Ciencias
Trastornos en el sueño podrían ser la primera señal del Alzheimer
Científicos estadounidenses han revelado que cuando aparecen los primeros signos del Alzheimer, en el cerebro se produce un cambio en los ciclos del sueño, lo que podría convertirse en un marcador precoz de esta enfermedad.
Los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington llegaron a esas conclusiones, tras realizar un experimento en ratones genéticamente transformados que desarrollaron Alzheimer cuando envejecían. Los especialistas descubrieron que cuando aparecieron las primeras placas en el cerebro de los animales se alteró drásticamente su ciclo normal del sueño.
Una de las teorías predominantes señala que uno de los responsables de la enfermedad es la acumulación de una proteína beta-amiloide, que forma placas en el cerebro. Los estudios previos demostraron que los niveles de esa proteína en el cerebro aumentan naturalmente cuando los ratones sanos están despiertos y disminuyen después que se quedan dormidos.
Los ratones sanos solían dormir durante 40 minutos durante cada hora del día. Sin embargo, cuando las placas del Alzheimer comenzaron a formarse en su cerebro, la fluctuación de beta-amiloide cambió y la duración promedio del sueño disminuyó a 30 minutos por hora.
«Si se comprobara en los humanos que se producen trastornos del sueño en las primeras fases del Alzhéimer, esos cambios podrían presentarnos una señal fácilmente detectable de la enfermedad», indica David M. Holtzman, coordinador de la investigación.
Hasta ahora los médicos podían detectar la enfermedad cuando los pacientes ya presentaban problemas de memoria o trastornos cognitivos y el Alzheimer ya estaba en sus etapas avanzadas. Con este nuevo hallazgo los especialistas podrán comenzar a tratar a los pacientes en las primeras etapas de la enfermedad.
Una de las teorías predominantes señala que uno de los responsables de la enfermedad es la acumulación de una proteína beta-amiloide, que forma placas en el cerebro. Los estudios previos demostraron que los niveles de esa proteína en el cerebro aumentan naturalmente cuando los ratones sanos están despiertos y disminuyen después que se quedan dormidos.
Los ratones sanos solían dormir durante 40 minutos durante cada hora del día. Sin embargo, cuando las placas del Alzheimer comenzaron a formarse en su cerebro, la fluctuación de beta-amiloide cambió y la duración promedio del sueño disminuyó a 30 minutos por hora.
«Si se comprobara en los humanos que se producen trastornos del sueño en las primeras fases del Alzhéimer, esos cambios podrían presentarnos una señal fácilmente detectable de la enfermedad», indica David M. Holtzman, coordinador de la investigación.
Hasta ahora los médicos podían detectar la enfermedad cuando los pacientes ya presentaban problemas de memoria o trastornos cognitivos y el Alzheimer ya estaba en sus etapas avanzadas. Con este nuevo hallazgo los especialistas podrán comenzar a tratar a los pacientes en las primeras etapas de la enfermedad.
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