En medio de las violentas protestas que azotan a Kazajistán desde hace varios días, bandadas de saqueadores se aprovechan de la situación para arrasar con todo tipo de establecimientos que se presente ante sus ojos.
Pese a una serie de concesiones tanto económicas como políticas por parte de las autoridades, nada ha logrado aplacar las apetencias de los sectores más radicales en los disturbios.
Los momentos de mayor tensión se vivieron este 5 de enero en Almatý, la antigua capital y urbe más poblada del país, donde una turba enfurecida asaltó el edificio de la Administración y la antigua residencia presidencial, causando incendios en la sede del Gobierno regional y en los edificios de la Fiscalía y del canal estatal Qazaqstan.
Imágenes tomadas desde el interior del 'Akimat', como se conoce la sede del Gobierno regional, muestran los efectos de la irrupción. En una grabación se puede oír a un participante hablar sobre el hallazgo de una caja fuerte con dos millones de tengues (unos 4.590 dólares) o incluso más. El hombre dice que el botín encontrado está siendo distribuido a razón de 2.000 tengues (cerca de 4,60 dólares) para cada uno.
El Aeropuerto Internacional de Almatý, finalmente ya liberado, también fue asaltado, lo que obligó al desvío de varios aviones que se dirigían a sus pistas, la cancelación de múltiples vuelos más y decenas de pasajeros encerrados. Los alborotadores que lograron irrumpir en esas instalaciones las dejaron en un estado irreconocible, con vidrios rotos por todo el suelo y fuertes daños en muchos comercios.
En paralelo, en redes se difundieron numerosos videos que dejan constancia de la magnitud del pillaje en toda la urbe. Así, se ve cómo los manifestantes más radicales atacan y destruyen bancos, tiendas, cajeros automáticos y otros negocios en Almatý.
En un video se muestra un buldócer que embiste contra la fachada de un banco, haciendo añicos el cristal. En otro, un saqueador se lleva dos televisores al hombro. En ninguno de los dos casos se precisa el lugar de los hechos.
Tensión en las calles
Las protestas en Kazajistán empezaron el 2 de enero en las ciudades de Janaozen y Aktau (provincia de Mangystau, al suroeste del país), donde los residentes se manifestaron contra la drástica subida de los precios del gas licuado con el que se abastece la mayoría de los vehículos en la región.
Dos días después, en la ciudad de Almatý, así como en otras urbes y localidades, las protestas se tornaron violentas, con fuertes enfrentamientos entre los grupos más radicales y las fuerzas de seguridad, una situación que ya ha dejado heridos y muertos entre los agentes.
Ante esa circunstancia, el presidente del país, Kasim-Yomart Tokáev, aceptó la renuncia del Gobierno e implantó por dos semanas el estado de emergencia en todo el país, entre otras medidas. Además, tachó de "terroristas" a los participantes más violentos.
Entre otras medidas, Tokáev accedió a la exigencia política de sacar definitivamente del poder al exmandatario Nursultán Nazarbáyev, quien ocupó hasta este 5 de enero el cargo vitalicio de presidente del Consejo de Seguridad Nacional.