Al rechazar participar este sábado en una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU en relación con el bombardeo contra la ciudad rusa de Bélgorod por parte del régimen de Kiev, la República Checa demostró su "cobardía", dijo el representante permanente adjunto de Rusia ante las Naciones Unidas, Dmitri Polianski.
Después del ataque ucraniano, dirigido deliberadamente contra la población civil, Moscú solicitó una reunión del Consejo de Seguridad. También exigió la presencia del representante permanente checo ante la ONU para que "explique el suministro que realiza su país de las municiones que matan a los civiles", refiriéndose al hecho de que los ucranianos utilizaron un lanzacohetes múltiple Vampire, de producción checa.
Praga, por su parte, rechazó asistir, afirmando que "no servirá a la propaganda [rusa]". "Nos negamos a ser convocados por Rusia en cualquier lugar", escribió en su cuenta de X el ministro de Asuntos Exteriores checo, Jan Lipavsky, añadiendo que "cuando Rusia quiera abordar la retirada de sus tropas", su país "estará encantado de asistir".
"Tomamos nota de su cobardía y simpleza. Suponemos que la República Checa dejará de participar en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre [la situación en] Ucrania", respondió Polianski.
El 30 de diciembre, las tropas de Kiev bombardearon la plaza central de Bélgorod, en la que había una pista de patinaje y atracciones navideñas con motivo de las fiestas. Las Fuerzas Armadas de Ucrania atacaron la urbe usando dos misiles Oljá, equipados con municiones de racimo prohibidas, y un lanzacohetes múltiple Vampire.
De acuerdo con el Ministerio de Salud ruso, 24 civiles murieron, 4 de los cuales eran niños, y 107 personas resultaron heridas de diversa gravedad, entre ellas más de 10 niños.
A su vez, el representante permanente de Rusia ante Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, destacó que el ataque de Ucrania contra Bélgorod "es un acto deliberado de terrorismo contra los civiles".