alternativas autónomas que venían desde la Unasur" y otros organismos de integración regional.
Los límites que tuvo la Unasur
Para Chávez hubo tres limitantes, que van de la mano con la relación con el capitalismo mundial, que dificultaron el avance de la Unasur, más allá del fin del ciclo de los gobiernos progresistas y el paso a la derecha en los países que conforman el organismo:
- Condición estructural de los países de la región: "Nuestras economías siguen siendo dependientes del capital más clásico", entonces, pese a abrirse a otros mercados, como el de los BRICS, "si tienes un aparato industrial muy débil, incapaz de crear lógicas nacionales de producción, es muy difícil que se pueda sostener" un nuevo modelo.
- El capitalismo mundial nunca ha estado tan integrado como ahora: "Por más que está en medio la disputa de las distintas potencias y las economías emergentes, el capitalismo nunca ha sido tan transnacional como en la época actual"; eso hace difícil las dinámicas de integración con otra visión.
- No hubo integración económica: Sin ello "es muy difícil sostener la integración política, la integración diplomática, la integración cultural".
Otras condiciones que se evidenciaron en la década pasada es que "quizás se sobredimensionó el avance que se había dado en la integración", dice el analista, al punto de construir un edificio de grandes dimensiones por un costo de 43 millones de dólares.
"Parecía que sí, por fin habíamos llegado a consolidar un organismo de integración regional autónomo alternativo y que no esté bajo la tutela de los EE.UU.", pero el tiempo y la realidad demostraron que "los gobiernos de ese ciclo no trabajaron suficientemente en consolidar a la Unasur en sus cimientos".
También —dijo— hubo sectores empresariales, de los que estaban vinculados a los gobiernos progresistas, no interesados en el avance: "Hubo ciertos bloqueos internos (…) veían ciertos riesgos en la Unasur".
Unasur al congelador
"Para la mayor parte de los gobiernos de la región el mejor negocio es sabotear Unasur y evitar que siga funcionando", van "a tratar de asfixiarla al máximo" y "la van a poner en el congelador", dice Chávez, indicando que el problema radica en que ahora esa instancia "no tiene legitimidad" para ellos.
Por ende, considera que este bloque "se va a quedar como una instancia absolutamente inocua en términos institucionales" y "posiblemente no desaparezca", en la media que algunos países le apuesten, pero "es posible que quede ahí como una oficina pequeña en un edificio grande".
Para el analista, la posibilidad de que Unasur renazca tendría que ver con un nuevo ciclo en que las fuerzas políticas se alteren nuevamente y "la arremetida conservadora se detenga, entre en crisis este ciclo de auge conservador y pueda aparecer nuevamente una alternativa progresista".
Sin embargo, por el modo en que los sectores más conservadores, a los que califica de "retrógrados", están actuando, "me parece que están muy conscientes de que no pueden permitir que vuelva a surgir un ciclo progresista, por más moderado que sea". Esos grupos que ahora gobiernan están "dando golpes certeros para ir bloqueando cualquier posibilidad de retorno de una alternativa progresista".
Un suceso cíclico en la región
Chávez considera que lo sucedido con la Unasur es un evento cíclico en la región. Recordó uno de los tantos mayores intentos de integración regional, ocurrido entre 1940 y 1970, cuando en América Latina había la "idea de mayor autonomía", con "gobiernos nacionalistas en buena parte de los países" y "vientos hacía la izquierda y autonomía respecto a EE.UU.".
"Fue un momento donde, por distintas razones, una de las salidas fue mirar la posibilidad de la integración regional". Recordó la firma del Pacto Andino, que derivó en la Comunidad Andina (CAN), y los intentos de integración en todos los niveles, "diplomática, política y sobre todo económica", entre ellos la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC, 1960-1980), la aún existente Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) o el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA).
Para el analista, hubo un quiebre con la instauración de las dictaduras en la región, "el viraje hacia la derecha, después el neoliberalismo" y la vuelta "al alineamiento de América Latina, en general, en relación de la política de los EE.UU.".
Luego hubo un nuevo regreso a la izquierda, con el surgimiento de los gobiernos progresistas, que avanzó en la creación de nuevos organismos, como la Unasur y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que ahora son truncados.
Edgar Romero