Diplomáticos de EE.UU. condenan la "caza de brujas" creada en torno al embajador ruso Kislyak
Exembajadores de EE.UU. en Rusia y diplomáticos extranjeros expresan su indignación por la "caza de brujas" generada en torno al embajador ruso en EE.UU., Serguéi Kislyak, y advierten del peligro de que esta "histeria" sobre Rusia que se vive en el Congreso y en los medios de comunicación acabe socavando los intereses estadounidenses en el extranjero, escribe 'The Hill'.
¿Cuál es el problema?
El pasado 13 de febrero Michael Flynn, exasesor de Seguridad Nacional de Trump, dimitió después de que la Oficina Federal de Investigación de EE.UU. (FBI) hiciera públicas en enero las conversaciones telefónicas entre él y Kislyak. Más tarde, volvió a surgir el nombre del embajador ruso en el escándalo sobre las presuntas conexiones con Rusia del fiscal general de EE.UU., Jeff Sessions, lo que volvió a generar ruido en torno a su persona. Kislyak fue calificado por parte de los medios estadounidenses como "reclutador de espías" (CNN) o "el diplomático más peligroso en Washington" (Politico).
"Es una bobada total", asegura Wayne Merry, alto miembro del Consejo Americano de Política Exterior, que trabajaba como diplomático en Rusia y conoce a Kislyak desde hace décadas. "Es una caza de brujas con paranoia e histeria en su mismo centro", declara el experto, añadiendo que le "incomoda mucho" lo que "estas teorías conspiratorias y esta paranoia lleguen de los estadounidenses".
¿Un superespía o, simplemente, un funcionario?
Esta misma opinión la comparten otros dos exembajadores de EE.UU. en Rusia, Michael McFaul, nombrado por el expresidente Barack Obama y John Beyrle, crítico del actual mandatario del país, Donald Trump, designado por el predecesor de Obama, George W. Bush.
Ambos diplomáticos sostienen que Kislyak se limitaba a hacer su trabajo y que no hay evidencia de ninguna colusión ilícita entre el embajador ruso y la campaña de Trump, lo que convierte en absurdas cualquier tipo de alegaciones acerca de que el diplomático ruso es la figura central de la supuesta interferencia rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses.
"Entra dentro de las funciones de Kislyak encontrarse con funcionarios gubernamentales y gente de campaña", explica McFaul. En estos términos se ha expresado Dmitri Peskov, portavoz del presidente ruso, Vladímir Putin, que en una entrevista con CNN subrayó que Kislyak, a la hora de conversar con los funcionarios estadounidenses, solo hacía su trabajo. "Lo hace cada embajador de Rusia en el extranjero y cada embajador de EE.UU. en el extranjero, también en Moscú", dijo Peskov, subrayando que "cuanto más se comunique un embajador con la gente en el país donde reside, mejor hace su trabajo".
Daño para la diplomacia
McFaul añadió que a la hora de encontrarse con Kislyak, algunos funcionarios de su país pueden tener ahora miedo de que los vayan a acusar de ser "agentes dobles", algo que, según él, "no es bueno" para las relaciones ruso-estadounidenses. "Es la falta de aliento habitual de Washington que acompaña en estos días cualquier historia sobre Trump o los rusos", añadió Beyrle.
Por su parte, Nikolas Gvosdev, profesor de seguridad nacional en la Escuela de Guerra Naval, subraya que esta tendencia es dañina para los intereses de EE.UU. en el extranjero. "Rusia todavía es un actor importante. No podemos no hablar con ellos. De verdad creamos problemas para la diplomacia con los rusos en el futuro", se lamenta Gvosdev. Según él, la histeria sobre Kislyak puede provocar una respuesta de Moscú que podría cerrar los canales extraoficiales necesarios para la cooperación entre ambos países.