¿Privilegio o abuso?: EE.UU. quiere cobrar a los países en los que tiene bases militares
Estados Unidos quiere más. Lo quiere todo. Según diferentes informaciones, el presidente norteamericano, Donald Trump, ha requerido un informe al Departamento de Defensa para conocer la cifra exacta de dinero que obtendría en el caso de cargar los costes de los despliegues a los países aliados con bases norteamericanas. Pero no se ha quedado ahí, sino que además pretende solicitar un 50% extra de esa cantidad por tener el privilegio de acoger militares norteamericanos (programa Coste más 50). Sobre esta cifra, es decir el 150% del coste del despliegue de militares estadounidenses, se planea establecer un descuento en función del alineamiento político de los países en cuestión. No, de verdad que no es una broma.
Se hace necesario recordar que esta iniciativa norteamericana no es nueva en este sentido, pues Estados Unidos, por medio de la OTAN, lleva años buscando fórmulas para incrementar en todo lo posible la inversión de los países aliados en Defensa, lo que supone una contraprestación encubierta, pues Estados Unidos supone más del 30% de la industria armamentista mundial. En la reunión de la OTAN en Bruselas celebrada en julio de 2018, en la que se produjeron tensiones que incluso obligaron a abandonar la reunión a los representantes de los países invitados, Donald Trump ya advirtió que el gasto en Defensa debería elevarse al 2% del PIB, pero que el objetivo final es el 4%. Para Estados Unidos el gasto en Defensa no es justo y quiere que los países aliados contribuyan más.
Una situación que hasta la llegada de Donald Trump se mantenía en reuniones más o menos diplomáticas y dentro de una relación de cordialidad, pero que en los últimos tiempos se ha tornado en amenazas, exigencias y broncas públicas. De hecho, el pasado verano, antes de la mencionada cumbre de la OTAN, Donald Trump llegó a solicitar un estudio sobre el coste del repliegue de fuerzas norteamericanas de Alemania tras aseverar que el país germano "debe grandes sumas de dinero a Estados Unidos y la OTAN". Y si tenemos en cuenta la retirada de militares norteamericanos de Oriente Próximo no parece que estemos ante una bravata.
¿Cuánto podría recaudar Estados Unidos?
Para hacernos una idea de lo que podría suponer esta cifra que se pretende solicitar, el 150% del coste del despliegue norteamericano, sería bueno señalar que Alemania en la actualidad reporta el 28% de los costes antes mencionados, unos 1.000 millones de dólares anuales. Si aplicáramos la tasa del 150% Alemania quintuplicaría su contribución hasta llegar a los 5.357 millones de dólares anuales. Esta cifra, supone más de un 10% del presupuesto del gasto en Defensa en Alemania, que en 2019 se situó en 42.900 millones de euros.
Alemania es el segundo país del mundo con más militares norteamericanos (34.602) después de Japón (38.818), por lo que es de suponer que el Coste más 50 en el caso de Japón se acercará a los 6.000 millones de euros anuales. Cifra no muy lejana de la que tendrán que abonar los surcoreanos, pues en la República de Corea se considera que hay unos 28.500 militares norteamericanos desplegados.
En total, se estimaba que Estados Unidos poseía unas 800 bases militares en más de 70 países en el año 2015 y su coste ascendía a los 100.000 millones de dólares anuales. Por lo tanto, lo que espera recaudar Estados Unidos con su programa Coste más 50 se aproxima a 150.000 millones de dólares anuales. Esta recaudación, además, se vería incrementada indirectamente por los aumentos del gasto en defensa al que se han comprometido los países aliados, como España (que aseguró que casi duplicaría su gasto para 2024, aunque no llegaría al 2% exigido), y de forma directa por el dinero obtenido por la instalación de nuevas bases, como es el caso de Polonia, que está dispuesta a pagar 1.700 millones de euros por la instalación de una base norteamericana.
El gran obstáculo del programa Coste más 50
Sin embargo, lo que Estados Unidos entiende como un privilegio muchos ciudadanos de diferentes partes del mundo lo consideran un abuso. En España, por ejemplo, diversos colectivos han protestado durante años por el uso de las bases norteamericanas de Rota (Cádiz) y Morón de la Frontera (Sevilla), las cuales pueden albergar con la ratificación del último acuerdo (de 2015 y válido hasta 2021) hasta 6.250 militares, 1.000 civiles y 500 funcionarios.
Estas bases militares, que podrían costarle a España unos 1.000 millones de dólares anuales, han sido una fuente de permanente discordia por cuanto una parte de la ciudadanía siente que su establecimiento se produjo mediante engaños y subrepticios, dado que el referéndum para la permanencia de España en la OTAN incluía una serie de condiciones que con el paso del tiempo se han incumplido. Las condiciones incumplidas eran:
- España no se integraría en la estructura militar de la OTAN.
- No se permitiría instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español.
- Se reducirían progresivamente la presencia militar norteamericana.
Más allá de España, no es complejo encontrar protestas ante la existencias de bases militares norteamericanas, aunque por diferentes motivos, como las acaecidas en Alemania (Ramstein) o en Japón (Okinawa).
¿Por qué esta nueva vuelta de tuerca?
Esta vuelta de tuerca, este intento de exprimir todavía más a lo que los norteamericanos llaman países aliados, pero en realidad son países subordinados, solo es una muestra más de la situación de incertidumbre que se vive a nivel mundial por las muestras de debilidad del capitalismo y de Estados Unidos. Y la amenaza que representa tanto Rusia como China para ese ya debilitada supremacía, hasta el punto de encontrar medios occidentales que no solo consideran a China la primera potencia económica, sino que también dudan de la superioridad militar de los Estados Unidos.
Vivimos un período histórico, pues estamos ante una fase de ruptura del antiguo orden internacional, en el que Estados Unidos era la única gran potencia, que dará lugar a la creación de un nuevo orden internacional en el que varias potencias se repartirán el poder. El capitalismo, con su actualización más moderna (la globalización), deberá mutar o colapsará.
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