Este jueves hay cambio de mando en Ecuador: el banquero Guillermo Lasso entregará la Presidencia al joven y también millonario Daniel Noboa, quien llegó al puesto tras ganar en elecciones extraordinarias y gobernará hasta mayo de 2025, para terminar el período que comenzó su antecesor en 2021.
Lasso, a quien le tomó 10 años de proselitismo llegar al poder y consiguió la primera magistratura en su tercera candidatura, apenas gobernó dos años y medio, de los cuatro que estaban previstos. Su mandato terminó de manera anticipada, luego de decretar muerte cruzada y disolver la Asamblea Nacional en mayo pasado —cuando esta llevaba un juicio político en su contra—, medida que obligó a llamar a comicios legislativos y presidenciales adelantados.
"En resumen, el legado de Lasso es un modelo empresarial neoliberal libertario oligárquico, con resultados sociales derrumbados, a los que hay que unir la explosión de la inseguridad ciudadana por el desarrollo de la delincuencia y las mafias, un fenómeno inédito en la historia nacional", opina el analista político e historiador ecuatoriano Juan Paz y Miño.
Violencia
Durante la gestión de Lasso, la violencia se exacerbó en Ecuador, llegando a niveles históricos de asesinatos. En 2022, la nación suramericana vivió su año más sangriento, con 4.603 homicidios intencionales en los 12 meses, eso significó un promedio diario de 10,4 casos y una tasa de 25,9 por cada 100.000 habitantes, según datos oficiales. El 2023 se perfila aún peor.
Solo en el primer semestre de este año se registraron 3.599 homicidios intencionales, equivalentes a un promedio de 19,72 casos diarios, cifra que casi duplica el registro del 2022. Este delito se incrementó en este período 69,13 %, en comparación con el mismo lapso del año previo y 528,10 % respecto al de 2019, según se desprende del Boletín Semestral de Homicidios Intencionales en Ecuador, publicado en septiembre pasado por el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO).
"De continuar esta tendencia, el país cerraría el año con más de 7.000 homicidios y con una tasa por sobre los 35 por cada 100.000 habitantes", indica el boletín.
En ese documento, que recoge datos del Ministerio del Interior, la Policía Nacional del Ecuador y la Fiscalía General del Estado (FGE), se señala que el país andino es "uno de los países más violentos de Latinoamérica y el mundo".
La violencia no solo afecta a los ecuatorianos en las calles, sino que se vive en las cárceles del país. Solo desde el inicio de la administración de Lasso, que comenzó en mayo de 2021 hasta julio pasado, se cuentan al menos 13 masacres carcelarias en Ecuador, que dejaron un saldo de alrededor de 383 reos asesinados, según datos oficiales; esto incluye la peor matanza en una prisión en la historia de la nación, ocurrida el 28 de septiembre de 2021 en la Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil, que dejó 125 reclusos muertos.
Energía, economía y pendientes
Aunque Lasso presentó el martes el libro '900 días: Democracia y resultados', en el que resume su gestión de gobierno, la realidad es que será más recordado por la lista de cosas que quedaron pendientes y por lo que Paz y Miño señala como "resultados sociales desastrosos", datos que pueden seguirse con las publicaciones oficiales y con las que han difundido instituciones internacionales.
El mandatario saliente deja a su sucesor una crisis energética, que trajo consigo, desde finales de octubre, apagones en el país suramericano, que no tenía este tipo de racionamientos eléctricos desde hacía 14 años.
En materia económica, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un déficit fiscal de 5.000 millones de dólares, que representa cerca del 4 % del Producto Interno Bruto (PIB), al cierre de este año. En el último reporte, publicado en octubre, este organismo recortó la proyección de crecimiento del país suramericano para 2023 a 1,4 %, del 2,9 % que había vaticinado a principios de año. La perspectiva para 2024 también disminuyó, al pasar de 2,8% a 1,8%.
Lasso prometió la generación de 2 millones de empleos, algo que no se concretó. En cuanto a la pobreza, aunque en junio de 2022 —un año después de haber iniciado su mandato— bajó a 25 %, del 32,2 % que había en el mismo mes de 2021, cuando apenas el país salía de la pandemia del covid-19, en el sexto mes de 2023 se registró un aumento de dos puntos porcentuales, subiendo a 27 %, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). La pobreza extrema varió en estos tres últimos años en 14,7 %, 10,7 % y 10,8 %.
El mandatario saliente deja a su sucesor una crisis energética, que trajo consigo, desde finales de octubre, apagones en el país suramericano, que no tenía este tipo de racionamientos eléctricos desde hacía 14 años.
El mandatario saliente tampoco cumplió su ambiciosa meta de duplicar la producción petrolera, y no solo no la alcanzó, sino que terminó con cifras menores a la heredada; el anuncio de vender el avión presidencial Legacy EMB 135-BJ resultó en un intento fallido; no concretó su promesa de campaña de cancelar las liquidaciones que se le deben a extrabajadores de medios incautados; y quedó pendiente la construcción de 450.000 viviendas.
Lasso también dijo que firmaría al menos 10 acuerdos comerciales, bajo el eslogan de "más Ecuador en el mundo y más mundo en el Ecuador". A la fecha se concretaron solo con Costa Rica, China y Corea del Sur; y recién la semana pasada se rubricó un memorando de entendimiento con República Dominicana para iniciar negociaciones. Asimismo, se frustró la intención de formar parte de la Alianza del Pacífico.
Sin embargo, sí hubo algunos objetivos de su plan de gobierno que se cumplieron, como el programa de vacunación contra el covid-19, inmunizando a 9 millones de personas en los primeros 100 días de su administración; el aumento del salario mínimo, que pasó de 400 dólares al inicio del mandato a 450 actualmente, un incremento de 25 dólares por año —aunque su meta era llegar a los 500 dólares en el período completo—; y la disminución de la desnutrición infantil, que cayó 3,5 % este año, en comparación con 2018, según los datos publicados en la Encuesta Nacional de Desnutrición Infantil (ENDI).
"Retroceso histórico"
Paz y Miño insiste en que la administración de Lasso "ha implicado un verdadero retroceso histórico del país", que dio continuidad al modelo empresarial-neoliberal revivido por Lenín Moreno (2017-2021) y "lo consolidó bajo formas oligárquicas".
Además, califica a ese gobierno saliente como un "segundo ciclo plutocrático", porque sigue las líneas de lo que fuera el primero, entre 1912-1925, es decir, "rentismo y acumulación privada, con Estado despótico, basado en disminuir o suprimir impuestos (hay que sumar la evasión y los fondos en paraísos fiscales), achicar el Estado hasta asfixiar los bienes y servicios públicos para privatizarlos, precarizar y flexibilizar el trabajo y blindar el sistema con el control de los principales aparatos del Estado".
¿Qué esperar del nuevo presidente?
"Noboa no alterará el modelo económico heredado", opina Paz y Miño, que se muestra escéptico respecto a las esperanzas que amplios sectores nacionales han depositado en el nuevo gobierno.
Para el analista, Noboa quizás "suavice comportamientos políticos", como el enfrentamiento y la persecución a los opositores y principalmente ante la izquierdista Revolución Ciudadana (RC), pero no ve "cómo pueda realizar un programa de redistribución de la riqueza, sin privatizaciones, sin flexibilidad laboral, cobrando impuestos a los ricos, sujetando al sector privado a los intereses nacionales y a través de un Estado fuerte, reconstituido en sus capacidades".
"Así es que veo un gobierno que dará continuidad a las visiones que tuvieron otros gobernantes empresariales del pasado, como León Febres Cordero, Sixto Durán Ballén, Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad, Gustavo Noboa, Lucio Gutiérrez y, naturalmente, Moreno y Lasso", comenta Paz y Miño.
Añade que el bloque de poder tiene quiebres actuales, temporales, porque Lasso resultó un fracaso, "pero se reunificará en torno al gobierno de Noboa".
Promesas
En el plan de gobierno que presentó ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) para inscribir su candidatura, Noboa promete trabajar en cuatro ejes: social, económico, institucional y productivo, y medioambiental.
El tema de la inseguridad lo aborda en el eje social. Señala que aunque esta crisis "parece multifacética y desalentadora", existe "un abanico de posibilidades para prevenir y reducir la violencia", con un compromiso colectivo y gubernamental.
Promete un programa de desarrollo socioeconómico "inclusivo", que estará enfocado en la creación de oportunidades de empleo, mejora de la calidad de la educación y el acceso a servicios básicos.
También plantea una reforma del sistema judicial y policial, medidas para garantizar la transparencia y rendición de cuentas de las fuerzas de seguridad, fomentar la creación de programas de vigilancia comunitaria y la denuncia ciudadana, así como implementar medidas de seguridad basadas en el diseño urbano. En lo que se refiere a la crisis penitenciaria, prevé afrontarla con inversión en infraestructura, el fortalecimiento de programas de reinserción y mejorando la formación y capacitación del personal.
Noboa también promete el mejoramiento de la calidad educativa; fortalecer la atención primaria de salud, crear programas de prevención en toda la red del sistema pública sanitario y modernizar las clínicas y centros de salud; así como inclusión socioeconómica e integración social de migrantes.
En materia económica, propone la reducción de las tasas de desempleo y creación de empleos de calidad, atraer la inversión extranjera directa, proteger la dolarización, aumentar las reservas internacionales, control de la inflación, actualizar regularmente el salario mínimo y fomentar su equidad, luchar contra los paraísos fiscales y la persecución de evasores tributarios. La duda, por ahora, es cómo lo llevará a cabo.
Empresas 'offshore' y deuda familiar
Noboa llega a la Presidencia apareciendo en los 'Papeles de Pandora', al igual que Lasso. En esos documentos, se señala al joven de tener al menos dos empresas 'offshore' —Lanfranco Holdings S.A. y Festil Investments S.A.— en Panamá, país que es considerado por Ecuador como un "paraíso fiscal", incluido en la lista del Servicio de Rentas Internas (SRI), algo que contraviene a las leyes locales.
Asimismo, se conoce que el mayor deudor tributario de Ecuador es la Exportadora Bananera Noboa, una empresa del Grupo Noboa, que es propiedad de la familia del nuevo mandatario, cuya deuda al SRI asciende a más de 89 millones de dólares.
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