En 12 minutos de discurso ante la ONU, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, criticó a la prensa, insistió en el uso de medicamentos sin eficacia comprobada para combatir el covid-19, alabó las protestas antidemocráticas del 7 de septiembre y omitió datos relevantes sobre la deforestación de la Amazonía.
Mientras los analistas opinan que el mandatario perdió la oportunidad de mejorar la imagen de Brasil en el exterior y la prensa califica el discurso de "radical y repleto de mentiras", en las redes, el 'hashtag' #BolsonaroVergonhaDoBrasil ('Bolsonaro vergüenza de Brasil') se convirtió en tendencia.
"Vengo aquí a mostrar un Brasil diferente del que se publica en los periódicos y en las televisiones", comenzó el ultraderechista, que se enorgulleció de que no existe corrupción en su Gobierno y de que el país "cambió" desde su llegada al poder.
Sin embargo, una comisión del Senado indaga al Ejecutivo desde hace meses por omisiones durante la pandemia, y la Corte Suprema abrió varias investigaciones en contra del presidente. Una de ellas por no denunciar las irregularidades en la compra de la vacuna india Covaxin, que nunca se llegó a efectuar, y otra por difundir noticias falsas en sus ataques al sistema de voto electrónico usado desde 1996 en el país.
En materia económica, dijo que Brasil tiene uno de los mejores desempeños este año entre los países emergentes, sin embargo, en un ranking de casi 50 países, del que se hace eco G1, se sitúa en el puesto 38 en el segundo trimestre de 2021.
Bolsonaro, que no está vacunado, defendió los remedios sin eficacia demostrada contra el covid-19, que ya fueron descartados por la mayoría de científicos, y se mostró en contra del pasaporte sanitario.
También aseguró que "en la Amazonía hubo una reducción de 32 % de la deforestación en agosto", en relación al mismo periodo del mes anterior. Pero omitió que, entre agosto de 2019 y julio de 2020, la mayor selva tropical del planeta perdió 8.712 kilómetros cuadrados y el 11 % tuvo lugar en áreas protegidas.
Asimismo, afirmó orgulloso que el 7 de septiembre "millones de brasileños" salieron a las calles de "manera pacífica y patriótica" en "la mayor manifestación de la historia" para "demostrar que no renuncian a la democracia, a las libertades individuales y al apoyo al gobierno".
En esas protestas, que fueron antidemocráticas y no pasaron de cientos de miles de personas, Bolsonaro cargó contra los miembros del la Corte Suprema y el Tribunal Superior Electoral (TSE), lo que generó una grave crisis institucional, que incrementó la posibilidad de un posible proceso de 'impeachment' contra él.
"Un Brasil paralelo"
En las redes, la indignación por los comentarios del mandatario, que se enfrenta a sus peores niveles de popularidad, fue inmediata. "En un minuto de discurso en la ONU, Bolsonaro atacó a la prensa, dijo que no hay corrupción en el Gobierno, mintió sobre la Amazonía, la vacuna, la economía y todavía quiere que el mundo invierta y confíe en Brasil", dijo una usuaria.
"Bolsonaro usó Naciones Unidas para hablar a sus electores y hacer campaña para [las elecciones] de 2022", comentó Paulo Pimenta, diputado del Partido de los Trabajadores.
"¡El presidente de Brasil mintió mucho en la ONU! Todo es mentira", exclamó otra internauta.
"Bolsonaro convirtió la mentira en un método de Gobierno, como si crear realidades paralelas resolviera los problemas de las personas. Lo que vimos no fue el pronunciamiento del presidente de una nación, fue el discurso del líder de un movimiento de fanáticos", escribió Marcelo Freixo, diputado federal izquierdista
El profesor Ivan Valente sentenció: "Bolsonaro debería salir de Naciones Unidas e ir directamente a prisión después de tanta mentira".
"Bolsonaro habla de un país en el que solo vive él y el 22 % que le apoya. Un Brasil paralelo, sin conexión con los 600.000 muertos, los millones de desempleados, los hambrientos, los corruptos que desvían dinero de funcionarios, la economía mediocre, el odio desenfrenado, el dolor", afirmó el periodista Guilherme Amado.
Marta Miera
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