Los griegos no dan un euro por el euro: Un tercio de la población saldría de la eurozona
Grecia ha sido uno de los países que más ha sufrido con la crisis de la deuda soberana europea que arrancó en 2010, tanto es así que, a día de hoy, ya ha aprobado tres acuerdos con los acreedores de la Unión Europea y el FMI, una política que ha influido considerablemente en la reducción de su PIB.
En estos días Atenas obtendrá 31,5 millones de dólares en préstamos, lo que -según los economistas- conllevará de nuevo una fuerte caída del PIB en 2012-2013. Por otro lado, Grecia no ha logrado financiación para los próximos años y sigue bajo la amenaza de una congelación de los préstamos, lo que podría desatar el riesgo de default.
En este caso el país tendría que imprimir su propia moneda para pagar sus obligaciones. Su antigua moneda, el dracma (sustituido por el euro en 2001), estaba sujeto a la inflación, y su retorno, acompañado de una caída brusca, podría dar lugar a que los depósitos bancarios se depreciaran.
Por otro lado, Grecia no tiene capacidad para controlar la emisión de dinero en la zona euro y un tipo de cambio alto hace que la economía griega no sea competitiva.
Hace dos semanas el Parlamento de Grecia aprobó nuevas medidas de austeridad por 13.500 millones de euros pese a las protestas masivas por medio de las cuales la gente muestra su profundo rechazo ante esta iniciativa que consideran desastrosa para la sociedad.