Bajo el pretexto de la promoción de la democracia y los valores occidentales, EE.UU. injiere en los asuntos internos de diferentes países, derroca Gobiernos por todo el mundo y ha sido capaz de calcular el mejor momento para llevar a Ucrania a una revolución, opina el columnista del diario 'Boulevard Voltaire' Quentin Jacquet.
"El momento fue ideal ya que en febrero del año pasado Vladímir Putin estaba ocupado preparándose para los Juegos Olímpicos en Sochi y no pudo impedir el derrocamiento ilegal del presidente de Ucrania", destaca el columnista.
Jacquet recuerda también que Washington ya llevó a cabo la 'revolución naranja' en Ucrania en 2004, y en 2014 volvió a tener éxito, apoyándose esta vez en los nacionalistas.
La entrada de Ucrania en la OTAN siempre ha sido inaceptable para Rusia tomando en consideración que la Alianza Atlántica se percibe en el mundo como una herramienta de EE.UU. para intervenir en Europa oriental, añade Jacquet.
Por su parte Rusia, de acuerdo con el columnista francés, nunca ha sido una amenaza para los países europeos durante los últimos 20 años ni ha hecho nada para desestabilizar la paz internacional mientras la OTAN se acerca cada vez más a sus fronteras. La única aspiración de Putin ha sido integrar a su país en el sistema económico internacional y contribuir al desarrollo del Estado, concluye el columnista.