El Servicio Secreto de EE.UU. está al tanto de la broma de Johnny Depp sobre el asesinato de Trump
Este jueves, el actor Johnny Depp ha presentado una proyección de la película 'El libertino' ('The Libertine') en el Festival de Glastonbury de Artes Escnénicas Contemporáneas que se celebra cerca de Pilton, en el condado de Somerset (Reino Unido).
Durante una charla con el público, el actor mencionó en forma de broma la posibilidad de asesinar a Donald Trump. Depp —que se ha mostrado muy crítico con el republicano desde la campaña presidencial— comenzó a hablar del jefe de Estado estadounidense diciendo que era una persona que "necesita ayuda", tras lo cual preguntó al público: "¿Pueden traer a Trump aquí?".
Fue entonces cuando llegaron sus polémicas palabras: "¿Cuándo fue la última vez que un actor asesinó a un presidente?", se preguntó. Depp hacía así referencia a un hecho clave de la historia del país norteamericano sucedido en 1865, cuando el actor John Wilkes Booth asesinó al entonces presidente Abraham Lincoln propinándole un disparo en la cabeza en un teatro.
Antre la fervorosa reacción de la multitud, Depp intentó rectificar: "Quiero aclarar, no soy un actor; miento para vivir" y se justificó diciendo que "solo era una pregunta". El actor admitió que sus comentarios podrían resultar controvertidos. "Por cierto, esto va a estar en toda la prensa y será horrible", vaticinó.
Desde el Servicio Secreto de EE.UU. han aclarado que están al tanto de los comentarios de Depp, pero "por razones de seguridad" no pueden "discutir" ni en general ni de manera específica "los medios y métodos" que emplean para cumplir sus "responsabilidades protectoras".
Por su parte, la Casa Blanca ha anunciado que las declaraciones de la estrella no eran "un desliz", sino más bien un intento deliberado de difundir ideas "viles" que podrían inspirar "a los locos que desean hacer daño". En concreto, la consejera de Trump, Kellyanne Conway, ha asegurado que "esa broma no es divertida" porque "estas cosas son reales".
Las palabras del actor llegan después del revuelo creado por las imágenes de la humorista estadounidense Kathy Griffin, que a finales de mayo exhibió una cabeza cortada de muñeco que se parecía a la cara de Trump.