El expresidente de Perú, Pedro Castillo, criticó duramente al jefe de Estado chileno, Gabriel Boric, a través de una carta, por haberse reunido y saludado sonriente a la mandataria peruana, Dina Boluarte, a quien acusó de tener las manos "manchadas con sangre".
La declaración de Castillo hace referencia a la muerte de "75" manifestantes peruanos, en su mayoría indígenas, que exigían en protestas masivas la renuncia de Boluarte, la restitución del Castillo tras ser destituido por el Congreso de su país, elecciones generales y una Asamblea Constituyente para reformular la Constitución. En cambio, las autoridades peruanas reconocen 67 fallecimientos, 49 de ellos en enfrentamientos con las fuerzas del orden, en las movilizaciones registradas entre diciembre de 2022 y febrero de 2023.
El reclamo del exmandatario, quien se encuentra recluido de manera "preventiva" en el penal Barbadillo desde el 16 de diciembre del 2022 tras su destitución, fue enviado a Boric a través de una carta que llegó al Palacio de La Moneda, sede del Ejecutivo chileno en Santiago, y que fue revisada y difundida por el medio local La Tercera y reposteada por Castillo en la red social X.
"Esas manos que usted estrecha están manchadas con sangre de mis hermanos. Usted es joven, pero comete un severo error político y moral", expresó Castillo al presidente chileno, quien recientemente se fotografió en EE.UU. con Boluarte, tras sostener un breve encuentro bilateral la semana pasada, durante el Foro de Inversión Responsable APEP- BID, celebrado en Washington D.C.
En la carta, que fue entregada el lunes por el equipo jurídico de Castillo, también criticó a Boric por sus nuevas relaciones con "la dictadura" y calificó de "infamia" verlo sonreír en una foto con Boluarte.
"Lamento la infamia que le hace a mi pueblo fotografiándose sonriente con la dictadura. Flaco favor le hace a las banderas del progresismo chileno, desconociendo el asesinato de decenas de compatriotas peruanos", añadió Castillo, quien aconsejó a Boric no privilegiar "el comercio" entre Lima y Santiago, porque es un asunto que "no es ni debe ser más importante que la vida" de quienes murieron en las manifestaciones "por la represión".
"Ningún gobierno digno debería avalar la muerte"
Castillo también indicó que por encima de cualquier negocio debe prevalecer la ética de un Gobierno, que debería reprochar hechos de violencia como los que enfrentaron los peruanos de manos de la fuerza pública justo después que se instaló el régimen de Boluarte.
"Las vidas de por lo menos 75 peruanos que ofrendaron por justos derechos no valen menos que las vidas de 75 chilenos o de 75 franceses. Ningún gobierno digno debería avalar la muerte, el racismo, la persecución o los tanques del ejército ingresando en la universidad pública", dijo Castillo en alusión a la represión de las fuerzas estatales en la Universidad de San Marcos, hechos registrados en enero pasado.
El expresidente de Perú también reclamó a Boric por acercarse a la "dictadura" en distintas ocasiones, como ocurrió cuando abogó a favor de entregarle a Boluarte la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacífico, acción que México se negó a realizar reiteradamente, al argumentar que Castillo era quien debía recibir ese mandato pero fue víctima de un golpe de Estado.
Castillo instó a Boric a que reflexionara porque si el dictador chileno Augusto Pinochet estuviera vivo, "estaría conceptualmente cerca del racismo" y de la corrupción que "hoy predomina" en el Congreso peruano, un lugar en el que "jamás" podría "estar el progresismo".
"Estimado Boric, ¡sí a la Patria Grande! ¡No a la patria chica! Esos ideales que inspiraron alguna vez a Salvador Allende. El mejor homenaje a Allende no son las flores. Ni las ceremonias. Es la acción", comentó Castillo, quien recordó al jefe de Estado chileno que así como aspira cambiar la Constitución del dictador Pinochet, él también tiene el "mismo objetivo": "Una nueva Constitución que termine con la Constitución apócrifa y neoliberal de (Alberto) Fujimori y que incorpore de una buena vez la cuota indígena en el Congreso peruano, hoy de espaldas a la sociedad".
Castillo cerró su carta alertando a Boric que aún su "pueblo está siendo reprimido", que las instituciones que actualmente dirigen el país no representan a la población y que fue destituido en violación a "todos" sus derechos, porque no se quiso someter "jamás" a los "mafiosos intereses" de la oligarquía peruana.
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