Mientras los estadounidenses se preparan para elegir mañana, martes, a su nuevo presidente, el resto del mundo aguarda con expectación los resultados de las elecciones.
Así, mientras algunos líderes temen que el nuevo inquilino de la Casa Blanca opte por no dar continuidad a los compromisos adquiridos por la administración Obama, otros mandatarios esperan que el próximo presidente de EE.UU. haga cambios en política exterior, según un artículo publicado en 'Finantial Times'.
México, China, Arabia Saudita, los países de la Unión Europea y la OTAN, Reino Unido, Irán y Japón: ¿quién es su candidato favorito?
México
El candidato republicano, Donald Trump, ha propuesto acabar con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, establecer aranceles punitivos a las exportaciones de automóviles, deportar a más de 11 millones de inmigrantes indocumentados y construir un muro fronterizo a expensas de México. Unas propuestas que podrían golpear duramente la economía de este país.
Agustín Carstens, presidente del Banco Central de México, considera que una victoria de Trump supondría un "huracán" para el país, que exporta más del 80 por ciento de sus bienes al norte de su frontera. Por ello, el Gobierno lleva trabajando varios meses en un plan de contingencia que mitigue las consecuencias de una victoria del republicano, aunque todavía no ha anunciado ninguna medida concreta.
Los mexicanos siguen de cerca los resultados de las encuestas realizadas de las elecciones estadounidenses. De hecho, el pasado miércoles, el peso se desplomó a su mínimo en más de un mes frente al dólar por el temor a las consecuencias que el triunfo de Trump podría tener en la economía. En este sentido, la empresa Nomura Holdings calcula que el peso podría caer a 22 por dólar si gana Trump y recuperar aproximadamente el 17,9 si la victoria es para la candidata demócrata, Hillary Clinton.
Por su parte, el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, no se ha recuperado todavía de los desprecios sufridos durante el encuentro con Trump en el palacio presidencial, el pasado mes de agosto. No obstante, se ha comprometido a trabajar con cualquiera de los candidatos que sea elegido.
China
Para el presidente Xi Jinping y otros gobernantes comunistas chinos, las elecciones estadounidenses implican elegir entre lo "malo conocido" y otro candidato que, a sus ojos, es inquietantemente impredecible.
Mientras ocupó el cargo de secretaria de Estado, Clinton protagonizó algunos de los momentos más tensos en las relaciones entre ambos países. En este sentido, China sabe que la extitular de la diplomacia estadounidense, como presidenta, sería muy crítica con la situación de derechos humanos en el país y pondría, además, en entredicho sus reivindicaciones territoriales en el mar del Sur de China.
Por el contrario, la sugerencia de Trump de reducir o incluso retirar las fuerzas de EE.UU. de Corea del Sur y Japón supondría un regalo geopolítico para Pekín. Sin embargo, las intenciones del republicano de imponer aranceles comerciales y castigar a China por presuntamente manipular el valor de su moneda, el renminbi, también preocupa a las autoridades.
Arabia Saudita
Si hay un país que está extremadamente preocupado por una victoria de Trump en las urnas, ese es Arabia Saudita, que sabe que el resultado de las elecciones de EE.UU. cambiará Oriente Medio para lo bueno y lo malo.
Las declaraciones del magnate de prohibir la entrada de musulmanes a EE.UU. fueron solo el preámbulo a un proyecto de ley, defendido por los republicanos, que autoriza a los familiares de las víctimas de los atentados terroristas del 11-S a demandar ante la justicia estadounidense a Arabia Saudita por implicación en los ataques.
La llegada de Clinton a la Casa Blanca, sin embargo, sería mejor recibida por el reino, que ha donado millones de dólares a la Fundación Clinton. Además, las autoridades sauditas esperan que Clinton adopte una postura en Oriente Medio más dura que Obama, quien ha decepcionado a Arabia Saudita por su inacción en Siria y la apertura política a su gran enemigo, Irán.
La OTAN
Desde hace décadas, la organización se ha sustentado en el compromiso político de Washington, el poder militar y las enormes inversiones de sus socios. Una victoria del republicano podría derivar en fuertes divisiones internas y en nuevos planteamientos sobre cómo debe mantenerse esta defensa conjunta de Occidente.
Por otro lado, el trío de estados del Báltico observan una posible victoria de Trump con especial temor, después de que el magnate se negara a garantizar si saldría en defensa de Estonia, Letonia o Lituania en el caso de una intervención de Rusia, poniendo en duda el compromiso adquirido por la administración Obama.
La Unión Europea
Para la Unión Europea, una victoria de Trump supondría una profunda amenaza para dos elementos importantes de la política exterior de los Estados miembros: la liberalización del comercio y las sanciones contra Rusia.
Si la retórica contra los tratados comerciales de Trump se traduce en acciones proteccionistas, el republicano haría retroceder considerablemente la liberalización del comercio mundial, lo que sería un duro golpe para la ya asediada economía de la UE. Además, la victoria de Trump supondría probablemente el fin del TTIP, el acuerdo de libre comercio entre la UE y EE.UU.
Por otro lado, la llegada del republicano a la Casa Blanca supondría el deshielo en las relaciones entre EE.UU. y Rusia, una situación que pondría en jaque el consenso político alcanzado a la hora de imponer sanciones a Rusia por la crisis de Ucrania.
- La postura de España
Las autoridades españolas no se han manifestado públicamente a favor o en contra de los candidatos a la Casa Blanca pero, siguiendo la línea de la Unión Europea, el Gobierno de Mariano Rajoy prefiere la continuidad que ofrece Clinton.
Por un lado, la administración Obama ha considerado a España como un firme aliado en materia de seguridad y defensa. Desde finales de 2015, la base de Rota, en Cádiz, cuenta con cuatro destructores norteamericanos, que integran el componente naval del escudo antimisiles de la OTAN. Además, la base sevillana de Morón de la Frontera alberga la Fuerza de Respuesta de Crisis del Cuerpo de Marines, preparada para intervenir en cualquier momento en África y en el Mediterráneo, con una presencia permanente de 2.200 militares y 26 aeronaves.
Por otro lado, el Gobierno español es un fiel defensor del TTIP. "Hillary Clinton ha dicho que en principio no al TTIP, pero hay que recordar que siendo secretaria de Estado definió al TTIP como la nueva OTAN comercial, y Trump está absolutamente en contra de este tratado. Sin embargo, el periodo más peligroso para la ratificación de las cosas es el periodo en el que ha acabado la campaña electoral y se ha elegido un presidente en las elecciones, pero todavía está en funciones el anterior", dijo Cuca Hernández, portavoz de la campaña 'No al TTIP' e integrante de Attac, durante una entrevista con RT.
- La postura de Alemania
La canciller alemana, Angela Merkel, se ha negado a hacer públicamente comentarios sobre los dos candidatos, pero no hay duda de que comparte la opinión de muchos políticos alemanes que no soportarían ver a Trump como inquilino de la Casa Blanca.
Norbert Röttgen, jefe del Comité de Asuntos Exteriores del Bundestag, considera que una victoria de Trump "conduciría a la enemistad más profunda entre Alemania - y tal vez Europa - , y los Estados Unidos desde la guerra de Vietnam".
Según una encuesta del Instituto de Investigación Forsa, el 73% de los alemanes apoya a Clinton y, según otro sondeo de la televisión ZDF, un 80% creen que la elección de Trump sería mala para las relaciones bilaterales.
Reino Unido
A medida que se han ido aproximando las elecciones, el Gobierno del Reino Unido ha dado un paso atrás en sus críticas contra Trump. En julio, la primera ministra Theresa May, dijo que el candidato republicano estaba "totalmente equivocado" en sus acusaciones a la población musulmana del Reino Unido. Sin embargo, ahora, la campaña de Trump afirma que está teniendo "conversaciones muy productivas con representantes del ministerio de Asuntos Exteriores".
No obstante, un Gobierno de Clinton sería más familiar para el Reino Unido. De hecho, antes de convertirse en ministro de Asuntos Exteriores, Boris Johnson respaldó a la exsecretaria de Estado, si bien en un artículo asemejó a la Clinton con una "enfermera sádica en un hospital mental".
No obstante, las relaciones entre ambos países son muy estrechas y el desafío para Reino Unido pasa por cómo replantear las discusiones sobre Rusia, Oriente Medio y las relaciones comerciales post-Brexit con el próximo presidente estadounidense.
Irán
Los políticos iraníes y los empresarios del país están muy pendientes de las elecciones presidenciales estadounidenses, ya que el resultado podría acelerar la aplicación del acuerdo nuclear o desencadenar una nueva etapa de incertidumbres.
Por un lado, las fuerzas moderadas cercanas al presidente Hasán Rohaní apoyan la victoria de Clinton con la esperanza de que mantendrá el compromiso acordado con Obama, aunque saben que la candidata demócrata probablemente adopte una línea más dura contra los intereses de Irán.
Sin embargo, por otro lado, una victoria de Trump, que ha cuestionado el acuerdo nuclear, serviría para dar rienda suelta a los argumentos de aquellos que sostienen una línea más dura contra lo que consideran políticas anti-iraníes. En este sentido, el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, que ve a Estados Unidos como su gran enemigo, dijo el pasado miércoles: "Aquellos que piensen que si alcanzamos un compromiso con los Estados Unidos nuestros problemas estarán resueltos, están equivocados".
Japón
Las autoridades japonesas consideran a Clinton como "algo conocido", a pesar de que cuando fue secretaria de Estado ambos países no gozaron de las mejores relaciones.
Sin embargo, Clinton se ha opuesto al Tratado Transpacífico en varias ocasiones y algunos temen que pueda promover cambios en este acuerdo para hacer el TPP más aceptable entre sus electores. Algo a lo que Tokio, que ya ha ratificado el acuerdo, se opondrá.
Por otro lado, Japón teme una victoria del candidato republicano, ya que Trump ha declarado públicamente que las prácticas de comercio de ese país son injustas. No obstante, si es elegido, las autoridades niponas probablemente actuarán con cautela, tratando de descifrar que parte de la retórica de su campaña es real y cuál no lo es.