Las municiones de racimo que Washington recientemente decidió suministrar a Ucrania no ayudarán a Kiev a contrarrestar las fuerzas rusas de forma inmediata, afirman funcionarios estadounidenses y analistas militares citados por The New York Times este viernes.
"La escala del efecto será modesta", indicó Jack Watling, investigador principal del Royal United Services Institute de Londres. "Hará que la artillería ucraniana sea un poco más letal. El impacto real se sentirá más adelante en el año cuando Ucrania disponga significativamente de más munición", pronosticó el experto.
Por su parte, el subsecretario del Departamento de Defensa estadounidense sobre Asuntos Políticos, Colin Kahl, opinó que las municiones de racimo tan solo permitirían a los soldados ucranianos "sostener la lucha de artillería en el futuro previsible".
El periódico recordó que en las últimas semanas altos funcionarios estadounidenses "habían expresado en privado su frustración" por las tácticas de lucha que ha empezado a utilizar el Ejército ucraniano, que al temer un aumento de bajas en sus filas volvió a centrarse en bombardeos de artillería en vez de "apegarse a las tácticas occidentales" de armas combinadas.
"Parece que han vuelto a un duelo de artillería", comunicó Amael Kotlarski, miembro de la compañía de inteligencia de defensa Janes. No obstante, la Administración Biden no pierde la esperanza de que las nueve brigadas ucranianas que fueron entrenadas por EE.UU. "demuestren que el estilo de guerra estadounidense" es superior al ruso, escribe el periódico.
"Los empuja un poco fuera de su zona de confort porque les hace emplear fuego y maniobrar de una manera que es más familiar para las fuerzas de la OTAN que el tipo de fuerzas que tienen un legado soviético y una doctrina soviética detrás de ellas", explicó Kahl. "Requiere que luchen de diferentes maneras", precisó.
Asimismo, Kahl comentó la contraofensiva ucraniana. "Es más lenta de lo que esperábamos, pero a los ucranianos les queda mucho poder de combate", comunicó, asegurando que una gran parte de los soldados que fueron entrenados en Occidente aún no han sido desplegados en el campo de batalla.
"Gesto de desesperación"
La decisión de EE.UU. de proporcionar municiones de racimo provocó las críticas de la comunidad mundial. Una de esas reprobaciones fue la de la vocera del Comité Internacional de la Cruz Roja, Fatima Sator, que condenó la decisión de Washington y destacó que este tipo de armas "tiene consecuencias humanitarias graves para las comunidades durante muchos años". Rusia también criticó la decisión de EE.UU. de suministrar a Ucrania bombas de racimo, tachándola de "gesto de desesperación". Además, diversos aliados de EE.UU. rechazaron la entrega de estas municiones, entre ellos Alemania, Austria, España y Canadá.
Sin embargo, el subsecretario estadounidense del Departamento de Defensa sobre Asuntos Políticos, Colin Kahl, intentó justificar el suministro diciendo que le "preocupan las circunstancias humanitarias tanto como a cualquiera, pero lo peor para los civiles en Ucrania es que Rusia gane la guerra. Y por eso es importante que no la gane".
- Las municiones de racimo, que se usaron por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial, pueden emplearse en cohetes, bombas, misiles y proyectiles de artillería. Una vez lanzadas, se abren en pleno vuelo, esparciendo muchas minibombas sobre una amplia zona.
- Los críticos argumentan que, al dispersarse, estas submuniciones pueden mutilar y matar a civiles, a lo que se une el riesgo asociado a los proyectiles sin estallar, que representan un peligro durante años.
- Debido a la incidencia letal de estas armas en la población civil, 123 países adoptaron en 2008 una convención que prohíbe el uso de las bombas de racimo. De esos países, 111 son parte del convenio y solo 12 son firmantes.