El mandatario brasileño Jair Bolsonaro ha enumerado tres posibles resultados para él tras las elecciones presidenciales en el 2022. "Tengo tres alternativas para mi futuro: estar en la cárcel, estar muerto o ganar", declaró este sábado hablando con un grupo de líderes evangélicos, en la ciudad de Goiania, recoge G1.
Al mismo tiempo, el presidente advirtió que nunca será encarcelado, ya que trabaja bien, a pesar de estar investigado en cinco pesquisas, que se están llevando a cabo en el Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF) y en el Tribunal Superior Electoral (TSE). "Puede estar seguro de que la primera alternativa no existe. Estoy haciendo lo correcto y no le debo nada a nadie. Siempre donde ha estado la gente, he estado yo", afirmó.
Declaró que las acusaciones de los tribunales socavan la democracia y criticó las "medidas arbitrarias" de la justicia. "Ningún hombre aquí en la Tierra me va a amedrentar", subrayó, citado por AFP.
Investigaciones contra Bolsonaro y sus partidarios
Actualmente, el máximo tribunal brasileño examina, entre otros casos, un esquema de difusión sistemática y organizada de información falsa, supuestamente organizada por el mandatario con el objetivo de debilitar las instituciones y la democracia. Mientras, otra pesquisa, en el TSE, investiga a Bolsonaro por ataques sin pruebas a las urnas electrónicas e intentos de deslegitimar el sistema electoral del país.
Además, en los últimos días, varios aliados del mandatario han sido objeto de operaciones contra actos ofensivos a la democracia y a las instituciones del Estado. El magistrado del STF, Alexandre de Moraes, emitió en total 13 órdenes de registro e incautación, que fueron acatadas por la Policía Federal en horas de la mañana del 20 de agosto. Las órdenes incluyen un procedimiento contra el diputado federal y pastor evangélico Otoni de Paula; y se ejecutan "en el Distrito Federal (1), además de los estados de Santa Catarina (6), Sao Paulo (2), Río de Janeiro (1), Mato Grosso (1), Ceará (1) y Paraná (1)".
Además, Bolsonaro se enfrenta a críticas por cómo maneja los problemas a los que se enfrenta el país en el ámbito político y económico, como la inflación, el desempleo, el aumento de la pobreza y el riesgo de un apagón en el suministro de electricidad, debido al bajo nivel de los embalses en las plantas hidroeléctricas. Mientras que el presidente brasileño endurece su retórica y enfrentamiento con las autoridades electorales y judiciales, su popularidad cayó a mínimos históricos de cara a las elecciones del próximo año, en las que los sondeos ya dan como favorito al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.