En medio de las declaraciones recientes de EE.UU. sobre sus intenciones de "matar" el proyecto energético ruso Arctic LNG 2 de producción de gas natural licuado (GNL), surgen preguntas sobre si se trata de una amenaza, como en el caso de los gasoductos Nord Stream, y cuáles son las razones de Washington para terminar con una infraestructura que podría influir en la caída de precios del mercado energético mundial.
Amenazas de "matar" el Arctic LNG 2
"Nuestro objetivo es matar ese proyecto, y lo estamos haciendo a través de nuestras sanciones, trabajando con nuestros socios del G7 y más allá", afirmó la semana pasada el subsecretario de Estado de Recursos Energéticos de EE.UU., Geoffrey Pyatt, ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
Por su parte, Moscú respondió que considera tales palabras una amenaza. La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, subrayó que la situación con los gasoductos Nord Stream comenzó "exactamente con las mismas declaraciones" por parte de las autoridades de EE.UU. sobre la necesidad de destruirlos, "lo que condujo a que estos mismos proyectos de infraestructura fueran explotados seis meses después, y ahora termina con amenazas contra los próximos proyectos de infraestructuras en el mismo ámbito".
La vocera mencionó que los comentarios de Pyatt prueban en parte la implicación de Washington en las explosiones de los gasoductos Nord Stream 1 y 2. "Se trata de ventajas competitivas para Estados Unidos. No pueden conseguirlas en un entorno competitivo, están perdiendo esta competición, están destruyendo todo lo que les impide salir adelante", explicó.
El proyecto que tendrá "un efecto múltiple para toda la economía" rusa
El proyecto es realizado por la compañía energética Novatek, el mayor productor independiente de gas natural de Rusia. La base de sus recursos es el yacimiento de Útrenneye, situado en la península de Gydán, en la circunscripción autónoma de Yamalo-Nenets, a unos 70 kilómetros del proyecto Yamal LNG.
Hasta el 31 de diciembre de 2020, las reservas probadas y probables del yacimiento eran de 1.434 billones de metros cúbicos de gas natural y 90 millones de toneladas de hidrocarburos líquidos. En el marco del proyecto se prevé la construcción de tres líneas de producción de GNL con una capacidad anual de 6,6 millones de toneladas cada una, lo que representa 19,8 millones de toneladas de GNL y hasta 1,6 millones de toneladas de condensado de gas estable al año.
De acuerdo con Novatek, la construcción del proyecto se basa en un innovador concepto de construcción que utiliza estructuras basadas en la gravedad (GBS), es decir, estructuras de soporte que se mantienen fijas en su lugar debido a su propio peso. Gracias a las GBS, así como la amplia localización de la fabricación de equipos y materiales en Rusia, las inversiones en bienes de capital (CAPEX) por tonelada de GNL se reducirán considerablemente, garantizando un precio de coste bajo de los productos y la máxima competitividad en el mercado energético.
La primera línea de producción fue puesta en marcha en septiembre de este año y se espera que empiece a funcionar en pleno rendimiento en el primer trimestre de 2024. La segunda línea también podría empezar a producir gas natural licuado en diciembre del próximo año.
En agosto, el presidente ruso, Vladímir Putin, señaló que la realización de proyectos como este "permitirá dentro de 5-6 años duplicar las capacidades, considerando que la construcción del nuevo puerto en la zona está en plena marcha". "Sin duda alguna, los proyectos de producción de gas natural licuado (GNL) son importantes por tener un efecto múltiple para toda la economía y permitirnos conquistar la proporción que necesitamos en el mercado mundial de GNL y desarrollar los sectores conexos", sostuvo.
EE.UU. apunta a convertirse en el mayor proveedor de GNL
Así, dado que el Arctic LNG 2 cuenta con grandes reservas de gas natural y su ubicación en el Ártico le permitirá exportar gas tanto al mercado europeo como al asiático, se cree que este proyecto podría reforzar significativamente las posiciones de Rusia en el mercado energético mundial. Sin embargo, este hecho preocupa a EE.UU., que apunta a convertirse en el mayor proveedor de GNL del mundo.
Entre los proyectos propios del país norteamericano figuran Plaquemines LNG, de Venture Global LNG Inc. en el estado de Luisiana, así como la ampliación de las plantas de Corpus Christi, de Cheniere Energy Inc. en Texas. Además, hay un proyecto conjunto de la empresa petrolera estadounidense ExxonMobil y la compañía estatal de gas catarí QatarEnergy, con el que se espera agregar 16 millones de toneladas de GNL por año al mercado energético a partir de 2025.
Se estima que estos proyectos representarán más del 70 % de nuevos suministros que entrarán en funcionamiento en los próximos 12 meses. Al mismo tiempo, este porcentaje podría ser aún mayor si Washington logra sabotear el trabajo del Arctic LNG 2, que permitirá al país consolidar su estatus de principal proveedor a nivel mundial. Además, las autoridades estadounidenses han declarado en repetidas ocasiones que, junto con sus aliados, buscan privar a Rusia de cualquier ingreso de las exportaciones de petróleo y gas.
En este contexto, no es sorprendente que EE.UU. recurra a las sanciones y otros medios para acabar con los rivales de sus empresas energéticas.
Impedir que otros países compren el gas producido por Arctic LNG 2
Aunque anteriormente Washington ha tratado de evitar aplicar medidas estrictas para no aumentar la presión sobre sus aliados que enfrentan escasez de gas natural, como los países europeos que han decidido reducir significativamente su dependencia del gas ruso, ahora apunta directamente a la capacidad de Moscú para exportar esta fuente de energía.
De tal manera, al imponer sanciones contra el Arctic LNG 2, Washington pretende impedir que los países europeos, que todavía importan cierta cantidad de gas ruso, y los asiáticos compren el GNL producido en el marco del proyecto energético. Francis Bond, especialista en sanciones de la firma de abogados Macfarlanes, opina que las autoridades estadounidenses buscan "intoxicar el proyecto en su totalidad" y ejercerían "presión sobre cualquier empresa" extranjera que quiere comprar gas del Arctic LNG 2.
Según el presidente del Comité de Energía de la Duma Estatal de Rusia, Pável Zavalny, el deseo Washington de poner fin a la existencia del proyecto responde a sus intereses. "Nada nuevo, todo es muy cínico y pragmático. Al estilo estadounidense: nada personal, solo negocios. Así es como promueven sus intereses", aseguró.
Por su parte, el jefe de Novatek, Leonid Mijelsón, considera que las sanciones contra el Arctic LNG 2 representan una "evaluación de la profesionalidad" de la empresa. A modo de broma, culpó de las sanciones al año 2022, cuando los precios del GNL eran altos en todo el mundo, lo que agradaba a los proveedores estadounidenses. "Les gustaría mantenerlo. Cuantos menos proyectos existan, más altos serán los precios", dijo. A su vez, Mijelsón considera que el mercado del gas necesita precios más bajos para aumentar el consumo, por lo que es necesario crear más proyectos como el Arctic LNG 2.
Consecuencias para los accionistas extranjeros
Novatek posee una participación del 60 % en el proyecto, mientras que otros accionistas son compañías extranjeras: la francesa TotalEnergies, la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), la petrolera estatal China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) y el consorcio japonés formado por la empresa comercial Mitsui & Co y la estatal JOGMEC. Cada una tiene participaciones del 10 %.
De acuerdo con Bloomberg, las sanciones estadounidenses amenazan con hacer que los esfuerzos de Tokio en materia de su seguridad energética vayan en contra de sus relaciones con los aliados occidentales. Aunque Japón ha impuesto restricciones a Moscú, se resiste a renunciar al gas natural que utiliza para generar aproximadamente un tercio de su electricidad e insiste en que el GNL ruso es necesario para satisfacer sus necesidades energéticas.
El consorcio Mitsui & Co y JOGMEC recibirá dos millones de toneladas de gas al año de sus acciones, lo que equivale aproximadamente al 3 % del suministro total contratado a largo plazo por Japón. Mitsui declaró que "actualmente está estudiando los detalles específicos". Por su parte, JOGMEC está "recabando información de las partes interesadas y llevando a cabo una investigación exhaustiva sobre el desarrollo de la situación".
Mientras tanto, el ministro de Finanzas de Francia, Bruno Le Maire, afirmó que las sanciones estadounidenses contra el Arctic LNG 2 "no parecen suponer un gran riesgo para el suministro de gas a Europa", añadiendo que París está en contacto con Washington sobre las consecuencias de la medida. Al ser preguntado si la petrolera francesa debería seguir participando en el proyecto, el ministro indicó que es demasiado pronto para decirlo. "Estamos supervisando la situación y evaluando las consecuencias de la decisión estadounidense", subrayó.
Mientras, el director adjunto de la dirección de energía del Instituto de Energía y Finanzas ruso, Alexéi Belogóriev, está convencido de que las sanciones estadounidenses están principalmente destinadas a los accionistas del proyecto. "Es poco probable que se produzca la huida del capital del Arctic LNG, pero puede tener algunas consecuencias. Mediante la restricción no comercial de los competidores, presionando a los futuros compradores, EE.UU. está intentando expulsar del mercado a su principal competidor potencial [Rusia]", explicó.
Según sus palabras, en el mercado del GNL no se han producido casos de este tipo, a diferencia del mercado del petróleo. "Es la primera vez que EE.UU. intenta deshacerse de sus competidores directos de una manera tan dura", añadió.
Probabilidad de mayores perturbaciones en el mercado energético
Actualmente, el mundo experimenta una situación inestable en el mercado energético provocada por los problemas de cadenas de suministro, que comenzaron durante la pandemia y se intensificaron después del inicio de la operación militar rusa en Ucrania.
En este contexto, es probable que los problemas de suministro empeoren debido al aumento de las tensiones políticas en varias regiones del mundo en los últimos años, lo que pone en peligro el funcionamiento estable de las economías de muchos países. El transporte de fuentes de energía suele realizarse por mar, por ejemplo a través de los estrechos de Taiwán, Malaca, Ormuz o el canal de Suez, pero los conflictos actuales han dificultado esta tarea.
En esta línea, la escalada del conflicto palestino-israelí supone una grave amenaza para el suministro de petróleo y GNL a través del estratégicamente importante estrecho de Ormuz. El canal de Suez, que permite el paso de la navegación entre Europa y Asia sin necesidad de rodear África, también está en peligro, debido al intenso tráfico de buques y a su proximidad a la zona del conflicto.
Financial Times advierte que el deseo de los estadounidenses de paralizar el Arctic LNG 2 podría dañar la economía global. Según el medio, "por primera vez, EE.UU. está arremetiendo contra la capacidad de Rusia para exportar gas natural licuado, lo que podría provocar perturbaciones en los mercados energéticos mundiales, algo que Washington había intentado evitar hasta ahora".